Con un tanto de Claudio Herrera, otro de Facundo Boné y dos de Juan Manuel Olivera, River Plate se impuso 4-0 a Liverpool en el estadio Belvedere, en la fecha inicial del Clausura. El darsenero hizo todo bien: aprovechó las oportunidades con contundencia y se defendió de buena forma cuando el local, con más empeño que fútbol, trató de ponerse a tiro.

Tras un primer tiempo parejo, el punto de inflexión llegó sobre la hora. Luego de un córner bien ejecutado por Matías Jones, pelearon los grandotes por arriba, el balón quedó boyando en la espalda de todos menos de Herrera, quien, con vocación y olfato de centrodelantero puso el 1-0. Ese gol antes de irse al entretiempo fue clave en el partido. Como los buenos boxeadores, contando con el golpe de ventaja, River Plate juntó las líneas y se replegó ante las lógicas embestidas de Liverpool en su intento de empatar. A la primera que le quedó, ¡pimba! Los negriazules se tiraron arriba, fallaron los relevos en el contragolpe y Boné se escapó por la izquierda. Ante la salida de Guillermo de Amores, el extremo zurdo sacó un tiro cruzado que se colgó arriba y fue el 2-0 cuando habían transcurrido 10 minutos del segundo tiempo. Goles son ventaja, tranquilidad y planificación, cosas no menores si se tiene en cuenta que ambos equipos estaban conformados con muchas (¿demasiadas?) piezas nuevas. Con la renta a favor, el darsenero jugó con el reloj y se mantuvo seguro en la zona defensiva ante los apresurados intentos de Liverpool. Tuvo una posibilidad de descontar Adolfo Lima, uno de los nuevos en el equipo negriazul, pero su tiro fue débil y lo atajó Nicola Pérez.

Esta situación se mantuvo hasta que apareció Juan Manuel Olivera. El goleador y su oficio. Primero, para sacar jugo de otro contragolpe: encaró hacia la derecha, amagó patear –situación que le sirvió para dejar a un defensor y al arquero en el suelo–, cambió la pelota para la zurda y adentro. Luego, a los 37, seis minutos después de su primer gol, volvió a marcar, esta vez de penal, con un derechazo fuerte y al medio, luego de que bajaran dentro del área a Nicolás Rodríguez.

El partido no estaba liquidado, estaba recontraliquidado. Poco más pasó desde el 4-0. El juego continuó sólo por estrictas razones de obediencia al reloj.