La marcha de ayer dejó en claro que ya no se puede mirar más para el costado. Hay que hacer algo contra la violencia, el abuso y la discriminación, y hay que hacerlo ya. Si bien la marcha internacional fue convocada a nivel local por varios colectivos, había circulado en las redes sociales una guía de cómo deberían participar en el acto los hombres que sintieran ganas de hacerlo, con medidas que iban desde quedarse en casa cuidando a los hijos o adultos mayores hasta marchar en silencio y en la retaguardia. La idea, que estaba bien en el papel, fue desvirtuada por unos homínidos que se hacen llamar hombres pero que tienen comportamientos más propios de los bonobos. “Estuvo de más marchar desde el fondo, porque les veías bien el trasero a todas”, dijo uno de estos sucesores del Australopithecus que demuestran que la evolución no implica un cambio positivo. Mientras tanto, aún se debate en las redes sobre el tema de marchar atrás, como si a alguien le importara lo que opinan los hombres de una marcha de mujeres.
No cambian más: hombres que acompañaron ayer en silencio al final de la marcha aprovecharon a mirarles el trasero a las mujeres que se manifestaban
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