El nuevo coronavirus, denominado “SARS-CoV-2” por ser la variante 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) causado en humanos por coronavirus, ya está entre nosotros. Una pregunta relevante, tanto para la ciencia como para cualquiera de nosotros, pasa por saber cuánto tiempo logra este virus permanecer activo en el aire y en los objetos que nos rodean.

Cabe señalar –aun cuando a esta altura ya casi todos somos expertos en virología– que los virus son un tipo tan especial de partículas que en la comunidad hay quienes los consideran seres vivos y quienes no. El asunto es relevante para el tema que estamos tratando: los virus, si bien tienen material genético –ADN o, como en el caso del coronavirus, ARN–, para multiplicarse necesitan usar la maquinaria celular que no poseen. Para ello pasan su material genético al de las células infectadas y de esa manera, como si fueran secuestradores que toman el control de una planta industrial, obligan al huésped a fabricar más virus.

Dado que los virus precisan encontrar una célula que los aloje y les permita reproducirse, es importante conocer cuánto resiste activo el coronavirus sin encontrar un huésped que le dé lo que precisa. El tema fue abordado por múltiples investigadores.

Revisando literatura

El equipo liderado por Guenter Kamp, de la Universidad de Medicina Greifswald y del Instituto de Higiene y Medicina Ambiental de Alemania, procedió a revisar “en la literatura toda la información disponible sobre la persistencia de coronavirus humanos y veterinarios en superficies inanimadas. Kamp y sus colegas sostienen, tras analizar 22 trabajos publicados, que tanto “los coronavirus humanos como el coronavirus del SARS, el coronavirus del síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS) o los coronavirus humanos endémicos (HCoV) pueden persistir en superficies inanimadas como metal, vidrio o plástico por hasta nueve días”.

Dentro de lo que recopilaron, y haciendo la aclaración de que ningún estudio fue realizado con el coronavirus que causa la enfermedad Covid-19 que hoy tanto alarma al país, el máximo de nueve días en que permanece activo lo registró la cepa FFM1 del SARS-CoV en plástico, mientras que la cepa P9 del mismo virus resistió cuatro días en vidrio. En papel, las cepas del SARS-CoV P9 permanecieron activas entre cuatro y cinco días, algo similar al resultado de la misma cepa en metal, mientras que las de la cepa GVU6109 apenas lo hicieron 24 horas. También encontraron que “a una temperatura de 30°C o más, la duración de su persistencia es más corta”, algo que en nuestro caso, con el verano que llega a su fin, no parece ser de mucho consuelo.

Comparando coronavirus

Un equipo de investigadores liderados por Neeltje van Doremalen, del Laboratorio de Virología de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, fueron, en lugar de a la literatura, al laboratorio. “Analizamos la estabilidad del aerosol y en superficies del SARS-CoV-2 y lo comparamos con el SARS-CoV-1, el coronavirus más estrechamente relacionado que se sabe que infecta a los humanos”, dicen en su artículo, que fue publicado como “preprint” y que comunica los resultados de las pruebas que hicieron en las instalaciones del NIH en Montana.

Lo que encontraron Van Doremalen y sus colegas, para empezar, fue que “en general, la estabilidad es muy similar entre SARS-CoV-2 y SARS-CoV-1”. Al entrar en duración activa de este nuevo coronavirus, comunican que descubrieron “que se podían detectar virus viables en aerosoles hasta tres horas después de la aerosolización, hasta cuatro horas en cobre, hasta 24 horas en cartón y hasta entre dos y tres días en plástico y acero inoxidable”. El nuevo coronavirus que ahora está en Uruguay tendría entonces una mediana de vida estimada en 13 horas sobre el acero y en unas 16 horas en polipropileno, mientras que su semivida en aerosol es de 2,7 horas.

Por este motivo, los investigadores señalan que la transmisión del nuevo coronavirus “es plausible” mediante aerosoles y superficies contaminadas, que se denominan fómites (cualquier objeto o sustancia que al contaminarse con un patógeno viable sea capaz de transferirlo de un individuo a otro), “ya que el virus puede permanecer viable en aerosoles durante varias horas, y en superficies durante días”.

Vale la pena aclarar que los resultados de esta investigación aún no han sido revisados por pares –un procedimiento que se realiza con los artículos científicos para asegurar el rigor de todas las etapas de las investigaciones–, pero la pronta circulación, aún en etapa de preimpresión, es oportuna ante la declaración de pandemia.

¿Podemos contagiarnos con los coronavirus adheridos a las superficies?

Ilustración del virus SARS-CoV-2.

Ilustración del virus SARS-CoV-2.

Si bien varios trabajos han analizado cuánto tiempo permanecen activo, el SARS-CoV-2 en el cartón, el cobre o el acero inoxidable, esto no quiere decir que la exposición a estas superficies contaminadas sea una vía de contagio. De hecho, el sitio de los centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC), aunque reconoce que “la evidencia actual sugiere que el nuevo coronavirus puede permanecer viable durante horas o días en superficies hechas de una variedad de materiales”, sostiene explícitamente que por ahora “no se ha documentado la transmisión del nuevo coronavirus a personas desde superficies contaminadas con el virus”. Algo similar encontraron Kamp y sus colegas en la revisión de literatura científica: “La contaminación de las superficies táctiles frecuentes en entornos sanitarios es una fuente potencial de transmisión viral”, dicen para, acto seguido, afirmar que “no se encontraron datos sobre la transmisibilidad de los coronavirus desde las superficies contaminadas a las manos”.

