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Una alternativa de transporte pago de uso compartido desembarcó hace tres días en la capital. Para usar el servicio de monopatines eléctricos los usuarios deben bajar la aplicación Grin del Apple Store (para teléfonos con iOS) o de Google Play (para dispositivos Android): el primer viaje es gratis y después cuesta cuatro pesos el minuto. La empresa, fundada en México, empezó a funcionar a mediados del año pasado y se expandió a Bogotá (Colombia), Santiago (Chile), San Pablo, Florianópolis y Río de Janeiro (Brasil), antes de llegar a Uruguay y próximamente a Lima (Perú). “Muy rápidamente se hizo una empresa latinoamericana”, comenta Martín Larre, quien lidera la operación local junto a un equipo de 45 personas.
Los monopatines de origen estadounidense ingresaron al mercado con la marca Grin, en principio gradualmente, aunque aspiran a llegar a 200 en una primera fase, y luego evaluarán cómo continuar de acuerdo con la demanda. Lo que llaman zonas Grin, que forma parte del modelo de la empresa, no implica dejar los monopatines en cualquier lado, sino que se definen “estaciones” en acuerdo con distintos comercios, mayormente tiendas de conveniencia o del rubro gastronómico, que en Montevideo ya ascienden a 300.
Actualmente la zona de operaciones se extiende aproximadamente desde Ciudad Vieja hasta Parque Rodó. La idea es que el usuario detecte cuál es el monopatín más cercano a su ubicación, lo prenda desde la aplicación y lo use. Se trata de vehículos pensados para trayectos cortos, de dos kilómetros en promedio. Al terminar el viaje, la misma app indica la zona más próxima donde dejar el monopatín. No es necesaria la interacción humana y, en todo caso, los aparatos tienen una pata de apoyo que los sostiene.
Como por ahora atraviesan una fase de instrucción, en algunos puntos el potencial viajero encontrará personal dispuesto a ayudarlo, mientras que en otros los monopatines llevan carteles explicativos. Es que surgen dudas sobre circulación y, al mismo tiempo, sobre el eventual robo de los vehículos. “Es reloco, pero realmente es disruptivo traer algo así a Uruguay y a la región”, comenta Larre, el country manager. “Básicamente, las personas a las que les presentás el proyecto te dicen: ‘te los van a robar’. Pero estamos viendo que en Bogotá y en Ciudad de México la gente los usa y los deja para que los use otro; obviamente algunos se roban, pero entendemos que Montevideo no debiera ser diferente. No tiene sentido robarlos porque no podés usarlos”. Los monopatines no sólo quedan bloqueados cuando finaliza el viaje, sino que están equipados con GPS, es decir que están localizados y pueden ser bloqueados a distancia.
Si bien son eléctricos, provistos de acelerador y freno, el impulso inicial, favoreciendo la cinética, debe ser físico, para no perder batería en el arranque. “Es algo muy intuitivo de usar; si sabés andar en bicicleta vas a poder andar en monopatín en 30 segundos, y para muchas personas es más cómodo porque vas semiparado, con las piernas apenas flexionadas, no transpirás, no arrugás la ropa; hay ventajas”. La velocidad está limitada para un máximo de 25 km/h, pero en promedio el usuario, que debe ser mayor de 18 años, conduce entre 15 y 20 km/h, igual que una bicicleta.
Como ciudad mayormente plana y sin demasiadas lluvias, “con un plan de desarrollo de ciclovías interesante”, Montevideo está alineada con este tipo de vehículos, que se habilitan diariamente entre las 8.00 y las 20.00 (no así los días de tormenta). Por el momento, el pago se efectúa con las tarjetas de crédito Visa y Master, pero en breve se cerrarán acuerdos con tarjetas uruguayas y redes de cobranza. En Parque Rodó es posible encontrarlos al aire libre, en virtud de un acuerdo existente con el parador Mundo Pedal. Además, hay un acuerdo estratégico con Rappi, es decir que se puede solicitar un Grin mediante esa plataforma de envíos. Consultado sobre la autonomía del vehículo, Larre aclaró que el usuario no está habilitado para recargar los monopatines, por eso cuando la carga baja a 20% o 15% los retiran del mercado. En caso de que igualmente se agote la energía, hay disponible un contacto de emergencia.