Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El nuevo gobierno aprovechó la asistencia de importantes delegaciones extranjeras a la asunción de Yamandú Orsi para fortalecer la política internacional uruguaya en un mundo atravesado por conflictos e incertidumbres, tras un período con más anuncios y traspiés que logros. Orsi se reunió ayer con sus pares de Alemania, Armenia, Colombia, Guatemala y Paraguay, con el presidente del Banco de Desarrollo de América Latina y con el ministro de Agricultura de China.

En un marco general de búsqueda de oportunidades y entendimientos, tuvieron especial destaque las conversaciones relacionadas con el aumento de la venta de alimentos y la cooperación científica con China, la salida por Nueva Palmira de exportaciones paraguayas de celulosa y, por supuesto, el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea.

Sobre este último asunto, los intercambios con el alemán Frank-Walter Steinmeier y el paraguayo Santiago Peña no pudieron soslayar que el presidente de Argentina, Javier Milei, afirmó el sábado que está dispuesto a salir del Mercosur si este no le permite a Argentina firmar un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Hay varios motivos para tomar con pinzas estas afirmaciones de Milei.

En primer lugar, hace meses que los movimientos políticos del presidente argentino apuntan, ante todo, a influir en la opinión pública con miras a las elecciones legislativas de octubre de este año, en las que necesita aumentar su escasa bancada propia. Esto determina desde el manejo de las variables económicas (y del relato sobre la economía) hasta la manipulación del debate público, instalando temas que desvíen la atención de las áreas en las que Milei puede perder apoyo. En este contexto, agitar la perspectiva de un TLC con Estados Unidos y un eventual abandono del Mercosur puede ser sólo una maniobra más.

En segundo lugar, las coincidencias ideológicas entre Milei y Donald Trump no incluyen la cuestión del comercio internacional, ya que el primero es un ferviente partidario del libre comercio y el segundo un abanderado del proteccionismo. La posibilidad de un acuerdo puede interesarles por otros motivos, que para Milei se vinculan a la búsqueda de apoyo estadounidense en la negociación con el Fondo Monetario Internacional, y para Trump se inscriben en la disputa geopolítica con China, cuya creciente influencia en América Latina quiere frenar y revertir. De todos modos, los antecedentes del presidente de Estados Unidos no lo muestran como alguien dispuesto a contrariar intereses empresariales de su país para ayudar a Milei.

En tercer lugar, una salida argentina del Mercosur llevaría por lo menos dos años y tendría fuertes impactos socioeconómicos en nuestro vecino, sin la menor garantía de que el comercio con Estados Unidos pueda compensar los perjuicios.

Para los intereses uruguayos, es mucho más sensato avanzar con sobriedad y firmeza en un rumbo estratégico que intentar acompasarnos a la incesante generación de impactos fugaces por parte de Milei, o recaer en gestos erráticos y vanos como los que caracterizaron al gobierno de Luis Lacalle Pou. Urge reconstruir una política exterior profesional y respetada.

Hasta mañana.