Esta pandemia significa un desafío enorme para la comunidad científica. En el lapso de apenas nueve meses, el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y la enfermedad que causa en humanos, covid-19, se ha transformado en el eje del trabajo de miles de científicos en todo el mundo en un esfuerzo sin precedentes. La velocidad de generación de nuevos conocimientos vivida en estos tiempos es realmente sorprendente, y los frutos de estos avances son vistos casi a diario por la población, generando un ida y vuelta entre el mundo científico y la sociedad admirable, al menos en Uruguay.

Al desafío científico per se se le suma otro que no es nuevo, pero que ha crecido en estos meses, y es el referido a comunicar correcta y democráticamente cada uno de los nuevos descubrimientos o desarrollos. Este aspecto de la actividad científica se ha vuelto de gran importancia en el contexto actual, debido a la aparición en diferentes redes sociales de múltiples teorías o afirmaciones singulares, conocidas como noticias falsas o fake news. Más aún, las adhesiones a este tipo de noticias e incluso su viralización por parte de figuras públicas y mediáticas eleva la vara del desafío comunicacional. Resulta mucho más lento y trabajoso construir y comunicar una idea basada en evidencia que concebir y viralizar un argumento convincente pero sin sustento. Como ejemplo, se ha mostrado en la red social Twitter que las noticias falsas se propagan hasta seis veces más rápido que las que no lo son. A los científicos, estos episodios nos interpelan a diario, basta como muestra ver los contenidos de los recientes comunicados de la Organización Mundial de la Salud o del Colegio Médico del Uruguay.

A su vez, encontramos cierto consuelo en muchísimas iniciativas, tanto locales como internacionales, que vienen dedicando su esfuerzo a generar contenido de calidad y a comunicarlo de la mejor manera posible. Editoriales científicas, blogs especializados, programas de televisión y radio, así como prensa escrita realizan un arduo trabajo diario en este sentido. La revista Nature, una de las publicaciones científicas más prestigiosas del mundo, decidió hace unos días comenzar a publicar una serie de reportes resumiendo los aspectos más importantes relacionados con esta nueva pandemia, para los cuales se cuenta con un cuerpo de evidencia que los sostiene y que han sido refrendados por al menos parte de la comunidad científica. El resumen nos resulta muy pertinente, tanto por lo que resalta como por los aspectos que la comunidad científica admite aún no conocer totalmente. Por eso, decidimos tomar algunos de estos puntos y compartirlos, en esta oportunidad centrados en aspectos básicos del comportamiento del virus, a sabiendas de que pueden ser actualizados, revisados o incluso refutados en el futuro... ¡Parte de la belleza del método científico! Aspectos relacionados al progreso en tratamientos y el desarrollo de vacunas se intentarán cubrir en una próxima oportunidad.

El nuevo coronavirus

En poco tiempo los investigadores identificaron el nuevo virus (SARS-CoV-2), causante de la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19). Pocas semanas después, se develó su genoma, alertando al mundo sobre la existencia de un nuevo coronavirus que estaba relacionado con el SARS-CoV-1, aquel virus causante de la epidemia del SARS que azotó el continente asiático en 2002. Hoy en día se conocen más de 80.000 secuencias virales. Esta riqueza de información genética ha permitido rastrear las cadenas de transmisión, además de mostrar variantes que parecen ser particularmente infecciosas. Más aún, este conocimiento permitió en parte el rápido desarrollo de test de diagnóstico, tarea que en Uruguay se pudo realizar desde muy temprano gracias al trabajo de investigadores de la Facultad de Ciencias y del Instituto Pasteur.

Covid-19 es una pandemia viral emergente

La enfermedad se identificó por primera vez en diciembre de 2019 en Wuhan, la capital de la provincia china de Hubei, y de allí se extendió al resto del mundo. Su asociación desde el inicio con un mercado de mariscos en Wuhan, donde también había venta de animales salvajes, alertó a los investigadores sobre el origen de la infección. El primer caso fue informado a la Organización Mundial de la Salud por la Comisión de Salud Municipal de Wuhan el 31 de diciembre de 2019, como una neumonía desconocida. La cantidad de personas diagnosticadas con covid-19 en todo el mundo cruzó la marca del millón el 2 de abril de 2020, 88 días después del primer caso registrado; sin embargo, tardó sólo 14 y 13 días en llegar al segundo y tercer millón de afectados. Las cifras al día de hoy –diez meses después– son estremecedoras, con más de 40 millones de casos confirmados en todo el mundo, y una estimación de más de un millón de fallecidos a causa de esta enfermedad.

