Sin que le sobrara nada, el equipo de Martín Lasarte viajó hasta el norte del país y encontró lo que estaba buscando: una victoria para salir del mal momento, luego de dos derrotas consecutivas en el Clausura, con River Plate y Peñarol. Por momentos, sufrió y no hizo bien los deberes, pero Nacional terminó venciendo 1-0 a Racing y encontró agua en el desierto en un momento crítico. La derrota clásica había pegado duro, y algunas variantes ensayadas por el orientador albo fueron significativas.

Racing, que por razones económicas –aun con sus socios en desacuerdo– optó por ser local en el Atilio Paiva Olivera riverense (se vendieron apenas 2.100 entradas), se fue masticando la bronca por haber contado con varias situaciones de gol y no haber convertido ninguna. El equipo de Sayago sigue hundido en la tabla y las dudas comienzan a asomar en un plantel diezmado, que había tenido un gran desempeño en el Torneo Intermedio.

Nacional presentó tres variantes respecto del equipo que cayó en el clásico. La más significativa –y obligada– fue la ausencia de Diego Polenta, que fue suplantado por Alexís Rolín. La ausencia del capitán tricolor marcó un quiebre en el panel defensivo, con un manojo en dudas y varios desaciertos a destiempo. También jugó desde el arranque Leandro Barcia, que entró en lugar de Sebastián Rodríguez, en busca de aprovechar la velocidad por las bandas y darle otra dinámica al equipo. La grata sorpresa en el equipo de Lasarte fue la inclusión de Matías Zunino. El polifuncional canario debutó con la camiseta tricolor luego de varios partidos afuera por el retraso en concretar la rescisión de su contrato con Defensor Sporting, y se ubicó en el lateral derecho, donde cumplió su rol de manera más que satisfactoria.

Con la pelota dominada pero sin mayor profundidad, Nacional se adueñó de las acciones del juego en el primer tiempo y buscó inquietar con la potencia de Rodrigo Aguirre. El gol no demoró en llegar y fue inesperado por la forma en que se produjo. Gonzalo Porras remató con un derechazo desde muy lejos que parecía no tener mayores pretensiones. La pelota se fue abriendo y picó en el área chica, lo que descolocó al arquero cervecero Diego Melián para luego meterse contra el palo. El gol le dio a Nacional la tranquilidad que buscaba.

Con algunos espacios que dejó Racing aparecieron chispazos de Tabaré Viudez que generaron peligro frente a un rival desconcentrado. Pablo Peirano, que alineó un neto 4-4-2, pidió a sus jugadores que adelantaran las líneas para no permitirle a Nacional salir con comodidad desde el fondo, donde comenzaron a aparecer ciertas fallas. La chance más clara para los de Sayago la tuvo Leandro Sosa, pero su remate se fue por arriba.

En el complemento el panorama cambió drásticamente. El 4-3-3 propuesto por Martín Lasarte comenzó a tener fallas en la colectivización del juego. Estaba Viudez, pero no encontraba socios en el ataque, excepto en una jugada en la que Rodrigo Aguirre se fue en velocidad pero no pudo definir bien. Luego en el segundo tiempo fue todo de Racing. El cervecero comenzó a aprovechar la velocidad de Leandro Sosa por afuera, y las chances aparecieron en el arco de Esteban Conde. Lo tuvo Jesús Trindade, también Gastón Alvite, y Ángel Cayetano de cabeza, pero la pelota no entraba. Las apuestas de Peirano fueron los ingresos de Michel Araújo y de Líber Quiñones, pero tampoco pudieron meterla. Racing no era un ballet, pero las ocasiones de empatar fueron muchas.

Nacional pecó en su forma y pudo pagar caro las arremetidas de su rival. El equipo de Lasarte se paró de contra, pero no contó con situaciones claras que le permitieran ampliar diferencias y, con el paso del tiempo, se fue conformando con el 1-0 a favor, que terminó siendo un premio excesivo.