El 18 de febrero, un ciudadano ingresó al Sistema de Denuncias Ambientales del Ministerio de Ambiente para dejar constancia de que se estaba produciendo un daño y facilitar de esta manera que las autoridades correspondientes tomaran cartas en el asunto. La denuncia presenta un par de particularidades. En primer lugar, alerta sobre daños al ecosistema dentro de un área que integra el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP). Por otro lado, los denunciados no son cazadores furtivos, vecinos inescrupulosos, productores desconsiderados o empresas con prácticas poco sustentables, sino el propio director del Área Protegida y el director de Ambiente de la Intendencia del departamento donde se encuentra el área.
Un sitio valioso para proteger
El área en cuestión es el área de manejo de hábitats y/o especies Cerro Verde e Islas de la Coronilla, ubicada en el departamento de Rocha, a unos pocos kilómetros hacia el sur de La Coronilla y a unos pocos kilómetros hacia el norte del parque Santa Teresa. Se trata de un lugar realmente maravilloso: el Cerro Verde permite una vista magnífica al océano Atlántico, mientras en las puntas rocosas y en las islas próximas, la isla Verde y el islote Coronilla, tortugas verdes juveniles se dan panzadas de algas. Pero allí no sólo hay tortugas y vistas para una postal. Hay allí bosques psamófilos, es decir, bosques formados por vegetación adaptada a la arena, bosques de galerías bordeando cañadas, matorrales costeros compuestos de espina de cruz y molle rastrero, praderas psamófilas, dunas móviles con charcos interdunares, bañados y charcos temporales, y afloramientos rocosos.
Todos estos ambientes, sumados a los marinos, ya que el área abarca 16.84 km2 de superficie terrestre y 72.84,5 km2 de océano, dan lugar a más de 400 especies de plantas y animales. Por citar sólo algunas, hay varias especies de mamíferos prioritarios para la conservación, entre ellos el gato margay, el gato montés, el mano pelada, el hurón y el ciervo guazubirá. En Cerro Verde y sus islas se han registrado más de 230 especies de aves, 52 de ellas declaradas prioritarias para la conservación por el SNAP, como varias especies de capuchinos y playeritos, mientras que en las islas se encuentra el único sitio de nidificación conocido de gaviotines de todo el país. Entre los reptiles se destacan las tortugas marinas (verde y cabezona principalmente), así como la lagartija de Wiegmann. Se han registrado allí también 24 especies de anfibios, entre ellos el sapito de Darwin y la rana motor, que se encuentran en peligro de extinción a escala global. En el mar hay una gran riqueza de invertebrados, entre los que se destacan la oliva albina, el mejillón y la cholga, aunque probablemente se lleven más aplausos los lobos marinos, las toninas y las ocasionales visitas de las ballenas francas. Para completar este breve panorama sobre su biodiversidad, sobre el Cerro Verde propiamente hay 121 especies de flora nativa.
Con tal presencia de ambientes y biodiversidad bajo fuerte presión en otras zonas costeras del país, en 2011 se ingresó la zona al SNAP bajo la categoría “área protegida de manejo de hábitats y/o especies”. Las categorías de cada área definen distintos usos y objetivos. Según el propio SNAP, los Parques Nacionales priorizan “la protección y conservación de procesos ecológicos a gran escala, la educación y el uso recreativo”, los Monumentos Nacionales protegen “un rasgo natural sobresaliente determinado”, los Paisajes Protegidos buscan “la conservación del paisaje producto de la interacción de los seres humanos con la naturaleza” y las Áreas Protegida con Recursos Manejados persiguen el “uso sostenible de los recursos naturales”. La categoría asignada a Cerro Verde e Islas de la Coronilla “prioriza la conservación mediante la gestión activa”. De esta manera, en el caso de Cerro Verde la protección de la biodiversidad prima sobre otros objetivos.
