Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Entre la primera vuelta y la segunda de las elecciones del año pasado se habló mucho de la composición inédita del próximo Parlamento, donde el Frente Amplio (FA) tendrá mayoría en el Senado pero no en la Cámara de Representantes, y en esta tampoco serán mayoría quienes integran el oficialismo saliente, que ocuparán 49 de las 99 bancas. Otras 48 corresponderán a frenteamplistas y las dos restantes a Identidad Soberana.

A partir de esta configuración, se sostuvo que el partido cuya fórmula ganara el balotaje tendría grandes dificultades para aprobar sus proyectos, pero este pronóstico correspondía a la visión de dos bloques homogéneos, disciplinados y contrapuestos por completo en materia programática, que no se adecua a la realidad.

En el actual oficialismo, la fuerza política más antagónica con el FA es el Partido Nacional (PN), que presenta una homogeneidad poco frecuente por el fuerte predominio de Luis Lacalle Pou y el desdibujamiento de la corriente “wilsonista”, que en las últimas décadas tuvo como principal figura a Jorge Larrañaga, hasta su muerte en mayo de 2021. De todos modos, si bien los nacionalistas son por lejos el partido mayor entre los no frenteamplistas, e impusieron su voluntad a la de sus socios en varios temas nada menores, no lograron tener un mando consolidado sobre ellos en este período de gobierno, y nada indica que vayan a tenerlo en el próximo.

El documento “Compromiso por el país”, firmado antes de la segunda vuelta de 2019, recogió los acuerdos existentes entre quienes habían decidido apoyar a Lacalle Pou y disimuló con redacciones vagas las discrepancias sobre varias cuestiones, que pronto quedaron al descubierto en debates oficialistas previos a la aprobación en 2020 de las leyes de presupuesto y de urgente consideración. Lacalle Pou nunca aceptó que el oficialismo contara con un organismo de conducción o al menos de coordinación entre los líderes partidarios, y tampoco hubo una comisión de programa común. Las diferencias se reiteraron, incluso acerca de la reforma jubilatoria de 2023, a la que Guido Manini Ríos, conductor de Cabildo Abierto (CA), le impuso modificaciones de último momento.

Hubo también iniciativas planteadas por socios del PN que no fueron respaldadas por el conjunto del oficialismo saliente. Una de ellas fue el proyecto para ponerle límites a la forestación industrial impulsado por CA, que se aprobó con apoyo del FA y fue vetado en 2021 por Lacalle Pou. Otra, el proyecto sobre eutanasia promovido por el colorado Ope Pasquet, que en 2022 llegó a aprobarse en Diputados con votos de la mayoría de su partido, una minoría del PN, el representante del PI y casi toda la bancada frenteamplista, pero luego fue bloqueado en la comisión del Senado.

Ahora se anuncia desde el FA la intención de reactivar el trabajo parlamentario para legalizar la eutanasia y acotar la forestación. En ambos casos, es obvio que quienes defendieron los proyectos no aprobados mantienen sus posiciones, y parece muy probable que haya nuevas leyes. En otras áreas el FA seguramente tendrá que negociar y puede afrontar reveses, pero no se avizora nada semejante a un forcejeo continuo entre dos bloques.

Hasta mañana.