Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

La campaña hacia el domingo 27 va llegando a su fin. Ayer los partidarios del Sí emitieron su mensaje por cadena nacional, y los del No llevaron a cabo su acto de cierre nacional. Hoy el presidente Luis Lacalle Pou realizará una conferencia de prensa por el No, y mañana será el último día antes de que comience la veda de publicidad, una medida que se ha vuelto anacrónica porque no afecta diversas actividades proselitistas mediante internet.

Las últimas encuestas coinciden en mostrar un panorama que no permite certeza en los pronósticos, con porcentajes bastante similares de preferencia por cada papeleta, una pequeña ventaja para la del No según algunas empresas y una importante proporción de indecisos, que podría volcar el resultado hacia un lado o el otro.

Está por verse, obviamente, en qué medida son acertadas esas mediciones, pero el panorama político ha cambiado mucho en relación con lo que se percibía cuando comenzó la recolección de firmas por el referéndum. No cabe duda de que tuvo una importancia crucial aquella movilización, en circunstancias muy adversas por la pandemia y la fuerte aprobación al modo en que el gobierno la encaró.

El oficialismo subestimó la posibilidad de que se reunieran las firmas necesarias. Cuando la entrega de unas 800.000 a la Corte Electoral le impuso un cambio de escenario, decidió que lo que más le convenía era subir la apuesta, y convertir el debate sobre los 135 artículos impugnados de la Ley de Urgente Consideración (LUC) en una reedición de las elecciones de 2019.

Con esa premisa, ha desarrollado su campaña como si dejar sin efecto tales artículos implicara ponerle fin al cambio de orientación decidido por la ciudadanía, desandar todo el camino recorrido desde la asunción de Lacalle Pou y reinstalar las políticas aplicadas durante los gobiernos del Frente Amplio.

Es una interpretación a todas luces excesiva, porque las normas sometidas a referéndum no abarcan aspectos centrales de las políticas que se han aplicado en lo económico, lo social o las relaciones internacionales, por mencionar sólo algunos ejemplos. Y también porque, si bien parece muy probable que un triunfo del Sí aumente y acelere disputas dentro del oficialismo, los frenteamplistas seguirán siendo minoría en ambas cámaras y el presidente conservará todas sus considerables potestades.

En todo caso, y aunque resulta evidente que el Poder Ejecutivo postergó el impulso a varios de sus propósitos para no perder votos por el No, las causas de que Lacalle Pou no haya hecho todo lo que quería no se relacionan solamente con la resistencia social y política (que puede salir fortalecida aunque los 135 artículos queden vigentes), sino también con el hecho innegable de que la coalición de gobierno carece de consensos en varias áreas relevantes.

Este último factor puede acentuarse si gana el Sí, pero no desaparecerá si gana el No, y el papel central asumido por el presidente en la campaña puede crear tensiones adicionales con independencia del resultado.

Hasta mañana.