Los trastornos obsesivos compulsivos (TOC) se definen como comportamientos anormales, acciones repetitivas que persisten en el tiempo. No parecen tener una causa obvia ni un objetivo e interfieren con los hábitos. Generalmente su inicio se da en conductas como alimentarse, ladrar, acicalarse, y comienzan a hacerlo con excesiva periodicidad, duración e intensidad.

Estos cuadros corresponden a distintos signos que presentan relativa frecuencia en la clínica diaria, como dermatitis/granuloma acral por lamido, succión del flanco, persecución de la cola o miembros con o sin automutilación, alopecía psicógena (alopecía extensiva felina), enrollamiento de la piel (hiperestesia felina) y succión-masticación de lana u otros tejidos con o sin ingestión. Algunas de las manifestaciones más frecuentes del problema también son cazar moscas: el animal fija su atención en un punto y realiza movimientos como si intentara morder algo situado en él. Otras veces caza sombras o luces, se desplaza dentro de la jaula o lugar pequeño siguiendo siempre la misma ruta y de forma muy repetitiva, a veces en círculos, como sucede en los animales de zoológico, emite ladridos que se caracterizan por vocalizaciones en respuesta a ningún estimulo identificable, y además el intervalo de tiempo entre dos ladridos consecutivos es siempre el mismo, o corre a lo largo de una reja o cerco.

Si estas conductas cumplen con la premisa de ser repetitivas, invariables y sin función obvia, entonces hablamos de trastornos compulsivos o estereotipias.

Factores que favorecen su aparición

» Perseguirse la cola es un trastorno compulsivo que se da en determinadas razas. Por ejemplo, los bull terrier tienen más probabilidades de manifestar esta conducta que otras; por ende, se especula sobre su posible origen genético.

» Las experiencias inapropiadas en los primeros meses de vida también ayudan: destete precoz, estímulos aversivos y falta de socialización con su entorno, por ejemplo.

» Hipoestimulación ambiental: lugares pequeños y monótonos o aislamiento social facilitan su aparición.

» Los animales comienzan manifestando un problema (perseguirse la cola, por ejemplo) y con ello consiguen la atención de sus propietarios. Por lo tanto, esto reforzará su manifestación futura.

» Ambientes estresantes o impredecibles, donde no pueden controlar lo que sucederá en el medio que los rodea, actuan como factores que intensifican el estado de alerta del animal. De no poder adaptarse, impedirán que exprese conductas normales para alcanzar el equilibrio.

» Ansiedad: el hacinamiento, los castigos físicos, la frustración por barreras que las separan de lo que ven pero no pueden alcanzar, por ejemplo, rejas, un nuevo miembro de la familia, entre otros factores, serán suficientes para que muchas mascotas comiencen a manifestar conductas inapropiadas al comienzo y anormales con el paso del tiempo.

» Enfermedades previas, como traumas, afecciones de piel, tumores, infecciones que llaman la atención del animal que, con el tiempo, pueden volverlos compulsivos.

¿Por qué aparece?

Antes de pensar en un trastorno compulsivo deberíamos diferenciar las conductas de rituales y actividades de sustitución. Las primeras son secuencias comportamentales organizadas que le permiten al animal alcanzar un objetivo, y se ven reforzadas por recibir atención y caricias de su propietario. De esta forma se transforman en rituales que progresivamente se incorporan al sistema de comunicación del grupo, sin que sean conductas patológicas. Actúan como válvulas de escape frente a una situación que impide un comportamiento adecuado. Por ejemplo, en humanos, comerse las uñas cuando la ansiedad supera nuestras herramientas de control.

Si se intensifican y aumentan en frecuencia, con el tiempo pierden la organización de las fases y el control para terminar la secuencia, transformándose en un TOC. Son actos repetitivos, idénticos e incontrolados que el paciente no puede interrumpir ya que no hay señal de parada interna, haciéndose necesario un estímulo exterior intenso para detenerlos.

Signos clínicos

» Girar en círculos persiguiendo o atacando la cola o las extremidades posteriores con lamido, succión y/o masticación, llegando incluso a lesionarse y mutilarse.

» Lamido excesivo, succión, arrancamiento o masticación del pelo en alguna de sus extremidades o en el lomo, dando como resultado zonas sin pelos, alcanzando la ulceración.

» Succión, masticación y hasta ingestión de lana u otros tejidos (algodón, sintético, cuero, plástico, por ejemplo medias, remeras, manteles, cortinas, cubrecamas, sacos). Los buscan intensamente y muchas veces los succionan o mastican a escondidas o en soledad (cuando los dueños están ausentes). Esta manifestación se da mucho más en gatos que en perros.

» Presencia de señal de parada (deja de hacerlo espontáneamente) en las actividades de sustitución y ausencia (no deja de hacerlo si no intervenimos) en las estereotipias.

» Signos de ansiedad que pueden llevar a un aumento de la exploración, diarrea crónica, agresión por miedo, eliminación inadecuada, marcajes (marcación urinaria, aspersión, arañado), o insomnio y otras actividades de sustitución, como bulimia o vocalización excesiva.

Todas y cada una de estas conductas necesitan un tratamiento médico-comportamental y la consulta profesional es imperiosa si se quiere mejorar o controlar la manifestación de conductas anormales relacionadas con trastornos compulsivos.