Las conversaciones que mantenía el exjefe de seguridad presidencial, Alejandro Astesiano, siguen dando que hablar. Este viernes, el semanario Brecha publicó el intercambio que tuvo Astesiano con un representante de una de las empresas que lidera Juan Seré, empresario asesor en temas de innovación del presidente Luis Lacalle Pou. En los chats queda en evidencia que el excustodio, que era funcionario público, mantenía negocios como representante de una empresa de seguridad privada.

Friopuerto Montevideo SA fue cliente de Astesiano, según se desprende del chat. Esa empresa es una de las concesionarias que explotan el complejo frigorífico del Puerto Libre de Montevideo. A su vez, junto a Rilcomar SA gestionan desde 2013 un predio de 27.000 metros cuadrados con una capacidad de almacenamiento de 9.000 toneladas. Rilcomar es la filial de logística de mercaderías del Grupo Seré, dedicado a la logística portuaria. El grupo está liderado por Juan Seré, uno de los hombres de confianza del presidente.

“Estimado Alejandro, buenas tardes. Mi nombre es P. F., me pasó su contacto Juan Seré”, comienza la conversación el 18 de abril de este año del representante de Friopuerto con Astesiano, según publicó Brecha y confirmó la diaria. En ese momento le dijo que quería hablar para “evaluar una propuesta de servicio de vigilancia en un depósito fiscal ubicado en La Tablada. La firma se llama Rilcomar SA”. Ambos pautan un encuentro en el predio al día siguiente.

Foto del artículo 'Astesiano vendía servicios de seguridad privada a empresa de Juan Seré, asesor de Lacalle Pou'

En junio retoman las conversaciones con más intensidad para afinar detalles de la propuesta, entre los que discuten la conveniencia de tener guardias de seguridad armados o no, algo que encarecía el acuerdo pero en lo que Astesiano insistió.

El 30 de junio se retoma la conversación y la relación comercial ya parece estar en marcha. El representante de Rilcomar le dice a Astesiano que algunas personas habían ingresado al predio en moto y le pide: “Si podés mandar a tus amigos uniformados para que hagan ruido por la vuelta, estaría bárbaro”, en referencia a la Policía, algo que 13 minutos después queda claro: “Me refiero a la republicana”, le dice el empresario, y Astesiano responde: “Ya”.

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El 4 de julio se comunican por la facturación de los servicios. El ejecutivo envía datos de la razón social y el RUT de Rilcomar y Astesiano responde con los datos para una transferencia bancaria con un número de cuenta en el banco BBVA.

El semanario consultó a P. F. sobre su vínculo con Astesiano y aseguró que siempre se presentó como comisionista de otra empresa de seguridad, “que ya cerró”, y actuaba como un gestor que “unía las partes” entre una empresa y la otra. Sin embargo, reconoció que el excustodio prometía contactos con servicios policiales.

Implicancias

De los chats se desprende que el empresario contrató servicios de parte de Astesiano, que tenía un contrato de funcionario público con el Estado, además de que parecería que logra mover sus influencias para disponer de efectivos policiales y de que el cobro de dinero parecería carecer de ciertos aspectos formales. Ahora la Justicia debe determinar si estos hechos se concretaron.

Tal como señala Brecha, estas conversaciones parecen entrar en irregularidades administrativas, ya que Astesiano era un adscripto del Estado, por lo que se regía por el Código de Ética en la Función Pública, que regula lo que se entiende por incompatibilidad de los funcionarios públicos, el conflicto de interés y la conjunción de interés público con el privado. En este caso, el jefe de la seguridad de Presidencia vendía servicios de seguridad a un concesionario del Estado, vinculado al presidente.