Es frecuente escuchar en distintos ámbitos de la ciencia que el Pedeciba ha cumplido una tarea titánica en formar investigadores en Uruguay tras la salida de la dictadura. Sin embargo, ese reconocimiento del gran logro en el pasado esconde un presente en el que el programa aún es una pieza clave para formar a los futuros investigadores y pensar la ciencia de Uruguay. Sobre esto y otros temas conversamos con David González, que asumió la dirección del programa en marzo de este año, y Beatriz Garat, subdirectora desde diciembre de 2012.

Cuando se habla de la ciencia en nuestro país, se habla de la importancia del Pedeciba conjugando los verbos en pasado. Sin embargo, los 900 investigadores honorarios y 1.000 estudiantes que están en el programa hoy en día muestran que hay un presente que sigue siendo relevante.

David González (DG): Cuando te dicen que el Pedeciba fue importante es algo que suena a homenaje y a sepelio al mismo tiempo. El uso del pasado refiere a que el Pedeciba fue el que trajo el concepto de posgrado y de posgrado de investigación al Uruguay, más allá de algunos esfuerzos aislados que había en la Universidad de la República (Udelar). El Pedeciba permitió aunar esfuerzos de la Udelar y del Ministerio de Educación y Cultura y canalizó apoyos internacionales de las Naciones Unidas para crear un programa de posgrados en el país. Cuando nació el programa, Uruguay era un país en el que la investigación era una cosa de otro planeta, no se estaba preparado para eso. Si un investigador precisaba mandar por courrier una muestra en hielo seco a otro país, no había forma de que lo pudiera pagar ni gestionar. De golpe apareció un lugar que le dijo no sólo que sí se podía mandar, sino que además cubría los gastos. Fue una bocanada de aire fresco que ha generado en el sistema científico una sensación de pertenencia y de cariño muy grande.

Beatriz Garat (BG): Fue una época en la que todos pusimos mucho compromiso para que fuera posible hacer posgrados en el país. A mí ese compromiso me tocó como como estudiante, pero también lo tuvieron los pocos investigadores que estaban en el país, independientemente de su institución, que juntaron esfuerzos para comunicarse con la diáspora, tratar de traer a aquellos que estaban en el exterior, y contemplar los aspectos que hacían difícil hacer investigación, todo en un marco conjunto de los diferentes investigadores de las diferentes disciplinas. Eso marcó muchísimo, y tal vez por eso mucha gente habla del Pedeciba por sus logros en aquel momento, pero sus logros siguen.

DG: Creo que parte de esa referencia al pasado tiene un componente emocional. Increíblemente este modelo del Pedeciba, que fue muy exitoso y se ha tratado de replicar en otras partes de Sudamérica, por ejemplo en Paraguay, ha sido tan bueno para generar estudiantes de posgrado que ahora ha generado el desafío de mantener a esas personas en Uruguay, no necesariamente en el ámbito universitario, pero sí en el ámbito de la investigación.

Los investigadores del Pedeciba son honorarios, algo que habla de la identificación con el programa y un sentimiento de pertenencia.

DG: Sí. Una de las innovaciones que el Pedeciba tuvo y mantiene fue la de evaluar y categorizar a los investigadores en categorías 3, 4 y 5 que son un poco análogas a los grados de la Universidad. Ser investigador de Pedeciba significa que fuiste evaluado y categorizado dentro de un área, lo que no implica que tengas un sueldo de grado 3, 4 o 5.

BG: Eso implica también que no tenés la limitante económica para decir qué grado corresponde a un investigador. En un contexto de un país que tiene pocos recursos para la investigación, que haya una institución que da un reconocimiento por los méritos y logros académicos de forma independiente de los fondos y recursos económicos es un aporte importante para nosotros, los investigadores.

DG: El Pedeciba reparte algunos fondos, fundamentalmente para gastos y pequeñas inversiones, que no están asociados al grado que tiene la persona. En mi opinión, una de las mayores fortalezas que tiene el Pedeciba es ser profundamente democrático; es un programa gestionado y llevado adelante por los investigadores y los estudiantes.

