Luego de recibir información sobre la presencia de un contenedor sospechoso en el puerto de Montevideo,funcionarios de la Dirección Nacional de Aduanas fueron hasta el lugar a investigar. Al abrir el contenedor, que tenía como destino el puerto de Amberes, en Bélgica, descubrieron que allí había fardos de lana y más de 400 kilos de cocaína. Un empresario local que se dedica al “comercio de bienes no tradicionales” expresó que el hallazgo es “un golpe durísimo a la imagen del Uruguay,que tiene un nombre anivel internacional como país de tránsito de drogas. Si empezamos a meter productos agrícolas escondidos en cargamentos de cocaína, la gente ya no va a confiar en nosotros. Además, la lana le deja un aroma espantoso a la cocaína. Para un producto que se inhala, es algo muy grave. Puede llevar años revertir la mala imagen que se deja”. Desde el movimiento Un Solo Uruguay (USU) consideraron que se trata de un hecho “grave”, pero aclararon que, si bien no defienden al productor que envió la lana, consideran que lo hizo “forzado por las circunstancias”. Un integrante de USU opinó: “Hay que entender que muchos estancieros están completamente jugados, no tienen futuro, viven en contextos muy jodidos y por eso terminan recurriendo a mandar lana de contrabando a Europa”. “Por supuesto que hay que combatir estas cosas, pero también hay que combatir las circunstancias que llevan a los productores a tomar estas medidas desesperadas”, agregó.