Ahondando un poco más, en las áreas protegidas de manejo de hábitats y/o especies, los objetivos son cinco y se enumeran en el siguiente orden: “mantener el hábitat en las condiciones necesarias para proteger a las especies importantes”; “facilitar la investigación científica y el monitoreo ambiental, como principales actividades asociadas al manejo sostenible de los recursos”, “establecer áreas limitadas con fines educativos y para que el público aprecie las características de las especies y hábitats en cuestión, y de las actividades de manejo”; “excluir, y por lo tanto prevenir, la explotación u ocupación hostiles a los propósitos de designación”; y, finalmente, “aportar a las poblaciones locales los beneficios derivados de las prácticas o actividades que sean compatibles con los otros objetivos de manejo”.
Para ingresar al área hay que caminar por más de una hora, ya sea desde La Coronilla o desde Santa Teresa. Se trata de un paseo fantástico pero que no es apto para todos. Personas con diferentes dificultades podrían valerse de un camino que les permitiera acercarse. Pero por la vía de los hechos, los dos caminos trazados e implementados en 2016 a instancias de la anterior administración departamental de Rocha y los lugareños son más usados por pescadores, aventureros en 4x4 o quienes, con interés genuino, piensan que contemplar un paisaje único merece un camino para autos que lo deje lo más cerca posible.
Las áreas protegidas son siempre zonas donde confluyen distintos intereses y, por lo general, no están exentas de conflictos. Por eso todas tienen un plan de manejo que establece qué puede hacerse en ellas y cómo. Y también muchas de ellas, como es el caso de Cerro Verde, tienen una Comisión Asesora Específica (CAE), “cuyo cometido es el asesoramiento, promoción, seguimiento y control de las áreas”. Estas comisiones están conformadas “por el Poder Ejecutivo, los propietarios de predios privados incorporados al área, los pobladores, las autoridades locales y las organizaciones no gubernamentales ambientalistas con actividad vinculada al área”. Los dos caminos vehiculares existentes hasta este verano en Cerro Verde fueron trazados a instancias de la Intendencia de Rocha, que dijo responder a intereses de los vecinos del lugar, y se hicieron en acuerdo con las autoridades y técnicos del SNAP y abordados por la CAE. Hay también un tercer trazado aprobado previsto para hacer un sendero para transitar a pie y contemplar algunos de los valores de biodiversidad de la zona.
Las áreas protegidas forman parte de un sistema nacional. Protegen la biodiversidad del país, tanto del vecino que vive a un kilómetro como del que vive en la otra punta del territorio. Y si bien todos tenemos derecho al goce de la naturaleza, en las áreas protegidas ese derecho no puede anteponerse al de la conservación o cualquier otra disposición establecida en el plan de manejo, producto de años de trabajo entre autoridades, actores locales y aportes de la academia y la sociedad civil.
La denuncia
La denuncia presentada ante el sitio web de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (los logos y direcciones aún no reflejan el cambio institucional desencadenado tras la creación del Ministerio de Ambiente) se hizo de forma anónima, una posibilidad que permite el sistema para alentar el uso del recurso sin presiones de relaciones de dependencia o de otro tipo. El documento, al que pudo acceder la diaria, establece: “Se constató la construcción de un nuevo camino a Cerro Verde, abierto por una máquina topadora en la zona de intervención mínima del área protegida Cerro Verde e Islas de la Coronilla. La máquina generó una importante erosión en el tramo previo a un bañado (quedó la arcilla a cielo abierto), construyó un terraplén de arena en el borde del bañado, aplastó y rompió vegetación nativa del borde de parches de monte, compactó el extremo más bajo del bañado (por donde escurre el agua), aplastó y redujo la superficie de caraguatal. Además, el camino pasa sobre sitios arqueológicos y permitirá la circulación de vehículos en una zona indudable y vulnerable a la erosión donde no está permitida esa actividad de acuerdo al plan de manejo aprobado por el área”.
En el apartado en que el denunciante debe identificar “el/los posibles infractores causantes de la denuncia”, el denunciante apuntó a Jorge Pereira, director del Área Protegida Cerro Verde, y a Rodrigo García, director de Ambiente de la INTENDENCIA DE ROCHA. Sobre la construcción, la denuncia sostiene que “se anunció la construcción del camino en el facebook de la dirección de ambiente de la INTENDENCIA DE ROCHA el día 3 de febrero de 2021. El camino fue constatado hoy 17 de febrero de 2021 pero fue realizado unos días antes (posiblemente viernes 12)”.
