“No hay buen viento para quien no sabe a dónde va”, expresó la coordinadora de la Unidad Académica de la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República, Judith Sutz, citando al filósofo romano Séneca. Con esa frase dio comienzo al panel sobre la prospectiva como política de Estado en el marco de la actividad “El futuro del Parlamento uruguayo”, que organizó la diaria el miércoles en la antesala de Senadores, Sala Zelmar Michelini, en el marco del Día del Futuro.

“¿Por qué debemos ocuparnos del futuro?”, se preguntó el ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo Enrique Iglesias, y estableció algunas razones. En primer lugar por el “cambio de época”, y para describir lo que ocurre en esta situación citó a Antonio Gramsci: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. El contador explicó que en la actualidad hay situaciones y desafíos que se nos presentan como amenazas, incluso a la democracia. Otras razones son la globalización, la conformación de una nueva sociedad, la transferencia del poder de Occidente a Oriente, y cómo se produce el cambio a partir de la forma en la que el humano va pensando el futuro y actúa hacia él, porque generan, entre otras cosas, “un mundo nuevo”.

“Saber a dónde se quiere ir y a dónde se puede ir, dados los vientos que soplan, es parte de cualquier política de Estado”, manifestó la ingeniera electricista. Indicó que en el mundo “somos todos tomadores de tendencia”, salvo algunos “gobiernos poderosos” y “empresas globales”. En ese sentido, uno de los cometidos de la Comisión de Futuro debería ser “otear el horizonte y detectar tendencias”. “Tendencia no es destino”, apuntó Sutz, y estableció que “pueden construirse contratendencias que nos aparten de lo aparentemente ineludible”.

Esta idea fue acompañada por el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Álvaro García, quien destacó la importancia de que el Parlamento establezca mecanismos “de una mirada de futuro” que permitan detectar tendencias, “no para seguirlas de manera ineluctable” sino para desarrollar un “mapa de lo deseable y lo posible” en un “diálogo permanente” con el presente, y “desde allí efectuar los cambios”.

No resignarse a nada

Sostener que las cosas no podrían ser de otra manera, asumir que no hay alternativa es la actitud que debe evitarse para Sutz, puesto que es “adormecedora”, “profundamente antiinnovativa” y además “peligrosa”. Aclaró que hay cosas que llegaron para quedarse, algunas en “versión resignada” y otras no. Con esta idea, propuso como una orientación de trabajo para la comisión “no resignarse a nada”, no sin desconocer el “principio de realidad”, sino aferrarse a la idea de que “tendencia no es destino” y no aceptando “la narrativa de lo ineluctable”. “Explorar alternativas es un lindo trabajo para una Comisión de Futuro”, añadió la ingeniera.

Pero los cometidos de la comisión no se terminan ahí. Sutz agregó la competencia de asegurar la producción de “ciencia de calidad”, en contra de los procesos de “mercantilización de la educación universitaria”, que conducen a “la creación de un mercado de revistas y conferencias espurias”, y además instó a cuestionarse “¿cómo innovar buscando equidad?”, en virtud de un mundo futuro que continuará generando desigualdades sociales. La ingeniera señaló que la Comisión de Futuro debe funcionar como “caja de resonancia y antena” y cultivar la “paciencia y perseverancia” como virtudes necesarias.

Otros desafíos para la comisión fueron planteados por Fernanda Hopenhaym, codirectora de Proyecto Poder, una organización no gubernamental sin fines de lucro enfocada en los procesos de transparencia y rendición de cuentas de las empresas de América Latina. Hopenhaym marcó como temas de interés para la comisión la “concentración de poder de las empresas transnacionales”, “imaginar el crecimiento de la economía y productividad” uruguayas, analizar los “desafíos ambientales” con énfasis en los “recursos hídricos” y la “recolección de residuos”, reflexionar desde una perspectiva de género sobre “los cambios culturales necesarios para un cambio social fundamental ” y estudiar los impactos del flujo migratorio.

