Luego de que Raúl Sendic afirmara ante el Juzgado de Crimen Organizado que presentó comprobantes sobre sus gastos con la tarjeta corporativa de ANCAP cuando integraba el directorio del ente, pero que la caja en donde esos documentos estaban se perdió, desde la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep) informaron que durante la investigación sobre el tema nunca se mencionaron dichos comprobantes. De todos modos, un directivo de la Jutep aclaró que este asunto “ya no pertenece al ámbito de nuestro organismo, sino del Colegio de Abogados, que tiene que resolver si les permite seguir ejerciendo la abogacía a los animales que defienden a Sendic”.

Los encargados de la defensa del ex presidente anunciaron que en las próximas instancias judiciales insistirán en la “estrategia de la caja” y, de hecho, la usarán para “contraatacar”. “Vamos a denunciar penalmente al duendecito que se encargó de hacer desaparecer esa caja. Estamos juntando los elementos probatorios del caso, algo que nos está resultando muy difícil, porque se trata de una criatura que no tiene domicilio conocido, pero no se va a salir con la suya tan fácilmente”, declaró uno de los abogados de Sendic.

Un integrante de la Mesa Política del Frente Amplio (FA) reconoció que este caso sigue causando preocupación en la interna oficialista, “no sólo desde el punto de vista político, sino también humano, porque ahora estamos convencidos de que el compañero Sendic sufre algún tipo de enfermedad psicológica que lo lleva a inventar cosas todo el tiempo”. Un diputado oficialista coincidió con que Sendic tiene algún tipo de trastorno, aunque consideró que “más que un caso de mitomanía, estamos hablando de alucinaciones”. “Primero, el título; después, la caja. Algo raro hay”, sostuvo. El legislador dijo que se trata de “una diferencia importante”, ya que “la mitomanía no sería un impedimento para que alguien sea candidato, pero las alucinaciones sí”. “Si queremos que una junta médica declare a Sendic incapaz para ejercer un cargo público, vamos a tener que ir con un caso fuerte. Porque a esta altura está claro que apostar a que el plenario del FA lo inhabilite es demasiado arriesgado. Para estar seguros de que no nos va a arruinar la elección deberíamos encerrarlo en un manicomio”, sentenció.