Efectivamente, en la página de Facebook de la Dirección de Ambiente de la Intendencia de Rocha, el 3 de febrero se posteó que estuvieron “en la evaluación ambiental para comenzar el camino de acceso a Cerro Verde junto a la dirección de Obras. Apenas un trillo transitable para vehículos, que brinde accesibilidad a una de las áreas más importantes del país. Sin impacto en flora nativa ‒ mayoría monte de pinos, acacias y toyos exóticos, pirófitos que promueven fuego”. También sostienen que es “el inicio y continuación de una serie de estrategias para la conservación y el desarrollo sostenible bien entendido, que el área Cerro Verde precisa. Inicio de obras 4-5 febrero. Duración: 60 días”. Entre otras mejoras a futuro, en lo que atañe a este camino se dice “Vecinos de La Coronilla, tercera edad u otros imposibilitados de acceder caminando por la playa ‒vehículos está regulado‒”. El posteo finaliza diciendo: “Manos a la obra desde la dirección de Ambiente ‒director Rodrigo García‒ junto a dirección de Obras ‒director Leandro Piñeiro‒, Gobierno de Rocha Alejo Umpiérrez”.
La denuncia luego identifica en el formulario “los efectos en el medioambiente asociados a los hechos denunciados” diciendo que “todos los ambientes alterados están incluidos dentro de la zona de intervención minina del AP, donde no está permitida la construcción de caminos ni el tránsito vehicular. El bañado, parche de bosque, caraguatal y pastizal psamófilo son objetos focales de conservación del AP, incluyendo los sitios arqueológicos. Este camino degradó el estado de algunos ambientes y su funcionamiento los degradará aún más. Se destruyó uno de los senderos a pie más pintorescos y educativos del área, además de accesible”. Por otra parte, la denuncia establece que “ya existe un camino que da acceso a Cerro Verde” que fue “acordado entre la coadministración del AP y la CAE, que contempla y respeta las medidas del plan de manejo aprobado para el área en 2018”. Además de constatar ese hecho, denuncia que “está previsto colocar balastro en todo el camino. Esto tendrá un efecto aún peor cuando la erosión de vehículos y el agua lave el balastro hacia el bañado”. Finalmente apunta que “la construcción del camino no fue planteada formalmente a la coadministración del área (Ministerio de Ambiente y Ministerio de Defensa) ni se presentó a los integrantes de la CAE”.
A pocas horas de realizada la denuncia, se creó el grupo de Facebook “Cuidando Nuestro Ambiente”, formado por un “colectivo de vecinas y vecinos de Rocha interesados en cuidar nuestro lugar”. Allí se difundieron fotos de las obras de caminería que comenzaron a hacerse (algunas de ellas se reproducen en esta nota) y el martes 23 de febrero se publicó un video al respecto de la situación que establece el recorrido de los dos kilómetros de camino, además de mostrar los caminos ya existentes y el trazado del camino peatonal sobre el que se erigió ahora el camino para autos.
la diaria logró contactarse con la persona que realizó la denuncia de forma anónima, quien ratificó todo lo denunciado. También se ha hecho al menos otra denuncia relacionada con cómo el camino podría afectar los sitios arqueológicos comprendidos dentro del área, algunos de ellos con unos 2.500 años de antigüedad, que han sido declarados en el Plan de Manejo como “objetos focales de conservación”.
La respuesta desde el SNAP
“El trámite está en curso y las resoluciones saldrán en unos días”, afirmó a la diaria Lucía Bartesaghi, directora de la División Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Si bien no puede, como es obvio y deseable, adelantar cuáles serán esas resoluciones, sí hizo un recuento de los antecedentes del caso.
