Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria. La jornada de ayer terminó con la esperanza de que no se cometieran imprudencias con motivo de la Noche de la Nostalgia y con un importante despliegue policial, porque con la esperanza sólo no daba para quedarse tranquilos. Dentro de unos días, la información del Sistema Nacional de Emergencias nos dirá si hay retrocesos que lamentar.

Sí sabemos que habrá retrocesos lamentables en el poder de compra de los salarios, por lo menos este año y el que viene. Los lineamientos del Poder Ejecutivo para el sector público plantean esa perspectiva, al igual que los ya conocidos para la actividad privada (cuya aplicación podrá tener algunas excepciones, como la que ya se acordó para la construcción, pero que seguramente marcarán la tendencia mayoritaria).

La diferencia es que en el caso de los públicos hay cierto grado de compromiso de que se regrese al nivel anterior, por etapas hasta 2024 y no completamente, pero eso dependerá de lo que ocurra con la inflación. Se habla de “recuperación”, pero “regreso” es más preciso: con los procedimientos de ajuste anual planteados, después de doce meses con reducción de salario real se pasará a un escalón un poco más alto, pero lo perdido, perdido quedará.

La Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado no quedó muy conforme, como era previsible. Cuestionó que esta decisión haya sido unilateral, y aspira a mantener por lo menos los beneficios extrasalariales del convenio vigente, que vence a fin de año. Hoy realizará una asamblea nacional de delegados para definir su actitud futura.

Otras pulseadas siguen en curso, sin que esté en juego el ingreso de los hogares. El Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública dispuso que se retirara de los centros de estudio la cartelería contra el entonces proyecto de ley de urgente consideración, con el argumento de que atentaba contra la laicidad, y la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) recomendó rever esa decisión, que consideró violatoria de las libertades de expresión y sindical. Ahora la dirección del Partido Colorado respaldó lo resuelto por el Codicen, sostuvo que la INDDHH atacó la laicidad, e instó a los legisladores de esa fuerza política a “defender los principios básicos de la educación democrática” en el Parlamento.

A mitad de camino entre lo material y lo abstracto, es previsible que continúen los debates sobre las estadísticas de criminalidad. El Ministerio del Interior dio a conocer cifras correspondientes al primer semestre de este año, y todos los participantes en las polémicas tendrán de qué agarrarse.

Unos destacarán que disminuyeron los hurtos (12,6%), las rapiñas (5,6%), los homicidios (1,2%) y las denuncias por violencia doméstica (0,5%). Otros señalarán que las dos últimas caídas fueron muy leves, que las rapiñas son menos porque hay menos gente en la calle, y que no sólo aumentaron los copamientos (18,8%), sino también –y aún más– los abigeatos (31,5%), pese a que el Poder Ejecutivo priorizó combatirlos. En todo caso, debería ser obvio que lo importante para el país es que la criminalidad descienda, con independencia de que esto pueda mejorar la imagen del gobierno.

Las estadísticas del Ministerio del Interior no se ocupan del aumento de la violencia vinculada con la política, pero hubo nuevas agresiones en Salto, esta vez entre oficialistas.

Hasta mañana.