Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Los poderes ejecutivos de Finlandia y Suecia anunciaron sendos pedidos de ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y tanto en los dos países como en esa alianza militar hay ambiente favorable a la aceptación de las solicitudes.
Suecos y finlandeses tienen una larga historia de no alineación militar, pero sus actuales gobiernos han decidido abandonarla, alegando que la incorporación a la OTAN es necesaria para que no les suceda lo mismo que a Ucrania.
Desde aquí no es fácil discernir en qué medida el temor popular en ambos países nórdicos es espontáneo o inducido. Tampoco es fácil evaluar si los gobiernos actúan en función de lo que consideran legítimos intereses nacionales o aprovechan la coyuntura para alinearse con estrategias ajenas. Lo que resulta evidente es que los pedidos de ingreso a la OTAN realimentan el peligro de que la violencia en Ucrania se extienda.
Las autoridades finlandesas y suecas, con la intención declarada de defenderse contra eventuales ataques rusos, reiteran la conducta del gobierno ucraniano que Vladimir Putin señala como una causa principal de la invasión, y refuerzan la tendencia a que el mapa militar de Europa se reconfigure con una amplia y peligrosa frontera entre la OTAN y Rusia.
Finlandia tiene una extensa frontera terrestre con Rusia y ocupa, junto con Suecia, toda la costa norte del mar Báltico, estratégico para los intereses geopolíticos rusos.
Alemania desclasificó hace poco documentos de los años 90 en los que queda claro que el gobierno de ese país y el de Francia insistieron en honrar y explicitar el compromiso de no expandir a la OTAN hacia el este, establecido en negociaciones con Mijaíl Gorbachov antes de la desintegración de la Unión Soviética. Estados Unidos, participante en aquellas negociaciones, no quiso renunciar de antemano a ninguna ventaja en el desenlace de la Guerra Fría, y prefirió dejar abierta la posibilidad de que la OTAN, en la que es el socio más poderoso, avanzara hacia las fronteras rusas.
En la actualidad, Estados Unidos afronta la perspectiva de su declinación como potencia hegemónica en el planeta, por varios factores, entre los que se destaca el ascenso de China. Lo que está ocurriendo en Europa contribuye a que, sin arriesgar vidas estadounidenses, Washington fortalezca su ascendiente sobre ese continente y su posición en el juego mundial, sobre la base del mayor poder que conserva: el militar.
Las promesas hechas a Gorbachov son invocadas desde hace años por Putin para fortalecer su relato sobre una Rusia traicionada, amenazada y obligada a garantizar su seguridad. Las decisiones de los gobiernos finlandés y sueco refuerzan aún más ese relato.
Esto no quiere decir, por supuesto, que la narrativa de Putin deba ser considerada una explicación totalmente verdadera y central de lo que ocurre, y mucho menos justifica la gravísima violencia en Ucrania. Ningún relato interesado debería hacernos olvidar que operan fuertes intereses económicos y disputas de poder a escala mundial, mientras multitudes de personas son sacrificadas sin el menor escrúpulo. Pero es preciso ver que en estos días los peligros aumentan en vez de decrecer.
Hasta mañana.