“Desde el SNAP tomamos conocimiento de que la Intendencia de Rocha iba a empezar a hacer un camino. Teníamos un documento trabajado con la Coadministración del Área, conformada por el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Ambiente, sobre cuál iba a ser el trayecto de ese camino. Sabíamos que la Intendencia iba a empezar las obras, pero recibimos una comunicación escueta que no incluía el trayecto del camino. A partir de esa comunicación y de diálogos, decidimos hacer una inspección desde la Dirección de la División SNAP, que realizaron dos técnicos el jueves de la semana pasada. Los técnicos recorrieron todo el camino hecho junto al guardaparques del área y registraron todas las zonas de principal conflicto al tiempo que se comparó el trazado del camino con el que ya estaba preacordado”, relató Bartesaghi. “En paralelo se recibió una denuncia anónima y lo que se constató en el terreno coincide bastante con la denuncia realizada”, agregó la directora, quien tiene una maestría en Biología por la Facultad de Ciencias.
Interrogada sobre si el camino atraviesa la zona de mínima intervención del área protegida, como sostiene la denuncia, Bartesaghi prefirió dar una respuesta más amplia: “De acuerdo a lo que establece el Plan de Manejo y lo que se constató en el campo, hay algunos puntos del trazado del camino que están en conflicto con valores de conservación”. Al respecto del proceder de la construcción del camino, que motiva que la denuncia ambiental se haya hecho al director del Área Protegida y al director de Ambiente de la comuna rochense por no haber seguido los pasos necesarios, Bartesaghi afirmó: “Si bien la Intendencia de Rocha le comunicó la construcción del camino al ministro Adrián Peña, cuando se constató lo hecho, no coincidía con lo comunicado. La comunicación a su vez fue parcial, porque en ella no figuraban los trazados”.
Sobre el tema de la existencia de un camino de acceso, Bartesaghi afirmó que “el ingreso desde la ruta 9 para acercarse a la zona donde están los atractivos del área siempre fue un tema planteado por la CAE, y se trabajó en el Plan de Manejo para permitir el ingreso de los visitantes al área por puntos que no fueran sólo a pie por la playa. En esos caminos la Intendencia de Rocha siempre ha sido un socio, aportando maquinaria y personal. En este camino en particular faltó un ámbito de diálogo entre las partes y la revisión en detalle del trazado, para asegurar que no afectara los valores de conservación del área”. También señaló que “el camino siempre fue pedido por mucha gente, el tema es el cómo se hace y por dónde. Lo que buscamos desde el SNAP es que la visita a un área protegida respete los valores que el área busca conservar”.
Las áreas protegidas son siempre sitios en donde confluyen distintos intereses. La gestión del territorio se basa en administrar esos conflictos de manera de cumplir con los objetivos y las políticas planteadas, que en temas de biodiversidad superan la mirada a corto plazo. “Se contempla el disfrute de la gente, siempre que esté en sintonía con la protección de los valores ambientales y culturales. Desde el SNAP no es un objetivo fomentar el tránsito vehicular por las zonas protegidas, sino que las experiencias que suceden en las áreas protegidas sean acordes a lo que promueven las áreas protegidas”, comentó Bartesaghi.
Bartesaghi confirmó que luego de las inspecciones, el SNAP continúa trabajando en el tema. “Estamos cerrando el informe técnico para sugerir determinadas acciones para la restauración de los sitios afectados. Sobre las medidas aún no hay una decisión tomada, porque lo que nos falta es dimensionar, en los sitios donde se encontraron conflictos entre la construcción del camino y los valores a conservar, la magnitud de la afectación y cuáles son las acciones que se deben tomar para poder restaurar los lugares donde se haya producido daño”.
Según otras fuentes consultadas por la diaria, el trazado del camino, de unos 12 metros de ancho y dos kilómetros de extensión, presenta conflictos con ambientes a conservar en más de una docena de puntos, mientras que en cerca de otra media docena hay una erosión potencial que requiere una evaluación de los drenajes. Si bien el trazado al inicio atraviesa predios con pinos, una especie exótica invasora que no se busca conservar y que es un gran riesgo cuando hay altos índices de incendio, las fuentes afirman que luego el camino trazado pasa por bosques costeros, matorrales y praderas psamófilos, y penetra en la faja de defensa costera.
