Lucrecia Martel nunca deja de sorprendernos: cuando aún resuena el eco celebratorio de los últimos International Cinephile Society (premios entregados por más de 100 críticos e investigadores de todo el mundo, que, en la edición del domingo, reconocieron a Zama -la nueva película de Martel- como mejor film, mejor película en idioma no angloparlante, mejor dirección y actor protagónico), se anunció que la cineasta argentina fue convocada por la artista islandesa para desarrollar el concierto multimedia Cornucopia, que se presentará en Nueva York en mayo de este año: con una serie de ocho recitales, Cornucopia inaugurará The Shed, un centro de arte con una revolucionaria arquitectura móvil que tiene en vilo a buena parte de Manhattan. Así, Martel reemplazará a John Tiffany -que acaba de ganar un premio Tony por Harry Potter and the Cursed Child-, el director teatral que debió bajarse del proyecto por problemas de agenda.
“Me siento muy orgullosa de poder trabajar junto a una de las mujeres más innovadoras del mundo de la música. Colaborar en un show de Björk es un pasaporte al siglo XXII”, dijo la directora, que trabajará con Björk, el ensamble de flautistas islandeses Viibra, Katie Buckley (arpa), Manu Delago, (percusión) y Bergur Þórisson (electrónica), y un coro. Según se anunció en su momento, las presentaciones contarán con música en vivo, proyecciones audiovisuales y tecnología digital, y, junto a Martel, en la puesta en escena trabajarán el artista multimedia Tobias Gremmler, el artista plástico James Merry y la coreógrafa Margrét Bjarnadóttir.
De esta manera, Martel impondrá su estampa al show, que promete ser el más impactante de la carrera de Björk, o al menos eso es lo que promete la artista, que cuenta con una personalísima e intensa carrera y siempre ha coqueteado con las variantes de la abstracción: grabó su primer álbum a los 11 años, cantó en grupos rockeros como Kulk y The Sugarcubes, en 1993 lanzó su proyecto solista y, entre sus incontables proyectos, en 2000 protagonizó Bailando en la oscuridad, de Lars von Trier, con la que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes y una nominación a mejor actriz en los Globo de Oro, aunque nunca volvió a la actuación.
La dupla de Björk y Martel no puede ser más prometedora, ya que la multiinstrumentista trabajará junto a una de las directoras de culto que fundaron el llamado Nuevo Cine Argentino: en 2001, Martel debutó con una joya de la cinematografía latinoamericana, La ciénaga (con Graciela Borges y Mercedes Morán), y luego siguió con La niña santa (2004), La mujer sin cabeza (2008) y en 2017 estrenó su esperada versión de Zama, la novela homónima que su compatriota mendocino Antonio Di Benedetto publicó en 1956, con la que se ha impuesto en incontables festivales.