Ayer fue el Día del Futuro, y así lo será de ahora en más cada último lunes de setiembre. Esta fecha será la que marque el comienzo de un nuevo ciclo a la Comisión del Futuro del Parlamento, creada por ley por unanimidad de los legisladores en ambas cámaras, que tendrá cada año un eje propuesto como guía de discusión.
Este año el intercambio está centrado en torno a la Economía del Futuro, y desde el Poder Legislativo se sugirió debatir en torno a “El Parlamento del futuro”. Mediante intercambios con las organizaciones de la sociedad civil, el Poder Ejecutivo y la academia, sobre experiencias en el ámbito nacional y extranjero, legisladores de la mayoría de los partidos políticos compartieron su visión sobre la prospección y su inclusión en la agenda parlamentaria.
El presidente de la Cámara de Diputados, José Carlos Mahía, dijo que “Uruguay tiene la madurez política” suficiente para llevar a cabo este debate, que propuso abordar a partir de cuatro disparadores: el “radicalismo democrático” como “una apuesta a la democracia formal y sustancial” que asegure la misma cercanía de las políticas públicas a la población; la incidencia del crecimiento económico en el medioambiente, con la citación de dos “ejemplos prácticos que nos interpelan” –la cuenca del Santa Lucía y la faja costera–; la infraestructura necesaria para que otras políticas públicas sean posibles; y la educación como “clave para resolver el acceso al desarrollo”, mencionando el proyecto de ley que crea una Universidad de la Educación. El diputado del Frente Amplio (FA) también sugirió tratar como tema transversal la demografía y los desafíos como nación de una “población envejecida”, contemplando como posibilidades el estímulo a las políticas de natalidad o inmigración.
La construcción de la prospección
Durante una primera parte, la antropóloga Lydia Garrido, investigadora de los Laboratorios del Futuro de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), y el abogado Fabrizio Scrollini, director de la Iniciativa Latinoamericana por los Datos Abiertos (ILDA) e integrante de DATA, organización de la sociedad civil que trabaja analizando datos abiertos, abordaron experiencias en el ámbito internacional.
Mediante una visión “más amplia” que la prospectiva, Garrido explicó que en los laboratorios de la Flacso utilizan el futuro “para descubrir el presente”: “Muchas veces puede visualizarse como algo que se proyecta hacia adelante, pero en realidad el futuro consiste más bien en reconocer las posibilidades que tenemos en el aquí y ahora”.
Según explicó, nuestra propia biología se basa en sistemas anticipatorios, y por eso “tenemos la capacidad innata de orientarnos desde lo pasado”, pero advirtió que esto también “nos limita a abrir nuevas posibilidades”. Para la antropóloga, el análisis orientado hacia el futuro de las políticas debe enfatizar los procesos que apoyan la intuición, la espontaneidad y la creatividad. “El gran desafío es dar, crear y descubrir nuevos caminos, porque si no estamos haciendo lo mismo de distinta forma”, agregó.
Por su parte, Luis Bértola, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, sostuvo que “en las crisis uno prende las luces largas y no ve más que niebla, pero la visión de largo plazo es imprescindible”, y afirmó que “no debemos ceder tan fácilmente al esnobismo de que todo cambia en dos minutos”. “Creo que hay que reivindicar la mirada larga al pasado. Las máquinas en las que uno compra la nafta con billetes existen al menos desde hace más de 50 años y seguimos sin usarlas acá. Entonces, la tecnología no es algo que llega e irrumpe, sino que llega y presenta posibilidades que las sociedades toman o no”, explicó.
Tecnología de la información y comunicación y democracia
Scrollini consideró que el Parlamento del futuro es “abierto por defecto, con mejores canales de comunicación con la ciudadanía, con altos niveles de transparencia, con sistema de compras y ejecución de gastos, con ciudadanía y tecnología que ayuda al debate parlamentario incorporando evidencia”, partiendo de que las democracias están enfrentando un desafío en su legitimidad. “No lo digo yo, sino muchos estudios a nivel mundial, por ejemplo por acá el Latinobarómetro”, argumentó, y en este sentido, propuso distintos ejemplos de cómo la tecnología puede “mejorarlas”.
En Reino Unido, hace unos diez años una organización no gubernamental creó el sitio “They Work for You [Ellos trabajan por ustedes]”, hackeó el sitio del Parlamento británico y extrajo de allí los datos para monitorear la gestión de la actividad parlamentaria. Paradójicamente, el sitio luego contó con el aval del propio Poder Legislativo, ya que los principales usuarios eran los legisladores. En Brasil, el sitio Serenata de amor presenta a Rosie, un robot que detecta cuando los funcionarios parlamentarios usan mal los fondos públicos y hasta el momento dio, por medio de algoritmos, 600 operaciones “raras”. Acá en Uruguay también existe una propuesta: una web con la apertura de declaraciones juradas de los legisladores, que cuenta con 30 adhesiones voluntarias. En Argentina, los diputados tienen un portal de votaciones abiertas, en el que se publican los votos y justificaciones. En el extremo, Scrollini presentó el “radicalismo democrático” mediante el Partido de la Red de Argentina, que se propone hacer entrar un representante al Parlamento que sirva de acuerdo a lo que sus votantes le sugieran, por medio de una encuesta transparente y de alto acceso.