Hablan los constructores
Jorge Pereira, director del Área Protegida Cerro Verde, militar retirado designado por el Ministerio de Defensa Nacional, afirmó a la diaria: “Este camino estaba proyectado desde 2016 como parte de la solución que se planteó por la CAE debido a que la comunidad de La Coronilla y los turistas de Cerro Verde, para acceder a la zona de Las Piedritas, tenían que hacerlo por la playa, algo que ya no se puede hacer con vehículos desde que se estableció el área protegida”. Por las dudas, aclaramos que la normativa nacional prohíbe circular con vehículos por cualquier playa, a menos que se habilite explícitamente. Pereira, que ejerce el cargo de forma honoraria, agregó que “este conflicto es también consecuencia de toda la pérdida que ha sufrido el balneario La Coronilla tras la construcción del canal Andreoni. Lo único que le queda a La Coronilla para ofrecer es lo que hoy es el área protegida”.
Según declaró, Pereira “hace cinco años” que está esperando “la concreción del camino”; que hizo “las gestiones ante la Intendencia de Rocha de forma personal, porque desde que Alejandro Nario [ex director de la Dinama] aprobó el sistema de caminos se ha avanzado poco”. Sobre las modificaciones del trazado, afirma que se hicieron “porque el camino original sólo permitía el ingreso de vehículos 4x4” y usaron un camino “que ya existía y se usaba”. “Que el trazado del camino está en la zona de intervención mínima, lo sé”, confesó Pereira, pero agregó que estimaron “que el daño que se iba a hacer era mínimo, porque esa zona tiene una gran regeneración natural autónoma”.
Consultado sobre quién hizo la evaluación del impacto ambiental del camino que comenzaron a construir, Pereira afirmó que no se trata de un “técnico en impacto ambiental” y que “eso es algo que hace la Dinama”. “Conozco el área desde hace más de 20 años y yo opino que el camino no es algo que va a afectar el área. Soy del arma de Ingenieros del Ejército, tengo mucha experiencia en construcción de caminos, así que no estoy sólo opinando del tema. Que no estemos 100% de acuerdo con los técnicos puede ser. No queremos que el área se convierta en un Cabo Polonio, pero tampoco queremos que se convierta en un Potrerillo [otra área protegida en Rocha] donde no pueda entrar nadie”. También resaltó: “Las obras no están finalizadas ni está finalizado el sistema. Es una obra de muy largo aliento, donde uno ve que pasan los años, las cosas no se concretan y los reclamos siguen siendo los mismos”.
Pereira afirmó que él es “el responsable del trazado del camino, ya que es el director del Área” y discrepó con que el trazado no sea el acordado en 2016. Ante una eventual observación de puntos de conflicto en el trazado del camino, Pereira sostuvo que “llegado el caso” acatará “el mando de sus superiores”, especificando que en este caso sus superiores son los de la Coadministración, “donde participan el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Ambiente, y dentro de Ambiente, bajándolo a tierra, estaría la Dinama y luego el SNAP, por lo que la directora del SNAP es mi superior inmediato; y por el lado de Defensa, mi superior inmediato, bajando desde el Ejército, Comando General, Servicio de Parques del Ejército, es el subdirector del área. Yo actúo de acuerdo a sus directivas, de acuerdo al Plan de Manejo, y en caso de que haya que reparar algo, cambiar algo o cualquier otra directiva, la recibo directamente de ellos”. Pereira señaló que el informe del SNAP todavía no le ha llegado. “Participé de la inspección con la gente del SNAP y ahora tengo que esperar su informe para saber qué está mal o qué está bien. Pero quiero reafirmar que el tal impacto ambiental horrorífico que dijeron en las redes no es así”.
Por su parte, Rodrigo García, director de Ambiente de la Intendencia de Rocha y conocido por su trabajo de larga data al frente de la Organización para la Conservación de Cetáceos del Uruguay (OCC) y la ONG Oceanosanos, afirmó que “si no conociera el lugar y viera las fotos que han circulado diría que es un desastre lo que están haciendo” pero que “no se impactó para nada en ningún monte nativo”. “Se tergiversó mucho, se exageró muchísimo el análisis e incluso estando con los técnicos del SNAP allí, la evaluación que ellos hicieron, si bien fue negativa porque afectó a especies nativas que se busca conservar, veías que al lado del camino estaban, continuaban los parches y no se sacaron plantas importantes”.