Pensando en el contexto de todo el sistema científico de nuestro país, en el que algunos actores señalan que los investigadores a veces tienen su propia agenda que no es necesariamente la agenda de los temas que le importan al país, ser un organismo gobernado por investigadores, además de ventajas como las antes dichas, debe tener algunas desventajas.

DG: Todo lo que se construye desde abajo en algún momento se une con lo que viene desde arriba. El gobierno tiene que distribuir recursos que siempre son escasos. Allí donde el propio gobierno define las prioridades tiene mayor control. En áreas donde las prioridades las definen otros actores, el control es más limitado. Es más o menos la misma historia de la Universidad cogobernada. Diría que la mayor debilidad que tiene el Pedeciba es una debilidad presupuestal. En cuanto a la agenda y la preocupación por los problemas del país, estoy bastante seguro de que los investigadores eso lo tienen bastante claro, porque se define a través de los proyectos concursables de investigación, que por lo general la ANII [Agencia Nacional de Investigación e Innovación] asocia a los problemas que tiene el país, y entonces los investigadores saben que hay temáticas para las que hay más fondos que en otras. El Pedeciba no tiene proyectos concursables, su rol es más de apoyar la trama, la red que dé sustento a la formación de gente que luego es la que va a acceder a esos fondos concursables o que se insertará fuera del mundo académico llevando allí su cabeza de investigación. En los países más desarrollados, los estudiantes hacen a menudo sus tesis de posgrado sobre temas increíblemente básicos, y uno puede preguntarse dónde aparece lo que hacen en la agenda del país. ¿Es que realmente estos países están pensando en qué va a redundar ese trabajo en 50 años para adelante? Sí, lo piensan, pero además tienen bien claro que el principal producto de un posgrado es la persona que están formando y no una publicación o una patente. Luego esos egresados pueden insertarse a trabajar en problemas muy concretos y aplicados, pero eso es posible porque adquirieron cierta cabeza, cierta forma de pensar que les dio haber desarrollado investigación básica. De alguna manera, la fortaleza del Pedeciba, al ser gestionado por sus investigadores y sus estudiantes, es asegurarse que alimenta esa cabeza y esa forma de hacer investigación.

BG: Si bien Pedeciba arrancó con una inquietud de investigadores del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y de la Udelar, el sistema ha ido creciendo y hoy tenemos investigadores insertados en el Instituto Pasteur, en el CUDIM [Centro Uruguayo de Imagenología Molecular] y en las universidades privadas. Pero también tenemos investigadores en la Dirección Nacional de Medio Ambiente, en la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos, y uno de nuestros objetivos es tener investigadores en diferentes dependencias públicas y privadas. Todos esos investigadores están reunidos en el ámbito del Pedeciba intercambiando preocupaciones y perspectivas de futuro, construyendo juntos nuevas necesidades y nuevas propuestas. En ese sentido yo veo en el Pedeciba una usina de ideas, y como tal, un instrumento muy valioso.

DG: En este momento está corriendo un programa posdoctoral muy pequeño, porque el Pedeciba tiene fondos muy escasos, en el que sólo vamos a dar seis becas. Es un programa posdoctoral como a nosotros nos parece que debería ser, pagándole a la persona un salario que resulte atractivo en términos universitarios, dándole determinada cantidad de dinero para que pueda solventar su investigación, que pueda elegir con libertad el área en donde lo quiere hacer. Es un modelo propuesto por los investigadores del Pedeciba que luego otra entidad, tal vez con más recursos y con una gestión más desde arriba, si le parece una buena idea, tal vez lo pueda llevar adelante. Eso ya lo hemos hecho antes con otras iniciativas. Por ejemplo, el concepto del CVuy, el currículo unificado, surgió del Pedeciba, basado en una idea brasileña; el concepto de categorizar a los investigadores en niveles surgió en el Pedeciba.

BG: Durante años el Pedeciba se encargó de las becas de posgrado. Hoy se encargan otras instituciones, como la ANII y la Udelar. Durante mucho tiempo el Pedeciba fue la única institución que hacía la categorización de investigadores. Todas esas cosas el Pedeciba pudo sacarlas adelante como planes pequeños, reducidos, que luego fueron asumidos por otros actores de la institucionalidad. Hoy el Pedeciba sigue teniendo ese rol.

