La Asamblea Nacional de Venezuela tenía previsto este domingo votar para elegir a su presidente. La mayoría opositora daba por garantizada una victoria de quien ocupa actualmente el cargo, Juan Guaidó, quien en enero de 2019 se autoproclamó presidente interino del país. No fue casual que fuera Guaidó quien asumiera ese rol: la Constitución venezolana establece que ante la vacancia total de la presidencia, el cargo será asumido por el presidente de la Asamblea Nacional. La oposición no reconoció los resultados de las elecciones, a las que calificó de irregulares después de que le dieran la victoria a Nicolás Maduro, por lo cual consideró que la presidencia estaba vacante. Guaidó se autoproclamó en el cargo y recibió el apoyo de más de 50 países.

Así, Venezuela empezó a tener “dos presidentes”, y a partir de este domingo todo indica que lo mismo sucederá con la Asamblea Nacional, cuyo papel en las estrategias políticas del oficialismo y la oposición ha ido cambiando. Las últimas elecciones al legislativo, en 2015, dejaron un Parlamento mayoritariamente opositor, ante lo cual el gobierno emprendió una acción judicial que derivó en que la máxima corte judicial la declarara en desacato y anulara todas las decisiones que adoptara a futuro. En 2017 el Ejecutivo conformó la Asamblea Nacional Constituyente, que redactaría una nueva Constitución, un proceso que todavía no culminó. El año pasado, después de que Guaidó se autoproclamara presidente, el oficialismo decidió volver a la Asamblea Nacional, pese a que sigue vigente la medida judicial, en un aparente intento de resquebrajar el único espacio de poder dominado por la oposición.

En la previa de la sesión de este domingo, diputados opositores empezaron a denunciar acoso por parte de fuerzas de seguridad. A través de Twitter mencionaron una maleta “con supuesta apariencia de bomba” y la presencia de integrantes armados de las fuerzas de seguridad de Venezuela en un hotel donde estaban alojados varios de ellos. Pocas horas después, Guaidó y otros opositores denunciaron que las fuerzas de seguridad les impedían el acceso a la Asamblea Nacional. El líder opositor dijo que era “la dictadura” la que intentaba evitar por “todos los mecanismos posibles” su reelección.

Finalmente, fue elegido como presidente Luis Parra, un diputado que fue expulsado del opositor Primero Justicia por acusaciones de corrupción y que actuó este domingo en alianza con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Parra contó con el respaldo del oficialismo y de la oposición disidente, que no respalda a Guaidó, en una sesión en la que, según los que quedaron afuera, no se alcanzó el cuórum, aunque, de acuerdo al chavismo, estaban presentes 140 de los 165 diputados.

Horas después de la votación, Maduro sostuvo que Guaidó no entró al recinto porque “no quiso dar la cara” porque no contaba con los votos suficientes para ser reelecto.

La otra sesión

“Ellos no representan al pueblo venezolano, es una maniobra para tratar de imponer a un grupo de cómplices de Maduro y su régimen en la Asamblea Nacional”, aseguró en Twitter el delegado por Guaidó para Relaciones Exteriores, Julio Borges. Además, en la cuenta de la Asamblea Nacional el equipo de Guaidó tuiteó: “Alerta. Golpe al parlamento. Sin votos ni cuórum diputados del PSUV intentan juramentar falsa directiva”.

La elección de Parra fue rechazada por los países que reconocen a Guaidó como presidente, entre ellos Estados Unidos, Brasil, Chile y Ecuador. También hubo reacciones por estos hechos en Uruguay.

Después de las declaraciones, la oposición que sigue a Guaidó tomó el camino de la acción: unos 100 legisladores decidieron tener una sesión improvisada, en la sede del diario El Nacional, en la que votaron a su líder como presidente de la Asamblea Nacional. “Juro ante Dios y ante el pueblo de Venezuela hacer cumplir esta Constitución y los deberes inherentes al cargo de presidente del Parlamento y presidente encargado de Venezuela, para hacer valer los derechos de nuestros hermanos venezolanos”, dijo al tomar juramento.