Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

No es fácil gobernar. Se fijan objetivos y se planifica cómo avanzar hacia ellos, pero son muchas las variables que pueden trastrocar la realidad de un día para otro. El nuevo gobierno estaba evaluando sus primeras medidas económicas, incluyendo el aumento de tarifas, pero ha tenido que abrir un compás de espera, ante una suma de incertidumbres muy relevantes, entre otras cosas por la retracción del comercio internacional, la caída de los precios del petróleo y el aumento de la cotización local del dólar.

Hay quienes opinan que las autoridades nacionales no reaccionaron con la celeridad y el profesionalismo que correspondía ante el alza del dólar, y cabe señalar que las críticas no vienen sólo desde el Frente Amplio. Ayer, por ejemplo, el editorial de El Observador sostuvo que la reacción del Banco Central (BCU) fue “tardía” y que se debió mostrar “una actitud más contundente”.

Es mucho lo que está en juego, y no debería pasar inadvertido que los aumentos de las tarifas y del precio del dólar son factores de inflación, que pueden tener repercusiones muy complicadas para el gobierno, desde la negociación salarial hasta la relación con organismos internacionales y calificadoras de riesgo. Esto se aprecia desde la izquierda y desde la derecha, si quienes miran son inteligentes y ven más allá de sus narices. Por lo general se considera que la sinceridad es una virtud, pero eso no significa que todas las expresiones sinceras sean sensatas. “Callate, nena, que se te entiende todo”, le decían a un personaje del humorista salteño Arthur García Núñez, más conocido como Wimpi.

Cuando el ministro colorado de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte, dijo “era lo que ansiábamos”, hablando de la suba del dólar, reveló sin disimulos lo que pensaba, pero no por ello tenía razón, y parece poco atinado que un integrante del gobierno haya realizado ese comentario, mientras el presidente Luis Lacalle Pou reconocía los perjuicios del fenómeno, y desde el BCU se intentaba reducir daños. No se sabe si Uriarte usó la tercera persona del plural para hablar de sí mismo, o si se refería a quienes, como él, son productores rurales exportadores. En todo caso, su actual lugar institucional le impone un “nosotros” que intente representar al conjunto de la sociedad.

Es menos obvio que haya sido sincero Guido Manini Ríos cuando dijo que “todos sabemos” que los detenidos desaparecidos “no van a aparecer” (y es poco claro, también en este caso, a quiénes se refería el líder de Cabildo Abierto cuando dijo “todos”).

Si asumimos que fue sincero Pablo Abdala, ahora presidente interino del Directorio del Partido Nacional, cuando dijo que su fuerza política “no tiene información” acerca de las numerosas denuncias de abuso policial presentadas en los últimos días, es llamativo que los nacionalistas las desconozcan. Ayer nomás, se difundió una de indudable gravedad en varios medios de comunicación masivos, y sería bueno que el partido del presidente de la República estuviera enterado, porque hechos de ese tipo pueden trastrocar los mejores planes para mejorar la seguridad pública.

Hasta mañana.