“Esto es netamente pasional, yo no soy un crack con la pelota. Soy más un Ruso Pérez que un [Lionel] Messi. Yo voy a ir a todas y te voy a laburar lo que sea si tengo el ambiente para poder hacer lo que quiera”, decía Gonzalo Moratorio hace unos años cuando aún estaba en el Institut Pasteur de París, Francia. Hoy Moratorio trabaja en el Laboratorio de Virología Molecular de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar) y en el Laboratorio de Evolución y Experimentación de Virus del Institut Pasteur. Y ese ir a todas es lo que llevó a que él y sus colegas de ambas instituciones se pusieran a buscar la forma de desarrollar en el país kits de diagnóstico para el Covid-19.
Su trabajo en estos días es frenético –como el de los demás integrantes del laboratorio, Juan Cristina, Pilar Moreno, Álvaro Fajardo, Natalia Echeverría, Martín Soñora, Fabiana Gambaro y Gabriela Bentancour, y otros tantos en el Institut Pasteur–, pero aun así, trabajando a contrarreloj contra la pandemia que llegó a Uruguay, cree necesario excusarse por atender poco el teléfono: “Queremos usar el tiempo para trabajar. No esperábamos que la noticia sobre el desarrollo del kit tuviera esta explosión”, arranca diciendo, para luego agregar que lo que más quieren ahora “es poder transferir esto al sector salud cuanto antes”. “Por eso no estamos dando notas”, concluye.
De todos modos, Moratorio, que se especializó en el estudio de virus ARN, como el de la influenza H1N1 y el actual SARS-Cov-2, encuentra en una breve pausa unos minutos para contar un poco sobre este kit de detección en el que trabajan.
Desarrollo local
“Nosotros no inventamos nada, sólo adaptamos tecnología, la abaratamos y logramos hacerla funcionar con los reactivos disponibles en Uruguay”, dice Moratorio a manera de respuesta a algunos titulares rimbombantes que han circulado. “Existe la posibilidad de que los aviones sigan parados, con lo que se cortaría el suministro de reactivos”, señala. De esta manera apunta a la importancia de este desarrollo local, a lo que agrega que se busca “independizarse de las marcas que, además, requieren que se utilicen equipos específicos para hacer los análisis”. La modestia con la que habla –no deja de destacar que el trabajo es en equipo– contrasta enormemente con la relevancia del trabajo que tienen entre manos.
Dado el avance del coronavirus en Uruguay, Moratorio afirma: “Estamos en preguerra. Lo que hagamos ahora es fundamental para no estar como en otros lugares del mundo y poder diagnosticar mucho, mucho, mucho”. La estrategia de la mayor cantidad de diagnósticos posible fue llevada con éxito por Corea del Sur, un país que ostenta fama científica en virtud de sus laboratorios de análisis veloces, eficientes y económicos, que logró tener tasas de expansión y mortalidad mucho más bajas que las de China.
Al alcance de todos
Moratorio no sólo es un científico hiperactivo. También le gusta que se entienda bien lo que hace con sus colegas, así que pone un ejemplo: “Lo que hicimos fue intentar –en un momento en el que el primer mundo se lleva todos los respiradores y todos los kits de diagnóstico, que acá vienen de a poco y diagnostican poco y lento cuando hay que diagnosticar mucho y rápido– hacer un auto a partir de repuestos que había en plaza y hacerlo andar”. Para seguir con la analogía agrega: “Esos repuestos fueron publicados por universidades que lidiaron antes con el problema. Nosotros los ensamblamos, los optimizamos, hacemos que funcionen con menos energía, porque ahorramos ya que estamos acostumbrados a atar las cosas con alambre, y en algunos casos cambiamos hasta la matriz química de la reacción para hacerla aún más barata”.
El científico señala que todo esto es el resultado “del trabajo mancomunado de la comunidad científica internacional. Aquí lo que se ha hecho es adaptar y hacer funcionar esas tecnologías, siguiendo los criterios y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, y se siguieron protocolos de universidades que trabajaron antes”. Como no le gusta saludar con sombrero ajeno, sentencia: “Se adaptaron esos repuestos y los reactivos, pero no es un descubrimiento per se”.
Si bien muchas veces se dice, con una ligereza que asusta, que los científicos y científicas de Uruguay hacen ciencia guiados por la curiosidad y se olvidan de los problemas del país (ambos enfoques son necesarios y enfrentarlos o quedarse sólo con uno es un error que evidencia una grave miopía), este es uno de los tantos ejemplos de por qué es necesario invertir en ciencia y en tener una comunidad científica insertada en instituciones y dignamente remunerada. “Esto parte de la necesidad de tener una solución a un eventual, y quizás real, corte de suministros, o de la posibilidad de enfrentar un sobreprecio en el diagnóstico por persona. La idea es poder poner el kit a disposición de Salud Pública y que pueda ser usado en el sector público” dice Moratorio, que cuenta que inicialmente se está trabajando con el Hospital de Clínicas y el Maciel para que “puedan independizarse y utilizar esto”.
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Tiempo, seriedad y responsabilidad
En tiempos de pandemia todos queremos tener cuando antes soluciones y respuestas. Pero la ciencia no trabaja de esa manera. Moratorio dijo que no estaban dando notas porque querían dedicarse al desafío de que el desarrollo de los científicos pueda ser transferido al sistema de salud. Esa transferencia, ese pasar del laboratorio a la sociedad no suele ser un proceso sencillo y, por lo general, lleva su tiempo.
Ante las expectativas exageradas desatadas por la noticia de que el test estaba pronto, en un comunicado ambas instituciones afirman que “los científicos de la Universidad de la República y el Institut Pasteur de Montevideo trabajan desde hace tres semanas en la producción local de un test que ayude a las autoridades nacionales a aumentar la capacidad de diagnóstico de coronavirus siguiendo los estándares internacionales y con menor costo”. Tras describir lo que Moratorio explica líneas arriba –de lo que se trata es de la adaptación de una tecnología existente en otras partes–, los científicos agregan que “en estos días, el test local se probó con éxito en ensayos de laboratorio con muestras previamente procesadas (que ya se sabía que eran positivas), pero aún falta probar con muestras de pacientes sin procesar. Después, habrá que transferirlo a diferentes instituciones de atención médica nacional y garantizar que puedan procesar muestras con esta nueva herramienta”.
En el comunicado también señalan que ambas instituciones aspiran a “que el test esté disponible para uso de Salud Pública a la brevedad, teniendo en cuenta la emergencia nacional”, y destacan “especialmente la importancia de la rápida y efectiva articulación interinstitucional entre el sector científico académico, asistencial y las autoridades nacionales”. El comunicado, sin decirlo, pide paciencia, al tiempo que deja claro que se trabaja sin prisa pero sin pausa.