DG: Las micropasantías de estudiantes de secundaria en laboratorios de investigación que estamos llevando adelante con ANEP [Administración Nacional de Educación Pública] es otra idea que surge del Pedeciba. El año pasado abarcó a 150 estudiantes, este año serán unos 300, y si no son más es porque hasta ahí llegó el dinero, que además en este caso es de ANEP. Si esta es una buena idea, y las futuras autoridades de ANEP así lo entienden, podrá seguir creciendo.

BG: Se trata de liceales de todo el país que durante una semana hacen una pasantía en un laboratorio. Al ser un acuerdo entre ANEP y el Pedeciba, los laboratorios a los que pueden ir los estudiantes no están restringidos a una única institución, sino que abarca a toda una red de instituciones.

La mayor cantidad de investigadores formados, aún cuando es insuficiente de acuerdo a los criterios de los países con sistemas científicos robustos, no puede ser captada por la Udelar, por lo que uno de los dilemas que se plantean ahora es cómo retener, cómo y dónde insertar a esos investigadores.

DG: Tenemos un gran problema y se exploran distintos caminos. Hay políticas para estimular a los investigadores a que desarrollen emprendimientos propios. Hay acciones, fundamentalmente llevadas adelante por la ANII, que van por el fomento de las startups, en las que hay algunos casos exitosos y disciplinas en las que eso se presta mejor que en otras. En el Pedeciba tenemos una Unidad de Valorización de la Investigación y Transferencia Tecnológica (UVITT) que un poco en esa línea trabaja junto a Uruguay XXI, cerca de la ANII, junto con la Secretaría de Ciencia y Tecnología, para ver las necesidades de investigación en las empresas y tratar de generar ese nexo con los investigadores. También hay otro camino. Dado que en Uruguay nuestras empresas más grandes son las públicas, no podemos esperar que el sector privado haga grandes inversiones en investigación si nuestras empresas públicas no dan en el ejemplo teniendo fuertes departamentos de I+D [investigación + desarrollo].

BG: Por otro lado, con la inserción de los investigadores en esos ámbitos se evita la problemática de los investigadores que están alejados de los problemas del país.

La institucionalidad científica de nuestro país se está consolidando, hay nuevas instituciones, al tiempo que se impone pensar desde dónde se definen las políticas sobre ciencia. Dentro de la consolidación de ese sistema científico y la nueva institucionalidad, ¿dónde se ubica el Pedeciba?

DG: Hay cosas que están definidas. Las instituciones que pueden asesorar al Poder Ejecutivo en temas de ciencia y tecnología son la Universidad de la República, el Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología [CONICYT] y la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay [Anciu]. Luego el Poder Ejecutivo, en base a ese asesoramiento que recibe, debería tener una instancia en la que define las políticas. Alguna vez existió un grupo interministerial de alto nivel, hoy tenemos la Secretaría de Transformación Productiva y la Secretaría de Ciencia y Tecnología. Luego tenemos distintos ejecutores de esas políticas, como la ANII, las universidades y los institutos de investigación. Hay una cantidad de instituciones, hay cierto grado de superposición, y a veces está bueno que lo haya. Por ejemplo, cuando se envía una nave a Marte se pone todo por triplicado, y Beatriz, que es bióloga, dice que en el cuerpo humano por suerte tenemos redundancia de funciones. El rol del Pedeciba, que tal vez sea la más pequeña de las instituciones del sistema, es el de ser una usina de ideas, es el lugar donde se siente la opinión de los investigadores. Con cerca de 900 investigadores y 1.000 estudiantes tenemos una capacidad de actuar y tirar líneas entre las instituciones que nadie más tiene.

BG: Creo que el Pedeciba puede dar respuestas interdisciplinarias y multidisciplinarias rápidas. Insisto, aquí hay investigadores de múltiples disciplinas, y en otras organizaciones es más difícil llegar a tal diversidad de formación.

DG: Nuestro presupuesto es insuficiente y modesto, y si fuera un poquito más grande, igual sería modesto, por tanto lo nuestro es generar y probar ideas. Si bien el rol del Pedeciba no es tener capacidad de decisión sobre políticas científicas, sigue aportando a que la ciencia tenga un cierto nivel de calidad, sigue siendo una referencia para el sistema. Ese rol se mantiene, es necesario, y creo que si hiciéramos una estructura completamente rígida para el sistema científico, en un organigrama el Pedeciba tendría un lugar por fuera con conexiones no sólo verticales, sino también horizontales, con todos los actores.

