Demostrando que no hay crisis institucional, la Asamblea General, por unanimidad, votó aceptar la renuncia de Raúl Sendic a la vicepresidencia debida a, según adujo, “motivos personales”. En un momento trascendió que el diputado blanco Pablo Iturralde quería hacer uso de la palabra, pero por suerte Pablo Mieres, senador del Partido Independiente, pidió que se respetara “el acuerdo político de no hablar”. Así que rápidamente se procedió a votar y, en menos de lo que canta un gallo o de lo que dos periodistas escriben un libro sobre un vicepresidente, Lucía Topolansky era la nueva segunda al mando. “Con todas las cosas importantes que tenemos para hablar y discutir, es bueno que el Parlamento no se distrajera hablando de ética, honestidad y malversación de los fondos públicos”, dijo un senador que no quiso identificarse porque tenía que terminar de escribir su alegato de 100 páginas para fundamentar el cambio de nombre de una calle.