Un equipo de investigadores coordinado por la Universidad de Rutgers, de Estados Unidos, propone la creación de una cámara de microbiota global para proteger la salud a largo plazo de la humanidad. Este especie de arca de Noé de microorganismos beneficiosos se recolectaría de poblaciones humanas cuyos microbiomas no están comprometidos por el abuso de antibióticos, las dietas basadas en alimentos ultraprocesadas y otros elementos nocivos de la sociedad moderna que han contribuido a una pérdida masiva de la diversidad microbiana y a un aumento de los problemas de salud a nivel mundial.

Los investigadores, que publicaron su estudio en la revista Science, argumentan que este reservorio microbiano puede ser la clave para preservar la salud global de la humanidad. Establecieron un paralelismo con lo que sucede con la Bóveda Global de Semillas ubicada en Svalbard –un archipiélago noruego situado en el océano Glacial Ártico–, la mayor colección del mundo de diversidad de cultivos creada para que sea útil en caso de desastres naturales o provocados por el hombre.

La idea de los científicos es recoger muestras de heces de algunas de las poblaciones más aisladas del planeta, sobre todo de grupos indígenas de África y de América Latina, para lograr guardar esas bacterias beneficiosas amenazadas por el estilo de vida occidental. El objetivo es estudiarlas y pensar en su posible reintroducción futura para prevenir enfermedades. “Nos estamos enfrentando a una creciente crisis de salud global, que requiere que capturemos y preservemos la diversidad de la microbiota humana mientras aún existe”, dijo la autora principal de la investigación, María Gloria Domínguez-Bello, profesora en el Departamento de Bioquímica y Microbiología y en el Departamento de Antropología de Rutgers-New Brunswick. Según declaró la científica al diario inglés The Guardian, la idea es “obtener una copia de seguridad para todas esas colecciones de bacterias en un país seguro y neutral, donde puedan ser preservadas hasta que las entendamos por completo”.

La idea de crear un repositorio bacteriano se basa en estudios que han comprobado que las personas que viven en comunidades tradicionales aisladas tienen una mayor diversidad bacteriana que quienes lo hacen en grandes ciudades o en los países occidentales. Se cree que la pérdida de diversidad de la microbiota, crucial para una buena salud, se debe a una conjunción de factores, desde el consumo de antibióticos hasta la adopción de dietas con alimentos altamente procesados o el aumento de las cesáreas, entre otros factores. La pérdida de algunos tipos de microbios deja la puerta abierta a patógenos oportunistas, que podrían estar detrás del aumento de algunas enfermedades, entre ellas las autoinmunes. Por otra parte, los investigadores señalaron que una manera efectiva de contribuir a que no se pierda la diversidad bacteriana de nuestros intestinos es promover el uso adecuado y racional de los antibióticos y mejorar los hábitos alimenticios.