Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
La renuncia de Carolina Ache poco tuvo que ver con la política exterior uruguaya, pero la asunción del nuevo subsecretario de la cancillería, Nicolás Albertoni, puede implicar algunos cambios, relativos pero no desdeñables.
De todos modos, y pese a la creciente costumbre de llamar “viceministros” a los subsecretarios, hay que recordar que estos no tienen ninguna tarea permanente definida de antemano, a diferencia de quienes ocupan la vicepresidencia de la República y, además de desempeñarse como suplentes cuando corresponde, dirigen las sesiones del Senado y la Asamblea General con voz y voto, al tiempo que se ocupan de varias cuestiones relevantes para el funcionamiento del Poder Legislativo.
Los ministerios son comandados a todos los efectos por sus titulares, y estos tienen las manos libres para asignarles o quitarles tareas en cualquier momento a las personas que ocupan las subsecretarías.
La Constitución indica que los subsecretarios deben ser nombrados a propuesta de los ministros, pero a menudo su designación depende de criterios negociados entre el presidente de la República y los partidos o sectores que lo apoyan. En este caso particular, Ache, que hasta hace poco integraba el sector colorado Ciudadanos, sí fue designada por voluntad de Ernesto Talvi cuando este asumió la cancillería. El actual ministro, Francisco Bustillo, identificado con el Partido Nacional, la “heredó” cuando Talvi renunció a su cargo y a la política partidaria, quizá un poco para que Ciudadanos no se quedara sin nada y otro poco porque la respaldó el presidente Luis Lacalle Pou, quien notoriamente define la orientación de la política exterior.
Ache cuenta con un título de maestría en Relaciones Internacionales y una tecnicatura en Comercio Exterior, pero no tiene tras de sí una carrera diplomática como Bustillo y los funcionarios del círculo más cercano a este, con los que incluso tuvo algunos encontronazos durante los años en que fue subsecretaria. Albertoni tiene en común con ella la pertenencia al Partido Colorado (aunque no integra orgánicamente Ciudadanos) y la formación y experiencia académicas, pero en principio parece tener más afinidad con quienes han dedicado sus vidas al servicio diplomático, una visión menos centrada en lo económico que la de Ache, y una voluntad más notoria de hacer política.
Por lo pronto, ayer sus primeras declaraciones como subsecretario fueron adecuadamente ambiguas pero significativas, como corresponde en el mundo de la diplomacia. Dijo que la actuación del ministerio no depende sólo de “lo que el país quiera hacer”, sino también de “lo que el contexto y el mundo permitan”.
Esto, que es cierto en mayor o menor medida para cualquier responsabilidad de gobierno, tiene especial relevancia en las actuales circunstancias de la cancillería, embarcada por voluntad presidencial en la búsqueda, hasta ahora sin éxito, de una pertenencia “flexible” al Mercosur y de acuerdos de libre comercio negociados sin participación de este, dos lineamientos claramente rechazados por los demás integrantes del bloque, en el que además la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente de Brasil tendrá sin duda fuertes consecuencias.
Hasta el lunes.