La represión de las fuerzas israelíes contra los palestinos que se manifiesta cerca de la frontera entre Gaza e Israel en el marco de la llamada Gran Marcha del Retorno ya se ha cobrado decenas de vidas. Entre las estrategias desarrolladas por los manifestantes para dificultar la visión de los francotiradores se encuentran la quema de cubiertas para generar columnas de humo y la utilización de espejos para encandilar a los soldados. El ministro de Defensa de Israel, Avigdor Liberman, declaró: “Nuestros soldados simplemente están respondiendo en forma justificada y proporcional a los ataques de los terroristas. El reflejo de un espejo en un ojo puede provocar severos daños en la córnea. Frente a este tipo de agresiones nuestros francotiradores no tienen más remedio que disparar en la cabeza a los adolescentes que portan estos espejos”. Pero el principal argumento de las Fuerzas Armadas para reprimir a los manifestantes es que estos se acercan a menos de 300 metros de la frontera de Israel, que es el límite que el propio gobierno israelí les impuso. Ante la pregunta de si no se estaba disparando a personas que no hubieran traspasado este límite, Liberman respondió: “La verdad es que a esta altura, después de construir tantos asentamientos, ya ni nos acordamos de dónde fijamos nuestras fronteras. Hay algo que es seguro: más allá de su ubicación específica, los manifestantes muertos estaban a menos de 300 metros de cualquier punto de lo que consideramos nuestro territorio, que es toda Palestina”.