El martes de noche fue asesinada en Río de Janeiro la concejala Marielle Franco, perteneciente al izquierdista Partido Socialismo y Libertad. La Policía carioca considera que se trata de un caso “complejo”, ya que Franco era una mujer afrodescendiente, lesbiana y activista por los derechos humanos, crítica de la intervención militar en la ciudad y que vivía en una favela. “No sabemos si la mataron por izquierdista, por mujer, por lesbiana, por agitadora, por pobre, o por la combinación de dos o más de estos factores”, reconoció un jerarca de la Policía. Los investigadores creen que el hecho de que la concejala no fuera además defensora del medioambiente “permitió que su vida se extendiera algunos días más. Si hubiera estado involucrada en la lucha contra la deforestación del Amazonas, seguro que no llegaba a 2018”. Varios analistas consideraron que el asesinato reafirma la conclusión de un estudio realizado por la Universidad Estadual de Río de Janeiro cuyos resultados fueron divulgados el lunes, y que indican que Brasil es, “sin lugar a dudas”, uno de los países de Latinoamérica más peligrosos para el ejercicio de la pobreza. Según explicó uno de sus responsables, “Brasil es un país extremadamente violento, y hay ciertas profesiones consideradas de riesgo, como policía o periodista. Pero hoy por hoy, y fundamentalmente luego de la intervención militar en Río de Janeiro, lo más peligroso es ser pobre”. El académico explicó que el incremento de la violencia en las favelas podría operar como desestímulo para que las personas se dediquen a ser pobres y opten por estratos sociales más seguros, como la clase media o la clase alta. “Esto podría traer consecuencias impensadas para la economía”, advirtió. De todas maneras, aclaró que “la movilidad social nunca fue muy alta en Brasil, pero con Michel Temer en el gobierno, lo más probable es que se reduzca a niveles del siglo XIX, así que no se esperan grandes cambios. Y ni que hablar si finalmente se concreta el retorno de la esclavitud anhelado por tantos”.