Nacional mantuvo su condición de primero en la Tabla Anual luego de ganarle a Plaza Colonia 1-0 el sábado en el Parque Central. Los tres puntos obtenidos fueron lo único rescatable para los tricolores, a quienes puede sindicarse como los principales responsables del feísimo partido que se vio en su escenario. Menos puede achacarse a los jugadores del equipo coloniense, que con un potencial sustancialmente menor en calidad al de su oponente supieron jugar de igual a igual y mantener la incertidumbre por el resultado final hasta el pitazo final del árbitro Yimmi Álvarez, que para no desentonar con el espectáculo tuvo un desempeño malísimo.

En el marco de una floja gestión en general, el principal error de Álvarez fue no sancionar un penal cometido por Diego Polenta cuando un envío al área se estrelló en su codo. El zaguero no tuvo intención de tocar el balón con su brazo, pero la nueva interpretación del reglamento, que rige desde hace algo más de un año –que establece que la intencionalidad no debe ser juzgada, sino que debe pitarse la falta cuando el brazo o la mano estén en una posición ostensiblemente separada del torso– habilitaba al árbitro a pitar el penal, cosa que no hizo.

Esa jugada se produjo pasados los 20 minutos, y exactamente a los 29 llegó el único gol del partido, anotado de cabeza por el zaguero Agustín Rogel. Un córner de Tabaré Viudez fue devuelto con un puñetazo por el arquero patablanca Washington Aguerre. La pelota le quedó nuevamente a Viudez, que mandó un centro preciso que fue bien cabeceado de pique al piso por Rogel, que agarró al arquero totalmente descolocado. Esa incidencia fue uno de los pocos ataques de Nacional en el partido. A pesar de la alineación inicial de Viudez, junto con Martín Ligüera y Gonzalo Bueno, más Rodrigo Aguirre como referencia de área, el equipo dirigido por Martín Lasarte tuvo enormes problemas durante todo el encuentro para generar jugadas de peligro sobre el arco rival. El mal desempeño de todos los nombrados fue decisivo para esto, pero seguramente también haya incidido el buen planteo defensivo de Plaza, que enredó a su rival y tuvo bastante la pelota. Claro que esta tenencia de los colonienses fue totalmente improductiva en el ataque, porque, si bien manejaron las acciones durante muchos tramos del partido, no pudieron generar una chance de gol clara sobre el arco defendido por Esteban Conde, que se limitó a controlar con solvencia los centros aislados que llegaron sobre su posición. En todo el partido, ninguno de los dos delanteros de Plaza, los experientes Federico Puppo y Andrés Pajarito Márquez, ni tampoco el ingresado Axel Fernández, dispusieron de un tiro al arco, un dato que refleja la espantosa anemia ofensiva del equipo de Edgardo Arias, que sigue sepultado en una incomodísima posición en la tabla del descenso.

El inamovible 1-0 mantuvo la expectativa por el resultado hasta el cierre, pero los intentos colonienses fueron vanos y el final del partido terminó con el pequeño martirio que padecieron los espectadores.

La abulia tricolor, que se mantuvo invariable durante el segundo tiempo, ambientó una gran calentura de Lasarte, que no pudo disimular su comprensible disgusto por lo que estaba pasando dentro de la cancha. Los cambios que realizó –los ingresos de Kevin Ramírez y de Leandro Barcia– en nada pudieron cambiar el desempeño de su escuadra, y eso, lógicamente, le amargó la noche al director técnico.

El entredicho que mantuvo con un impertinente que estaba ubicado cerca del banco de suplentes de Nacional terminó de calentar al entrenador tricolor, que luego del partido se excusó de dar declaraciones.

Ni falta que hacía.