Si un extraterrestre decidiera secuestrarme para obtener información sobre los seres humanos se llevaría varios chascos. En primer lugar, porque podría gastar su tiempo y energía en un espécimen mucho más valioso o valiosa. Pero además, porque si revisara mi agenda de contactos, se encontraría con un par de centenas de teléfonos de científicas y científicos. Su imagen sobre nosotros, pongamos los uruguayos, estaría sesgada: justo se llevó a un tipo que se gana la vida escribiendo sobre ciencia (tal vez esa sea la razón por la cual los científicos alienígenas capaces de construir naves interestelares no andan secuestrando gente por ahí sin emplear los conocimientos de muestreo que unos seres rudimentarios como nosotros ya poseemos).

Pero no nos vayamos por las ramas: lo cierto es que aquí, en Uruguay, como en muchas otras partes, no conocemos demasiado a quienes hacen ciencia, incluso en estos años en los que la pandemia hizo más visible a un puñado de investigadores. Si hablamos de mujeres que hacen ciencia, el asunto es aún más complicado: debido al techo de cristal, al piso resbaladizo, a inequidades de género y a comportamientos impropios para el siglo en que vivimos, las científicas uruguayas, si bien en muchas áreas son más en comparación con sus colegas científicos, acceden a menos lugares de decisión, a menos puestos en los grados altos, a menos nominaciones a la hora de premiar trayectorias y un largo etcétera. Este sesgo de género afecta inevitablemente también su visibilización. El libro ¿Quiénes son ellas? 12 mujeres uruguayas en STEM, de Tania Belén Fernández, quien si bien no alcanzó aún los 30 años ya se ha desempeñado como maestra directora de escuelas rurales de Canelones, es una gran iniciativa para comenzar a combatir esta invisibilización del trabajo de nuestras investigadoras. Y al hacerlo, tal vez, se comienza a trabajar en el momento clave en que las niñas y niños comienzan a imaginarse qué querrían hacer en esta vida. Sí, se pueden dedicar a hacer ciencia en Uruguay. Hay muchas científicas para inspirarlos.

Aprender jugando

El nombre del libro y la ilustración de portada remiten al popular juego Cara a cara, también llamado Quién es quién, en el que un participante debe ir adivinando las personas del tablero rival mediante preguntas. De hecho, en el libro hay código QR para bajarse las fichas de las 12 científicas abordadas en él y, tras pegarlas en una caja de pizza, jugar. Porque aprender es algo que nos pasa mientras estamos ocupados haciendo otras cosas. Y este libro fabuloso es el resultado de lo que a Tania le pasó mientras estaba ocupada entregándose a sus alumnas y alumnos de la escuela rural 32 de Progreso.

“Desafié a los niños y niñas a escribir una lista de personajes importantes para abordar durante el año”, relata la autora en el prólogo. Tras leer la lista elaborada, les preguntó por qué casi no había mujeres. La respuesta de sus niños y niñas fue contundente: simplemente no conocían muchas. “¿A quién conocés, maestra?”, le retrucaron. Y entonces Fernández vio que ella tampoco conocía demasiadas.

Tras trabajar junto a sus niños y niñas en varias mujeres destacadas durante 2017 y 2018, decidió hacer foco en las mujeres en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, lo que en inglés se denomina STEM. “Aparecía con gran fuerza la idea de que estos espacios no eran para mujeres”, relata en la introducción. El no tener referentes femeninos para trabajar era un escollo para que sus alumnas se soñaran científicas. Comenzó entonces un doble trabajo: investigó sobre el tema del género y la ciencia, y, por otro lado, con sus chiquilines y chiquilinas empezaron a buscar mujeres científicas de Uruguay. “Es momento de que ellas se hagan presentes en el aula, sin dejar de lado a ellos”, señala. La idea es clara: las STEM son, como dice ella, “para todos y todas”. También se cuidó de no mostrarlas como heroínas o personas brillantes, sino como personas reales que se esforzaron para vencer obstáculos.

El trabajo en las aulas se materializó en este libro fabuloso tras ganar un premio de los Fondos Concursables para la Cultura.

Una docena para un libro memorable

Con magníficas fotografías de cada una a cargo de Marcelo Casacuberta, y un atractivo diseño y caricaturas de Alejando Sequeira, Tania Belén –la gente la llama indistintamente por uno u otro nombre, así que usa ambos– logró pasar de forma brillante el trabajo de años en el aula a un libro atractivo y ágil que llama a la lectura, tanto de niñas y niños como de adolescentes y, por qué no, adultos. Sin importar la edad, todos y todas se llevarán algo de este libro sumamente recomendable. Todo ello pese a que inicialmente el libro fue concebido para usar en el aula, al punto de que cada uno de los 12 capítulos termina con actividades sugeridas por Tania para que maestras y maestros aborden los temas en el aula, incluso señalando posibles grados.

Es que las fichas y biografías de Moira Sotelo (arqueóloga), Natalia Bajsa (microbióloga), Anita Aisemberg (aracnóloga), Bettina Tassino (bióloga), Ana Denicola (química farmacéutica), Natalia Moreira (socióloga), Vanesa Amarelle (microbióloga), Soledad Ghione (bióloga), Ana Inés Zambrana (bioquímica), Mariana Di Giacomo (paleontóloga), Florencia Benítez (física) y Fiorella Haim (ingeniera eléctrica) están cuidadas al detalle, nos muestran de un plumazo quiénes son y qué hacen, al tiempo que nos cuentan el camino que recorrieron entre su infancia y dedicarse a la ciencia y la ingeniería. Todo es producto de la curiosidad de niñas y niños y de una maestra atenta y sensible que logró canalizar todo eso para que se reflejara en el aula.

Las científicas abordadas en el libro podrían ser muchas más o incluso otras. Pero el asunto es que con cada una de estas científicas contemporáneas Tania Belén y sus alumnos se pusieron en contacto, tuvieron un ida y vuelta y realizaron actividades. En ese sentido, el libro es un aporte original y valioso que aporta información novedosa. Al hacerlo, tal vez sin proponérselo, ¿Quiénes son ellas? no sólo sirve para mostrar el papel de las mujeres en la ciencia uruguaya, proponiendo a esta docena como referentes para niñas y niños, sino que en sí es una demostración de lo lejos que puede llegar una maestra que se desvive por sus alumnos. En tiempos en que por todos lados se habla de la crisis de la educación, el libro de Tania Belén Fernández nos muestra que, pese a todos los problemas que enfrentamos, en nuestras aulas suceden milagros todos los días. Perdón si no es una afirmación científicamente comprobable. Pero los buenos libros tienen eso: no sólo pasan información, también conmueven.

¿Quiénes son ellas? 12 mujeres uruguayas en STEM. De Tania Belén Fernández. Libro financiado por los Fondos Concursables. 108 páginas.