Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
El Frente Amplio (FA) está en un período de renovación de su plana mayor, por obvias razones generacionales, y es también obvio que las candidaturas a la Intendencia de Montevideo tienen importancia en ese sentido. Basta con ver que, al cumplirse ayer 49 años de la fundación del FA, esa fuerza política decidió que la conmemoración en Montevideo (IM) coincidiera con una reunión del Plenario Departamental, y que en ella la oratoria estuviera a cargo de Carolina Cosse, Daniel Martínez y Álvaro Villar.
Además, Martínez y Cosse no se limitaron a hablar del aniversario y de sus propuestas para el gobierno departamental, sino que abundaron en referencias a los proyectos que maneja la futura coalición de gobierno nacional, más como aspirantes a conductores y portavoces del conjunto del FA que como candidatos a la intendencia de un departamento.
El objetivo formal de la reunión era aprobar las suplencias en las listas de cada aspirante a gobernar Montevideo, y no está de más señalar que cada cual definió las suyas, salvo la última (que en todas las listas corresponderá a Isabel Andreoni, en representación de las bases organizadas). Esto refuerza la impresión de que la elección capitalina del 10 de mayo tendrá mucho de medición de fuerzas con miras a la conducción futura.
De todos modos, el FA es una coalición y movimiento que lleva casi medio siglo de existencia, y su funcionamiento se asemeja al de un partido con corrientes internas, cosa que no se puede decir, pese a la retórica de polarización imperante, de la coalición (sin movimiento) que pronto comenzará a gobernar el país. Es muy claro que el contenido y el clima de las conversaciones entre el PIT-CNT y el ministro designado de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres sería muy distinto si esa área hubiera quedado en manos de otro de los partidos que apoyaron a Luis Lacalle Pou en el balotaje.
Por supuesto, habrá que ver luego del 1º de marzo qué margen de autonomía tiene Mieres, pero también es evidente que las discusiones con respecto al funcionamiento futuro de las cárceles, y a la importancia que se dará en ellas a los esfuerzos por la rehabilitación de las personas privadas de libertad, podrían tener otro tenor si la conducción del Ministerio del Interior hubiera correspondido a otras figuras de la “coalición multicolor”.
Más allá de la mencionada polarización en los discursos, una cosa es hacer campaña y otra, muy distinta, asumir responsabilidades de gobierno. Así, resulta que el ministro designado de Transporte y Obras Públicas, Luis Alberto Heber, afronta el desafío de desarrollar obras de infraestructura sin violentar los compromisos preelectorales de reducir el gasto público y no aumentar la carga tributaria. En ese marco, maneja la posibilidad de que el financiamiento para la construcción de rutas y su mantenimiento cuente con aportes vinculados con el uso de esas obras.
Lo que está por verse es cómo les cae ese planteamiento a quienes, en los últimos años, han insistido sobre la necesidad de que el gobierno nacional redujera considerablemente los gastos del “país productivo” del que se consideran representantes.
Hasta mañana.