Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Una nueva interpelación del Frente Amplio (FA) al ministro del Interior, Luis Alberto Heber, se centrará hoy en el aumento de los homicidios, pero parece poco probable que tenga consecuencias novedosas.
Heber insiste desde hace años en un autoelogio de su desempeño, que se apoya en la constante comparación de las estadísticas sobre criminalidad con las del último año de gobierno frenteamplista, que fueron especialmente preocupantes. Da la impresión de que este recurso dejó de resultar efectivo hace rato, salvo para un sector de la población cuyo apoyo a la coalición multicolor tiene más que ver con la hostilidad hacia el FA que con lo que las actuales autoridades hagan o dejen de hacer.
Quienes no están en esa posición, y tampoco en una de rechazo sistemático al oficialismo, no parecen, según las encuestas de opinión, convencidos de que el aumento de los asesinatos y de su truculencia deba ser considerado una consecuencia del éxito policial en la lucha contra el narcotráfico.
Esto se debe en gran medida a que, lamentablemente, no se percibe que el tan pregonado combate a la venta minorista de drogas haya disminuido la presencia de organizaciones criminales en el país o en los barrios, ni los muchos perjuicios que causa. Dicho sea de paso, tampoco está muy extendida la percepción de que la disminución de las denuncias de otros delitos corresponda a que realmente es más seguro salir a la calle.
Este año hubo, de todos modos, un cambio. Durante años, el Ministerio del Interior denigró y desmanteló estrategias y procedimientos que el FA había implementado, para jugarle todas las fichas a un aumento de la presencia policial en las calles y la restauración de criterios y jerarcas del siglo pasado. Hace unos meses, al convocar a un diálogo multipartidario, empezó a reconocer que no era tan erróneo e inútil ocuparse de mejorar la convivencia en los barrios mediante programas que involucren a distintos organismos y fortalezcan de diversas formas la presencia estatal.
De todos modos, este cambio llegó bastante tarde, y sus consecuencias hasta el momento son sólo intenciones, cuya concreción está por verse en la última Rendición de Cuentas que permitirá nuevas asignaciones de recursos.
Por otra parte, el desafuero del senador Gustavo Penadés, requerido por el sistema judicial para afrontar numerosas denuncias de explotación sexual de adolescentes, llevó a que la lista herrerista 71 perdiera a su articulador central, y Heber se ha volcado en las últimas semanas a actividades políticas de ese sector, que incluyen el apoyo a la precandidatura presidencial de Laura Raffo.
Es probable que esto no le caiga bien al gran porcentaje de la población que expresa descontento con su gestión ministerial, y por cierto no es una señal de que el veterano político esté concentrando sus esfuerzos en resolver los problemas pendientes de seguridad pública.
Habrá que ver durante cuánto tiempo es viable que sostenga esta doble actividad sin que las consecuencias perjudiquen tanto la imagen pública del gobierno como la de la lista 71. Pero lo que más importa no son las imágenes, sino los hechos, y en este sentido la gestión de Heber hace tiempo que no da la talla.
Hasta mañana.