Jones, Ernesto y Andrés vuelven a la pantalla de TNU. Esta vez no buscan fósiles, sino el rastro del científico Charles Darwin, que estuvo en Uruguay en 1832, cuando tenía 23 años y, a bordo del Beagle, emprendió un viaje de exploración por estas costas. A lo largo de los seis capítulos que conforman esta segunda temporada, Paleodetectives se propone mostrar qué evidencias de la teoría de la evolución se pueden encontrar en el territorio uruguayo y cómo Darwin se valió de datos recogidos en estas tierras para desarrollarla.

El punto de partida es una serie de preguntas: ¿sabías que Darwin estuvo en nuestro país a dos años de su creación?; ¿a que no sabías que para describir al primer toxodonte usaron un fósil encontrado en nuestro territorio?; ¿cuántos de nosotros sabemos que, observando a nuestros ñandúes, y comparándolos con los que encontró en el sur de Argentina, Darwin intuyó que el ambiente modificaba a los seres vivos?; ¿y que muchas de las espinas enormes de varias plantas autóctonas se deben a que en el pasado eran depredadas por gigantescos herbívoros? El desafío: reflexionar en torno a una teoría que modificó en su momento el curso de la ciencia a través de vivencias compartibles.

Si un recurso fundamental de Paleodetectives es el humor, su eje es la curiosidad. Los paleodetectives siguen siendo el doctor en Biología Washington Jones, el doctor en Física Ernesto Blanco y el magíster en Paleontología Andrés Rinderknecht, todos ellos científicos con amplia experiencia en sus respectivas especialidades e integrantes del Sistema Nacional de Investigadores. Del mismo modo que en la primera temporada, en cada capítulo reciben una pregunta formulada por un niño, por intermedio de la Organización Mundial de Niños Curiosos (OMNC), a la que definen como la organización secreta más importante del mundo. El domingo 1º de octubre podrá verse el primer capítulo, “¿Quién es ese viejo barbudo?”, en el que deben responder a la pregunta de Roque, que quiere saber si Charles Darwin es el Viejo de la Bolsa, ocasión que los científicos aprovechan para intentar responder quién es Darwin, por qué es importante y cuándo y en qué lugares estuvo en su paso por Uruguay en 1832.

Se mantiene, con respecto a la primera temporada, de 2015, la tónica del diálogo intergeneracional, que se caracteriza por colocar a los niños en una situación de poder: son ellos los que mandan, los que requieren respuestas, los que ponen a prueba, mientras que los adultos, los científicos, deben mostrarse a la altura de las circunstancias. “En general, suele ser más fácil y no más difícil dirigirse a un público conformado por niños, al menos en lo que respecta a mi experiencia. Si el tema les interesa, suele ocurrir que su curiosidad es mayor y sus prejuicios son menores que los de un adulto. En muchos casos, los adultos ya tienen asimiladas ciertas ideas sobre la ciencia y sobre ciertos conceptos científicos que pueden ser erróneas y que generan una dificultad extra, porque es preciso derribarlas antes de poder transmitir el mensaje que uno tiene”, dice Ernesto Blanco.

La segunda temporada tiene sus particularidades: “En este caso, los paleodetectives debemos ser más divulgadores y menos investigadores. En la primera temporada muchos capítulos trataban sobre trabajos de investigación realizados por nosotros mismos, por tanto se trataba de ficcionar nuestras interacciones y dinámica de trabajo real. Ahora hablamos de la teoría de la evolución y estamos actuando más como docentes o divulgadores. La parte de investigación es más ficticia, aunque eso sea una diferencia que notemos más nosotros que el público. Eso hace que debamos ser un poco más actores que en la temporada anterior, pero la experiencia recorrida ayuda a que pueda funcionar bien. Por otro lado, hay un desafío que es darle un toque local, uruguayo, a un tema universal como es la teoría de la evolución. Eso se hace apelando a ejemplos de fauna local y al hecho de que Darwin recorrió nuestro país durante su viaje como naturalista a bordo del Beagle. Debido a esto, hay más salidas y actividades fuera de la paleoguarida y, en particular, yo mismo tuve varias actividades fuera de la guarida y en el interior de Uruguay (algo que no pasaba en la primera temporada), y llegué incluso a usar la envidiada paleopuerta”, dice Blanco.

El hecho de que la teoría de la evolución darwiniana sea muy conocida –todos tenemos nociones básicas sobre ella, que, seguramente, incluyen unas cuantas ideas equivocadas– constituye al mismo tiempo una facilidad, porque hay una base sobre la que transmitir conocimiento nuevo o más específico, y una dificultad, porque es preciso hilar fino: “Respecto de la teoría de la evolución existen muchos malentendidos e interpretaciones erróneas en la población en general. Es un tema mucho más difícil de entender cabalmente de lo que se suele pensar. Pasa algo similar con la teoría de la relatividad de Albert Einstein o la mecánica cuántica: mucha gente ha oído hablar al respecto, conoce a sus protagonistas, pero desconoce las sutilezas conceptuales que encierran y el hecho de que hay aspectos de esas teorías y de su filosofía subyacente que siguen discutiéndose entre los propios científicos. El programa apunta directamente a esas concepciones erróneas. Te diría que casi todos los episodios se orientan a derribar al menos un mito o concepto erróneo sobre la evolución. Uno de los objetivos explícitos de la serie es no llover sobre mojado, sino apuntar a aquellos lugares que sabemos que están excesivamente secos. Espero que lo hayamos logrado; el tiempo dirá”.

Seis episodios

1. ¿Quién es ese viejo barbudo? Los paleodetectives ahondan en la importancia de El origen de las especies y en la teoría de la evolución y las objeciones que generó en el momento de su formulación.

2. ¿Los perros son lobos? Se explica qué es la selección natural y su papel para explicar no sólo por qué los animales actuales son como son sino cómo toda la vida del planeta está emparentada.

3. Bestias que ya no existen. Además de explicar por qué hay animales que ya no existen, se formula una dura lección de la evolución: los que no se adaptan abandonan el juego.

4. Somos lo que fuimos. Veremos cómo nuestros brazos tienen que ver con las alas de las aves, las patas de los anfibios y las aletas de los peces. Se plantea que toda la vida del planeta comparte estructuras comunes, evidencia y vestigio, a su vez, de millones de años de evolución.

5. La cooperación de las especies. En este capítulo se abordará el caso de los animales sociales y también cómo la cooperación entre distintos organismos es un disparador de la evolución. Además, se mostrarán falsedades del darwinismo social y la supervivencia del más fuerte, frase que Darwin nunca dijo (él habló de la supervivencia del más apto).

6. La evolución contraataca. En el sexto y último capítulo de la serie se sostiene que la evolución no es un proceso que se detenga... ¿o sí? ¿Cómo incide la selección cultural? Por otro lado, se afirma que el ser humano no es el ser más evolucionado, en el sentido de que existen especies más nuevas.

Dónde, cuándo, quiénes | Paleodetectives: la evolución en Uruguay, dirigida por Leo Lagos, se estrenará el domingo 1º de octubre a las 17.00 en TNU. Los episodios también estarán disponibles en la plataforma Domo, de Plan Ceibal. Los paleodetectives son Ernesto Blanco, Washington Jones y Andrés Rinderknecht; los niños curiosos son Ángeles Rossi y Dylan Cortés.