Interacción humano-virus

Una pregunta esencial desde el principio fue cómo el nuevo virus infecta las células humanas; la respuesta ayudaría a explicar la patología de la enfermedad, además de ofrecer pistas sobre cómo bloquear la infección. Los coronavirus penetran en la célula huésped a través de diferentes mecanismos. En el caso de SARS-CoV-2, rápidamente se confirmó que el virus entra e infecta células humanas a través de su interacción con la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE-2), mismo mecanismo utilizado por el SARS-CoV-1. Después de unirse a este receptor celular mediante una proteína presente en la cápside viral, esta debe ser cortada por proteínas del huésped llamadas proteasas, permitiendo que el virus se fusione con la membrana celular y luego termine infectando dicha célula. Más aún, esta nueva versión del virus se une al receptor celular al menos diez veces más estrechamente que el SARS-CoV-1, lo cual podría explicar algunas de las diferencias entre cómo los dos virus infectan a las personas y causan enfermedades. Además, esta nueva versión de la proteína de la cápside puede ser cortada por una proteasa diferente, llamada furina, ya conocida por contribuir a la virulencia de otros patógenos, como el virus influenza.

La covid-19 afecta varios órganos

Los síntomas clínicos de covid-19 varían desde asintomáticos o sintomáticos hasta condiciones clínicas marcadas por dificultad respiratoria y efectos sistémicos de sepsis, shock y múltiples síndromes de insuficiencia de varios órganos. Los aspectos clínicos más destacados incluyen dolor de cabeza, fiebre, dolor de garganta, tos, fatiga, dificultad para respirar, pérdidas del olfato y/o el gusto, pero con buena evolución en general. Sin embargo, un número considerable de casos de covid-19 ha progresado rápidamente a formas graves, especialmente entre personas mayores con enfermedades subyacentes. Los casos importantes pueden incluir síndrome de dificultad respiratoria aguda, daño cardíaco, renal, hepático, neurológico, gastrointestinal y alteraciones de la coagulación con trombosis e incluso la muerte. Numerosos factores han sido relacionados con el desarrollo y severidad de la infección, conocimiento que abre las puertas al desarrollo de tratamientos efectivos; muchos de ellos se encuentran en ensayo clínico en estos momentos.

Transmisión del nuevo virus

Las vías de propagación habituales del nuevo coronavirus son la transmisión directa (tos, estornudo y transmisión por inhalación de gotículas) y la transmisión por contacto (contacto con las membranas mucosas orales, nasales y oculares). Además, cada vez más evidencia sugiere que el SARS-CoV-2 también es transmisible a través de partículas suspendidas en el aire. La transmisión a través de aerosoles podría reducirse mejorando el diseño de ventilación de lugares cerrados. Esto resulta un aspecto central: diferentes estudios de seguimiento epidemiológico muestran que la probabilidad de contagio en lugares abiertos es sensiblemente más baja que en lugares cerrados. En Uruguay, por ejemplo, ningún brote identificado y estudiado ha sido relacionado con eventos de contagio al aire libre. Sin embargo, la evidencia sugiere que la transmisión por aerosoles es plausible, observándose un alto riesgo de infección cruzada entre médicos, enfermeras y personal médico. Aunque la proporción precisa de portadores del virus que nunca muestran síntomas sigue siendo un tema de debate, está claro que las personas pueden transmitir el virus incluso si no están enfermas, lo que probablemente contribuya a su propagación. La diseminación viral a través del contacto con materiales o elementos contaminados, como puertas o timbres, también haría una contribución importante en la propagación del virus. Hasta ahora no hay investigaciones disponibles que reporten la transmisión de COVID-19 a través de la exposición a la sangre.

Hemos recorrido un largo camino, que seguramente será mucho más largo aún. Se comprendió cómo surgió la pandemia y cómo se propagó por todo el mundo, se revelaron características del virus, sus formas de transmisión y cómo causa la enfermedad. Muchísimas preguntas quedan aún pendientes... ¡Otro de los lindos desafíos de la actividad científica!

Ari Zeida, Marianela Rodríguez y Rafael Radi son investigadores de la Facultad de Medicina y del Centro de Investigaciones Biomédicas (Ceinbio) de la Universidad de la República. Esta es la primera de una serie de notas en las que abordarán distintos aspectos del SARS-Cov-2 y la covid-19.