La Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU) emitió ayer un comunicado en el que cuestiona el proyecto de Ley Integral de Personas Trans, que está a estudio en el Parlamento. El obispo Jaime Fuentes, presidente de la CEU, aclaró que la iglesia católica no discrimina a nadie por su orientación sexual, y que la propuesta “de que repriman su sexualidad es la misma que les venimos haciendo a hombres, mujeres, niños y adolescentes desde hace milenios”. En el comunicado los obispos critican especialmente el artículo de la ley que habilitaría la reasignación de identidad de género en menores de 18 años. “La sociedad no puede imponer un relativismo de tal magnitud, en el que ya no importa si un niño es varón o nena. Esto traería confusiones de todo tipo, que en el caso de los sacerdotes serían especialmente complejas”, aseguró Fuentes.
Un sacerdote católico que no quiso identificarse reconoció: “Para un cura, a la hora de mantener relaciones sexuales con un niño, es fundamental saber si es niña o varón, porque las implicancias que tiene el sexo en ambos casos son completamente diferentes. Son diferentes zonas del infierno, digamos. No puede ser que uno esté abusando de una niña y después se entere de que en realidad es un niño”. El religioso no dudó en aceptar que si algo así le llegara a ocurrir se suicidaría. “Porque no me gustan ese tipo de chanchadas. Soy un cura de la vieja escuela. Los niños tienen que ser niños y las niñas tienen que ser niñas. Si no, es un relajo”, expresó.