El legislador tiene que mirar hacia el futuro
“Los parlamentarios viven [la transparencia] con incomodidad, por su resistencia a liberar información sobre el proceso o aspectos de gestión del Parlamento, pero son debates que se tienen que tener”, sostuvo Scrollini, acotando que “no se puede seguir” con la postura de ocultamiento. “No se trata de la tecnología tratando de vencer a la política, sino de entender cómo la política toma, se apropia y se reconfigura en función de la intervención tecnológica”, afirmó.
Invitado a comentar, el senador del Partido Independiente (PI), Pablo Mieres dijo que los temas presentados son “complejos y desafiantes”. “Desde que el hombre es hombre nos estamos preguntando cómo hacemos para controlar lo que va a pasar; es una de las grandes tensiones que acompañan la vida humana y una carrera interminable e imposible de ganar, pero necesaria de disputar”, dijo, y en relación a la actividad parlamentaria, reconoció que “muchas veces legislamos mirando hacia el pasado porque la realidad nos gana y las leyes van quedando atrás”.
Política, no delivery
Por su parte, el diputado del FA Alejandro Sánchez (Movimiento de Participación Popular) opinó que no está “mal que el sistema político recoja las cosas que vienen de lo que ya pasó, y además si las sociedades piensan distinto lo deben poder manifestar”. Aun así, dijo que “la política no puede ser el delivery de lo que la sociedad reclama” y por esto, la mediación política “es necesaria”; el desafío está en “ver cómo hacemos para escuchar a la ciudadanía y reflexionar al respecto”.
En tanto, el diputado por el Partido Colorado Fernando Amado opinó que en la política “nos cuesta muchísimo generar mecanismos”, porque, dijo, “pensamos más en las próximas elecciones, que empiezan el primer día después de que terminó la anterior, que en las próximas generaciones”. Coincidió con Sánchez en que “no se puede caer en el delivery de la política”.
Desde el Poder Ejecutivo, el director de Planificación de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Fernando Isabella, contó que el Ejecutivo está trabajando en una estrategia de desarrollo que presenta seis escenarios posibles de cara a 2050, desde las perspectivas demográficas, productivas, de género, cultural y territorial, y dijo: “Sentimos desde hace un tiempo que necesitamos tener una contraparte en el Parlamento”.
“Las tendencias son claras”, agregó, y a pesar de las distintas hipótesis de lo que sucederá en el camino, los resultados son “bastante congruentes”: “De los 3,4 millones de personas que vivimos en Uruguay pasaríamos a ser entre 3,25 y cuatro millones, y en todos los casos contemplados, los sectores de edad más avanzada incrementarán su peso –con la población actual significarían entre 180.000 y 330.000 adultos–”, agregó.
La comisión del futuro, hoy
Tanto Sánchez como el diputado nacionalista Rodrigo Goñi insistieron en la conformación de la comisión de inmediato. “Tenemos que designar ya la Comisión de Futuro y aprobar la metodología, y también avanzar en un proceso de formación a sus integrantes con la Flacso”, afirmó, con la idea de integrar a todos los sectores, porque “todo aquel que no está involucrado es el que luego echa para atrás”.
Para Mieres, las prioridades a encarar serían la seguridad social, las políticas de empleo y la educación. Por otro lado, sostuvo que los jerarcas públicos, “que tenemos responsabilidades y cuyo sueldo nos paga la gente, tendríamos que hacer nuestras declaraciones juradas públicas”. “Creemos que nuestro país es transparente pero es una mentira: la Jutep [Junta de Transparencia y Ética Pública] y el Tribunal de Cuentas tienen una debilidad institucional muy fuerte, y la Junta Anticorrupción sólo puede archivar las declaraciones juradas”, afirmó el senador independiente.
Sánchez, por su parte, propuso que “además de transparentar lo público, también hay que hacerlo con los recursos públicos que utilizan las empresas privadas” y abrir camino para que “la sociedad civil pueda presentar un proyecto de ley sin la necesidad de que haya detrás un parlamentario que lo apoye”.
A su turno, la senadora del FA Mónica Xavier –y actual secretaria general del Partido Socialista– sugirió “tomar una mirada más equitativa en todo sentido” e hizo hincapié en un enfoque de equidad de género. La legisladora también dijo que “tenemos que ser sumamente ambiciosos en las utopías” y “poder imaginar al máximo de potencialidades las oportunidades que tenemos” a la hora de generar la discusión.