Sin embargo, por más que no se haya probado que las superficies con coronavirus hayan cursado la enfermedad Covid-19 en pacientes, tampoco hay que bajar la guardia. Kamp y sus colegas lo dejan claro al señalar que sí se sabe que, por ejemplo, en el caso del virus de la influenza A “el contacto de cinco segundos puede transferir 31,6% de la carga viral a las manos”, algo que es menor en otros virus de influenza. Si bien no está medida cuánta carga de SARS-CoV-2 puede pasar a las manos en unos pocos segundos, Kemp y los suyos también vieron que en estudios observacionales realizados con estudiantes se constató que se tocan la cara con las manos en un promedio de 23 veces por hora, “con contacto principalmente con la piel (56%), seguido de boca (36%), nariz (31%) y ojos (31%)”.

Por tanto, “aunque no se conoce la carga viral de los coronavirus en las superficies inanimadas durante una situación de brote, parece plausible reducir la carga viral en las superficies mediante la desinfección, especialmente de las superficies tocadas con frecuencia en el entorno inmediato del paciente, donde se puede esperar la mayor carga viral”, concluyen Kemp y sus colaboradores.

Algo similar afirma Van Doremalen, primer autor del otro artículo aquí reseñado. En una entrevista con medios de comunicación, aclaró: “De ninguna manera estamos diciendo que hay una transmisión del virus mediante aerosolización”, sino que lo que la investigación realizada muestra es que “es teóricamente posible”. La principal forma de propagación del virus es mediante gotas tan minúsculas que son invisibles para nuestro ojo, que salen disparadas al aire cuando la persona infectada estornuda o tose (y por ello se recomienda el uso de tapabocas para las personas infectadas, de manera que no propaguen el virus). Las gotas, cargadas con coronavirus de la persona infectada, pueden ser inhaladas por otras personas o aterrizar en distintas superficies. Si bien el riesgo de que al tocar una superficie contaminada con las manos y luego tocarse las mucosas de ojos, nariz o boca no está estudiado, se sabe que disminuye si, mediante la limpieza y la desinfección, reducimos la cantidad de virus activos en las superficies.

Por eso el CDC sostiene que “la limpieza de superficies visiblemente sucias, seguida de desinfección, es una medida de mejores prácticas para la prevención de Covid-19 y otras enfermedades respiratorias virales en hogares y entornos comunitarios”. A este respecto, enfatiza que tanto la limpieza como la desinfección son importantes. Por “limpieza” se refieren a “la eliminación de gérmenes, suciedad e impurezas de las superficies”, explicando que “la limpieza no mata los gérmenes, pero al removerlos, disminuye su número y el riesgo de propagar la infección”. Por “desinfección” entiende la “utilización de productos químicos para matar gérmenes en las superficies”. Si bien apuntan que la desinfección “no necesariamente limpia las superficies sucias ni elimina los gérmenes”, entienden que “al matar los gérmenes en una superficie después de la limpieza, se puede reducir aún más el riesgo de propagación de la infección”.

Desinfectando

Son varios los artículos que señalan la eficacia del jabón, hipoclorito de sodio diluido en agua, alcohol en gel y otros desinfectantes son efectivos para desactivar los coronavirus en las superficies de los ambientes donde debemos movernos.

Por ejemplo, en el sitio web de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por su sigla en inglés) figura una lista de “desinfectantes para usar contra el SARS-CoV-2”, que incluye 274 productos comercializados en el país de la agencia que son efectivos para desactivar este y otros virus. Más allá de los nombres comerciales, la mayoría de los productos que figuran son compuestos comunes y conocidos por su acción desinfectante, como el hipoclorito de sodio, el peróxido de hidrógeno (al que conocemos como “agua oxigenada”, el isopropanol (al que denominamos “alcohol isopropílico”), el alcohol etanol y otros tantos.

Kamp y sus colegas también se propusieron ver en la literatura científica “las estrategias de inactivación con agentes biocidas utilizados para la desinfección química”. Tras analizar las 22 publicaciones referentes al coronavirus señalan que estos “se pueden inactivar eficientemente mediante procedimientos de desinfección de superficie con etanol al 62-71%, peróxido de hidrógeno al 0,5% o hipoclorito de sodio al 0,1%”. El trabajo concluye: “Como no hay terapias específicas disponibles para el SARS-CoV-2, la contención temprana y la prevención de una mayor propagación serán cruciales para detener el brote en curso y para controlar este nuevo hilo infeccioso”.

Si bien los coronavirus pueden permanecer activos desde horas hasta días en determinadas superficies, sigue habiendo consenso en que la principal vía de contagio, la principal forma en que estos virus logran pasar de un cuerpo a otro, es por medio del contacto entre personas. Por tanto, reducir la interacción, evitar las aglomeraciones, mantener la calma, cubrirse la boca al estornudar o toser y pensar en los demás siguen siendo las principales recomendaciones. Eso y, a diferencia de otros problemas, la solución sí pasa por lavarse las manos.

Artículo: “Persistence of coronaviruses on inanimate surfaces and their inactivation with biocidal agents”.
Publicación: Journal of Hospital Infection (febrero de 2020).
Autores: G Kampf, D Todt, S Pfaender, E Steinmann.

Artículo: “Aerosol and surface stability of HCoV-19 (SARS-CoV-2) compared to SARS-CoV-1”.
Publicación: medRxiv preprint (febrero de 2020).
Autores: N van Doremalen, T Bushmaker, D Morris, M Holbrook, A Gamble, B Williamson, A Tamin, J Harcourt, N Thornburg, S Gerber, J Lloyd-Smith, E de Wit, V Munster.