Empecé con estas columnas a mediados de 2019. No las tengo contadas, pero han sido por lo menos unas 1.400, desde la campaña para las elecciones internas de aquel año hasta las departamentales del domingo pasado. La que están leyendo es la última que escribo y los Apuntes quedarán en manos del equipo de edición, con un formato un poco distinto y la misma función que tuvieron desde el comienzo: facilitar el acceso a las notas que publicamos cada día. El cambio aportará nuevos enfoques y matices, como debe ser.

A mí me van a poder seguir leyendo –si quieren– en la diaria, esta casa que ayudé a construir, pero no todos los días ni siempre sobre lo inmediato. También voy a seguir con tareas no acreditadas, como muchas otras personas que contribuyen, cada día, para que ustedes reciban la mejor versión de lo que podemos hacer.

La idea básica de Apuntes no va a cambiar porque, aunque estas columnas hayan quedado a mi nombre, siempre fueron el resultado de un trabajo en plural y una cadena de confianzas, a partir de criterios compartidos. Se han referido a notas cuya publicación se definió en forma grupal; otras personas se ocuparon de buscar información, entenderla y hacerla entender; recién después, y sobre esa base indispensable, empezó cada día la confección de la columna, por lo general con consultas e intercambios.

Por otra parte, comentar las noticias elegidas ha implicado prever y tener en cuenta puntos de vista ajenos, dentro y fuera de la diaria. Fue como una serie de diálogos imaginados, con la intención de integrar varios enfoques posibles y sin pretensiones de llegar siempre a una conclusión. Por eso, es probable que una de las palabras más usadas en Apuntes haya sido “pero”.

Estas columnas no han sido editoriales, porque llevan firma y no buscan hablar por la diaria, aunque sí desde un colectivo, que no se limita a la redacción y abarca en buena medida a una comunidad.

Una de las maravillas de este oficio es que permite y exige seguir aprendiendo, de mucha gente y día tras día. Mi lista de agradecimientos es, entonces, larga. Incluye a Lucas Silva, quien me propuso la idea de estas columnas cuando era director, a una gran cantidad de compañeras y compañeros de la diaria, no sólo periodistas, y a una cantidad aún mayor de personas que me han aportado datos, ideas y comentarios durante estos años, entre ellas colegas de otros medios. También, en un sentido más amplio, a quienes me enseñaron a hacer análisis político de coyuntura desde mediados de los años 80 del siglo pasado, y en especial a Héctor Rodríguez, Herbert José de Souza y el equipo del Centro Uruguay Independiente.

Tantas referencias a lo colectivo no me quitan responsabilidad personal por errores, sesgos, insuficiencias y apreciaciones injustas. Todo eso fue por cuenta mía y pido disculpas. Trataré de hacerlo mejor en el futuro.

Otra maravilla de este oficio es que todo cambia. En más de 40 años de trabajo como periodista hice cosas muy distintas y espero hacer todavía unas cuantas más, pero estos casi seis años de Apuntes han sido un período especialmente disfrutable para mí. Ojalá que les haya pasado lo mismo. Hasta las próximas.