Fue la confirmación de la potencia y credibilidad de este equipo. Los danubianos suman siete unidades y están entre los que darán pelea por el torneo. Sacaron un partido muy duro con Racing en Sayago y tuvieron la firmeza de mantenerse y aguantar hasta el final con un jugador de menos. Esta victoria, basada en la contundencia y efectividad, en un partido que no fue bueno, dota de confianza a un equipo que se rearmó, dirigido por un entrenador que busca aplicar una idea basada en el orden táctico y en argumentos ofensivos.

Pablo Peirano se afirmó en Danubio y le cambió la cara a un equipo que venía con altibajos y debía rearmarse rápido para afrontar un año que en abril lo va a tener jugando por la Copa Sudamericana. Los movimientos del director técnico fueron rápidos, entre algunas incorporaciones puntuales y la aclimatación de la idea futbolística que intentaría plasmar. Entrevistado previo al inicio de la temporada, el DT danubiano afirmó que quería que su equipo fuera dinámico y que estuviera organizado para resolver las distintas situaciones que se presenten. “Que se juegue, en lo posible, en el campo rival; que [los jugadores] sepan cómo hacer un contragolpe, cómo cerrarse, cómo buscar los espacios. Me gusta que el equipo sea maduro a la hora de resolver las situaciones y que sepa manejarlas durante todo el partido, porque todo es cambiante”. Esta victoria en Sayago claramente tuvo mucho de ello, cuando su equipo se sobrepuso a la adversidad de recibir un gol cerca del final del primer tiempo y cuando tuvo que jugar con un hombre de menos en la cancha. Todo eso lo resolvió con madurez.

Si bien Racing fue el que manejó mejor el balón y el que apuró constantemente a su rival en la salida, al límite, los franjeados fueron efectivos y convirtieron las chances que tuvieron. Peirano paró un 4-2-3-1, con Federico Rodríguez de centrodelantero y con tres volantes de creación aplicados en la ofensiva y en la marca: Ignacio González, David Terans y Pablo Ceppelini. El juego franjeado pasó, principalmente, por rápidas transiciones entre la defensa y el ataque y por una acertada jugada de contragolpe cuando el equipo lo necesitó.

Para Rodrigo López, que sigue sin poder dirigir desde la cancha, la situación viene complicada. Es el tercer partido en que Racing cae, y su equipo apenas convirtió un gol en lo que va del Apertura. Ese gol vino de un cabezazo de Pablo Lacoste, en un córner que ejecutó Gonzalo Ramos, que mantiene una visión distinta del juego pero que no encuentra socios. A los de Sayago no les duró la alegría del gol, porque a los pocos minutos, casi en la hora del primer tiempo, cayó el empate franjeado. Fue una pinturita, fue perfecto y fue gol. Terans se hizo cargo de un tiro libre a unos 30 metros del arco, y con un zurdazo precioso la colocó en el ángulo, inatajable para Pablo Torresagasti. Golón.

En el complemento el partido se puso entreverado, con un Racing más movedizo y entero, dispuesto a buscar la victoria. No estuvo fino el conjunto cervecero, que pagó caro las dificultades en la definición, aunque tuvo pocas llegadas claras. En su mejor momento, cuando Sergio Felipe se fue expulsado por doble amarilla, no supo qué hacer. Danubio se acomodó, cerró líneas, agotó los espacios y se encontró con el segundo gol. Se movió rápido en el ataque, y un centro de Ceppelini terminó con un certero cabezazo de Federico Rodríguez, sin marca.

Con presión e inercia, Racing intentó igualar, pero no pudo. Danubio se cerró bien y marcó las claves de su equipo: firmeza, orden táctico y criterio para manejar las acciones.