Hopenhaym remarcó la importancia de generar mecanismos formales de participación ciudadana en el Parlamento para la discusión de temas de interés público y como elemento “fundamental” para la Comisión de Futuro, sin olvidar que el rol de la sociedad civil es hacer “crítica y análisis independiente que aporte al debate y contribuya a la rendición de cuentas”.

“Hambre de ética”

Sutz e Iglesias aprovecharon la oportunidad para resaltar la importancia de la dimensión ética. “¿Importa lo que pueden hacer las computadoras o lo que no deberíamos poner a hacer a las computadoras? Todo lo que se puede hacer, ¿hay que hacerlo?”, expresó la ingeniera, y añadió: “La tecnología es algo que hacemos los seres humanos”. Para Iglesias, el mundo del futuro tendrá “hambre de ética”, y por eso es necesario que los estados regulen los ámbitos en los que avanzan estos instrumentos que “generan nuevos poderes”.

Por su parte, García apuntó algunas de las acciones desarrolladas por el Poder Ejecutivo en relación al futuro. La Dirección de Planificación de la OPP trabaja desde 2015 en una serie de documentos para delinear posibles escenarios para Uruguay en 2050. Uno de los informes toma en cuenta los cambios demográficos en el país y establece que continuarán las tendencias actuales de envejecimiento de la población. Ante esta situación, es necesaria una mejora de la productividad de la economía en que la automatización puede ser un “aliado” para Uruguay, sostuvo García. “Se trata de encarar estos desafíos no con visión apocalíptica, sino con una mirada de enfrentar los desafíos”, añadió.

Respecto de la conformación de la comisión, los panelistas coincidieron en que el Parlamento decidirá quiénes deben ser sus integrantes. Sin embargo, Iglesias y Hopenhaym recomendaron que sean jóvenes y mujeres quienes la conformen.

Parlamento en falta

Sobre los avances y las dificultades en la conformación de la Comisión de Futuro en el Parlamento hablaron el diputado del Partido Nacional Rodrigo Goñi y la diputada del Frente Amplio Bettiana Díaz en el primer panel de la actividad.

“Como legislador, me siento realmente triste”, sostuvo Goñi, y agregó que “el Parlamento está en falta y es una infamia”. Para el diputado nacionalista Uruguay tiene “todo para hacer políticas de Estado con enfoque de anticipación”. Goñi indicó que la instalación de esta comisión ya no es un “tema de opción ni de voluntad, es un tema de necesidad” para “pensar y diseñar estrategias con el enfoque de anticipación”.

El diputado opinó que el Parlamento uruguayo tiene un enfoque “de mirar siempre para atrás y de tratar de arreglar lo que ya no tiene arreglo”. Sin una visión de anticipación y una comisión que se anticipe al futuro, estos temas “nos reventarán en la cara”, sostuvo. Al incumplir con el establecimiento de la Comisión de Futuro, el Parlamento irrumpe en un comportamiento “antidemocrático”, según Goñi, porque ese órgano de gobierno “en un sistema democrático tiene esa función de enriquecer con las diferentes perspectivas” con la formulación de políticas de Estado de futuro.

Por su parte, la diputada Díaz acompañó la “preocupación” de Goñi ante la falta de una Comisión de Futuro. No obstante, discrepó en que se discutan temas “que no tienen arreglo”, y planteó que en el Parlamento se elaboran políticas con una mirada hacia el futuro, pero “de una forma muy dispersa”, y por eso hay necesidad de articular un espacio para abordar estos temas. Como ejemplo concreto mencionó el Plan Ceibal, que permitió la expansión del acceso a la tecnología. En ese sentido, “uno de los debes más grandes que tenemos para pensar en el futuro es cómo logramos sostener que estos jóvenes, que están empoderados y que han logrado hacer uso del avance tecnológico y de las nuevas formas de educación, tengan una perspectiva del futuro y un desarrollo sostenible”, señaló la diputada.

Díaz apuntó también que en la discusión sobre el futuro no se debe olvidar la perspectiva de los derechos, que “nos permita tener una sociedad que logre resolver o mitigar las tensiones entre igualdad y libertad”.