Hablando de interdisciplinariedad, una de las ideas propuestas anteriormente fue la de crear los institutos Pedeciba, donde proponen abarcar desde distintas disciplinas temas que sean de relevancia para el país.

DG: la idea de los institutos, que fue de Álvaro Mombrú, el director anterior del Pedeciba, y de Beatriz, es muy inteligente y buena, porque trasciende lo que uno piensa cuando le hablan de un instituto. En lugar de involucrar ladrillos, proponen utilizar las conexiones y la red de investigadores de diversas áreas para pensar sobre un problema. Es que los problemas que a veces puede afrontar un país pueden parecer muy tecnológicos y lejanos de la ciencia más básica o fundamental, pero siempre tienen una raíz en ella. Hace unos años tuvimos la epidemia de la fiebre aftosa, y uno podría pensar que es un tema agropecuario y aplicado. Pero por detrás hay una enorme cantidad de biología, de matemática asociada a la distribución de los animales y cómo circulan en nuestro país. Entonces no sólo es que está bueno el punto de vista de la ciencia básica, sino que una sólida formación en la ciencia básica de las personas que aplican la ciencia aplicada ayuda a encarar esos problemas. Yo creo que el problema del aprendizaje de la matemática en el liceo es un problema que preocupa a gran parte de los uruguayos y está siendo atacado fuertemente dentro del Pedeciba. El tema del aprendizaje ha revolucionado lugares como la Facultad de Psicología, en parte porque se han incorporado investigadores del Pedeciba. El tema de las cianobacterias tiene raíces profundas en la ciencia básica. Creo que es necesario seguir fortaleciendo las ciencias básicas porque son la trama y la red en la que se apoyan muchas de las tecnologías que precisamos dominar, y necesitamos que sea tecnología nacional desarrollada por gente entienda nuestra realidad.

Dado que el Pedeciba categoriza investigadores y alienta y apoya carreras, ¿cómo están trabajando el tema de la desigualdad de género y las barreras que dificultan el avance de las mujeres en su trayectoria científica?

BG: Creo que en este tema hemos ido transitando etapas. La primera fue la del diagnóstico, y el Pedeciba no se aleja de la situación en la que está la institucionalidad científica nacional. Tenemos el clásico gráfico de tijeras en el que hay una proporción mayor de mujeres como estudiantes de ciencias pero que, en el progreso de la carrera, terminan accediendo en menor proporción y cantidad que los hombres a los cargos más altos. Luego de esa etapa de diagnóstico, hemos tratado de tomar algunas medidas. Por ejemplo, recientemente el Pedeciba contempla la maternidad y se puede solicitar una prórroga en el período de evaluación para las categorizaciones. También se han incorporado acciones de género en los llamados para premios a los investigadores.

DG: Como son llamados para investigadores jóvenes, lo que hicimos fue poner una cota más alta de edad para las mujeres, para contemplar el rezago en la carrera que es producido por la maternidad. Estas son medidas para paliar la situación actual que es producto de desigualdades que aún existen en nuestra sociedad. Hacia el futuro es necesario estimular la vocación científica entre niñas y adolescentes y asegurar que la carrera científica sea compatible con la vida familiar de mujeres y hombres. Creo que la generación de las investigadoras actuales, de las mujeres que tienen más de 25 años, es anterior a todas las acciones que se hacen hoy para fomentar las carreras científicas en las muchachas. Si las acciones que estamos emprendiendo van a tener algún efecto, como el programa “Quiero ser científica”, lo vamos a saber recién dentro de diez o 20 años.

BG: También dentro del Pedeciba ves como las cosas van cambiando. Mujeres en la dirección del programa, que tiene más de 30 años, recién hay en los últimos diez. En la coordinación de las áreas hay algunas que todavía no tienen representación de mujeres. Todo eso se ve diferido en el tiempo. Estoy convencida de que con las medidas que estamos tomando ahora, estamos trabajando para que eso no suceda con las próximas científicas.