Estados Unidos comenzará hoy a aplicar aranceles a algunos productos provenientes de China, en el marco de una estrategia de Washington para reducir su déficit comercial con el gigante asiático, que muchos insisten en definir como “guerra comercial”. “No es lo ideal, pero preferimos que [el presidente Donald] Trump destine todos sus impulsos patológicos y su testosterona a una guerra comercial y no a una guerra nuclear”, aseguró un funcionario del Departamento de Comercio de Estados Unidos.

Varios analistas consideran que las políticas comerciales de Trump podrían generar un deterioro importante en la economía mundial, pero también coinciden en que lo peor que podría pasar es que la estrategia de Washington dé resultado y redunde en una mejora en la calidad de vida de la clase trabajadora estadounidense. “Si eso pasa, sería una debacle. Los principales líderes mundiales tienen convencidos a los ciudadanos de que el libre comercio es el único camino. Pero si a este salvaje le va bien apostando al proteccionismo, la gente va a empezar a votar a los chiflados como él en todo el mundo”, aseguró un experto en temas económicos de la Universidad de Wisconsin.

Un funcionario del Fondo Monetario Internacional también manifestó su preocupación por este extremo, aunque también opinó que “sería aun peor que alguien triunfara impulsando estrategias proteccionistas y al mismo tiempo propusiera una mejor redistribución de la riqueza, el cuidado del medioambiente, el respeto por la equidad de género, la tolerancia racial y cosas por el estilo”. “En ese caso sí que nos costaría seguir convenciendo a la gente de que las políticas hegemónicas de los principales gobiernos son una necesidad y no hay otras opciones”, señaló. El experto consideró, de todas maneras, que “por suerte, a la centroizquierda le preocupan cada vez menos esas cosas, así que aun si a Trump le va bien con el proteccionismo, vamos a seguir teniendo motivos para criticarlo y reclamar una vuelta del libre comercio”.