Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
El frenteamplista Gustavo Leal visitó al padre de Alejandro Astesiano en la localidad brasileña de Barra do Chuí. El exjefe de la seguridad presidencial afirmó que fue a ofrecerle dinero, pero se cuidó muy bien de presentar una denuncia, y el padre niega la versión del hijo.
Cuando esto se supo, poco antes del acuerdo entre la fiscal Gabriela Fossati y Astesiano para que este se declarara culpable y recibiera una condena reducida, el oficialismo se aferró a la noticia para sostener que la investigación se había vuelto contra el Frente Amplio (FA). Fossati citó a Leal como testigo, pero a los pocos minutos de hablar con él le informó que pasaba a ser indagado y debía volver a presentarse con un abogado.
Leal había dicho que explicaría todo a la prensa después de declarar ante la fiscal, pero decidió que, como su declaración había sido interrumpida y pospuesta, no hablaría con periodistas hasta que concluyera.
De todos modos, ha trascendido cuál es el relato de Leal: el padre de Astesiano había hecho saber que, considerando que su hijo había sido abandonado a su suerte por el oficialismo, deseaba tener contacto con la oposición frenteamplista, y por eso fue a verlo. El presidente del FA, Fernando Pereira, acotó que fue una decisión individual de Leal, pero de todos modos lo respaldó y reivindicó su derecho de hablar con quien quiera.
En el terreno de los intereses partidarios, cabe considerar que Leal cometió un error, perjudicial para el FA y beneficioso para el oficialismo, pero la imprudencia política no es un delito tipificado en el Código Penal.
Fossati no ha planteado acusaciones contra Leal. Lo indaga porque sospecha que puede haber visitado al padre de Astesiano con la intención de “entorpecer la investigación” que involucra a su hijo y a otras personas.
Según una directriz generalmente aceptada para la actuación fiscal, la evidencia es más importante que los presuntos motivos, ya que a estos hay que probarlos y eso no es sencillo. Desde que Astesiano fue detenido, su padre seguramente habló con muchas personas sobre muy distintos asuntos. Desde el punto de vista político, no cabe duda de que la visita de Leal tuvo connotaciones particulares, pero con un enfoque jurídico es obligatorio apoyarse en alguna evidencia para adjudicarle apariencia delictiva.
Hay gente que maneja, sin más base que sus convicciones o el deseo de que otros se convenzan, la idea de que Leal o el FA querían lograr que Alejandro Astesiano o su padre hicieran declaraciones perjudiciales para el presidente Luis Lacalle Pou. Se puede creer esto a partir de una muy mala opinión sobre el FA, pero en un proceso judicial es inaceptable que se le atribuyan intenciones a alguien por su filiación política.
Fossati ha mostrado una preocupante tendencia a dar por cierto, con gran rapidez, lo que le dicen altas figuras del gobierno nacional, descartando que les corresponda alguna responsabilidad por los actos ilegales que investiga (y, obviamente, tampoco por los hechos en los que no ha visto apariencias de que se cometieran delitos). De Leal, en cambio, desconfió de antemano o apenas lo escuchó. Era previsible, pero no es serio.
Hasta el lunes.