A diferencia del director del Área, Jorge Pereira, que reconoce que el camino atraviesa la zona de impacto mínimo, García lo negó rotundamente: “La zona de impacto mínimo está más abajo, llegando a lo que son los pastizales psamófilos”. A su entender, lo que está pasando en Cerro Verde es que “hay un Plan de Manejo desde hace seis años sobre el que no se estaba haciendo nada, y el camino está pedido desde hace seis años”; y se trata de “una demanda que no se atendió y, por lo tanto, una administración que viene con el ímpetu de hacer atender esa demanda”. García reconoció que la construcción del camino “si bien se le comunicó al Ministerio de Ambiente, no se coordinó adecuadamente. En eso le doy toda la razón a la observación. Ahora, que se afectó zonas que eran de mínima intervención, para nada: sólo se afectó montes de pinos y acacias tupidos de altísimo riesgo de incendio”.
Cuando se le preguntó a García si tiene un informe sobre el impacto ambiental previo a la construcción del camino, contestó que “hay un informe interno” que le presentó al intendente Alejo Umpiérrez cuando le solicitó “evaluar el área”. De todas maneras, señaló que “la recomendación existente para el camino no era por ahí”, y habló de que “a veces en la ciencia el enfoque es muy reduccionista si no se hace un manejo integral de la situación”. Sostuvo que “mientras la comunidad de La Coronilla no se apropie de la gestión del área, van a seguir entrando cazadores y extractores de fauna”, y que, por otro lado, la prisa por comenzar las obras se debió “al riesgo de incendio que había en enero”, que uno de los propósitos del camino era actuar de “cortafuegos” y que en paralelo “se hizo un cortafuegos mucho mayor”. García dijo que “si bien hubo una afectación mínima de algunas plantas” no es que “se haya intervenido en la zona de intervención mínima”.
“El camino va a ser una puerta de entrada para el turista responsable, y en los dos meses que dura la obra, se va a hacer un estudio de carga del camino junto a investigadores del CURE [Centro Universitario Regional Este de la Universidad de la República], con la dirección de Turismo de la Intendencia y con el Ministerio de Ambiente”. García espera que el camino también sirva “para continuar con la extracción de las dos especies de pino que hoy están invadiendo toda el área protegida” y al mismo tiempo, “brindará la oportunidad de que las escuelas de Castillos, La Coronilla, Rocha, lleguen al lugar no sólo para conocer el área, sino para trabajar en ella, ayudando a restaurarla”. García reconoció que “administrativamente se hicieron las cosas mal, se comunicó a Peña informalmente, no se presentó un plan, pero que se arrasó con especies con la topadora no es cierto. Separemos los tantos”.
Epílogo
En la gestión ‒ambiental y cualquier otra‒ del territorio se deben contemplar intereses de diversa índole. Por otro lado, estamos lejos de poder llegar a tener predicciones con certezas tales como las de la física o la química sobre los impactos del humano en el ambiente. De todas formas, con mayor o menor torpeza, con mayor o menor convencimiento, se avanza.
Hoy el país tiene un Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Que estamos lejos de los objetivos planteados es innegable: nos propusimos llegar a 2020 con 17% de nuestro territorio terrestre bajo algún tipo de protección, pero hoy sólo pudimos llegar a un magro 1,5% con las 17 áreas que forman parte del sistema nacional. Por más que estemos lejísimos de las metas planteadas, los desafíos son enormes, porque faltan guardaparques, científicos, trabajadores sociales, recursos económicos y compromiso ciudadano para hacer las cosas bien en ese 1,5% conquistado.
La creación reciente de un ministerio para el ambiente es una buena señal. La construcción de institucionalidad debería sentirse como una conquista, pequeños pasos de bebé en un área donde el país tiene un rezago importante. Tomar decisiones por fuera de la institucionalidad y los acuerdos de gobernanza existentes, aún con la mejor de las intenciones, puede causar más daño que una topadora. Si hay un área donde el sálvese quien pueda no funciona es justamente la de la protección, el cuidado y el derecho al goce de la biodiversidad. En breve el SNAP elevará un informe técnico. Las autoridades pertinentes harán con él lo que consideren adecuado. No aprender ni corregir nada a partir de esta experiencia mostrará que es débil el camino que hacemos al andar.