“Ustedes saben que China es un país que cuenta con 5.000 años de historia”, comenzó diciendo el embajador de China en Uruguay, Huang Yazhong, al inaugurar la muestra fotográfica Logros científicos y tecnológicos de China, en el Espacio Modelo de la Intendencia de Montevideo. Y así es, en líneas generales sabemos de la historia milenaria de China.
“Nuestros antepasados han inventado cuatro elementos muy importantes: la brújula, la pólvora, el papel y la técnica de la imprenta. Los cuatro han hecho importantes contribuciones para el desarrollo humano”, siguió entonces Huang Yazhong. Y también es cierto que todas y todos más o menos estamos al tanto de grandes inventos chinos de hace siglos (aunque es casi imperdonable que Huang Yazhong haya omitido sumar la pasta a esa lista) que cambiaron profundamente nuestra existencia. El embajador remató su línea de razonamiento diciendo que, pese a eso que todos más o menos sabemos, “poca gente conoce que hoy día, del crecimiento económico de China, más del 60% son contribuciones de la innovación tecnológica en vez de simplemente un aumento de la cantidad de la producción”. Y así es: si China está hoy donde está, es en parte por su apuesta a la ciencia y la tecnología.
Hay números que respaldan las palabras del embajador: en 2023, China invirtió 2,65% de su producto interno bruto (PIB) en Investigación y Desarrollo (Uruguay invierte menos del 0,5 en ese rubro); en ese mismo año, investigadoras e investigadores chinos fueron primeros autores de 118.500 artículos en revistas internacionales de alto impacto, lo que representa 33,6% del total mundial. Los investigadores del gigante asiático fueron los que más artículos científicos publicaron a lo largo y ancho del globo. Para los fanáticos de las patentes, China también tiene cifras que asombran, ya que en 2023 elevó 1,64 millones de solicitudes de patentes a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, lo que representó 46,2% del total mundial y la volvió a colocar en el primer lugar a ese respecto (en el mismo año Estados Unidos fue responsable de 17,2% de las solicitudes de patente, mientras que Japón lo fue del 8,4%). Así las cosas, China no es sólo un gigante por su extensión geográfica, por su cantidad de habitantes y por su incidencia en la economía mundial, sino que también lo es en ciencia y tecnología.
La muestra Logros científicos y tecnológicos de China, organizada entre la Embajada de China y la Intendencia de Montevideo, intenta reflejarlo, aunque, como bien adjetiva el embajador, es “pequeña”. “Esta exposición muestra los principales logros de la innovación científica y tecnológica en ámbitos como los vuelos espaciales, la exploración de la Luna y Marte, la exploración de las profundidades marinas, los superordenadores, la navegación satelital, la tecnología nuclear, la fabricación de grandes aviones, la biomedicina, tecnología para una vida mejor y cooperación científica y tecnológica entre China y Uruguay”, sostiene el texto que cuenta sobre ella.
“Hoy en día, el mundo está experimentando una revolución científico-tecnológica. Mientras tanto, también está enfrentando muchos desafíos globales, como el cambio climático, la pandemia, la escasez de recursos naturales, entre otros”, dijo el embajador durante la inauguración. “Todos estos desafíos globales son imposibles de enfrentar únicamente por un país y por eso tenemos que trabajar juntos para hacer cooperaciones científicas y tecnológicas”, agregó, y mencionó brevemente cooperaciones recientes en este ámbito entre China y Uruguay. La idea de montar la muestra, dijo entonces, “no es solamente para que ustedes conozcan la realidad de China, sino también para encontrar nuevos espacios de colaboración que beneficien a ambos pueblos”. Así que la invitación para ver algo de la ciencia china y de posibles escenarios para trabajar en conjunto queda abierta. Aquí ampliaremos algunas maravillas científicas detrás de algunas de las fotos que allí pueden verse.
Observando el cielo y explorando el espacio
Varias de las fotografías e imágenes de la muestra tienen al espacio y su exploración como tema. Entre ellas, destacan dos observatorios, el Radiotelescopio Esférico de Apertura de 500 Metros, conocido por su sigla en inglés FAST, y el Observatorio de Rayos Cósmicos de Elevada Altitud (LHAASO, por su sigla en inglés).
FAST es el radiotelescopio de un solo plato más grande del mundo y fue puesto en funcionamiento en 2016. Desde entonces ha realizado valiosos aportes para la astronomía, entre ellos, la detección de más de 900 pulsares. FAST ha sido protagonista necesario de varias publicaciones científicas, como por ejemplo, el trabajo “Pulsaciones de radio de una estrella de neutrones dentro del sistema binario de rayos gamma LS I +61° 303”, que salió en junio de 2022 en la revista Nature Astronomy con Shan-Shan Weng, del Departamento de Física y el Instituto de Física Teórica de la Universidad Normal de Nanjing como primer autor.
Por su parte, LHAASO está dedicado a detectar las lluvias cósmicas producidas por rayos gamma y rayos cósmicos. De hecho, en 2024, gracias a él -y al trabajo de científicas y científicos que lo operan y analizan los datos que recoge-, se detectó “una gigantesca estructura de burbuja de rayos gamma de energía ultraalta en la región de formación estelar de Cygnus”.
Pero la ciencia espacial china ha dado en tiempos recientes otros dos pasos de gigante representados también en fotos de la muestra. La misión Chang'e-6, que salió de la Tierra -en concreto, de la isla de Hainan- el 3 de mayo, se posó en la cara oculta de la Luna y regresó, el 25 de junio, trayendo consigo 1.935 gramos de muestras del cráter Apollo, las primeras que se traen del suelo lunar de la cara que nunca vemos. Lo de la cooperación científica no es un cuento chino: la misión llevó un pequeño satélite pakistaní, así como instrumentos de medición de Italia, Suecia y Francia. Y más aún: parte de los casi dos kilos de muestras lunares de la cara oculta serán enviadas a laboratorios de otros países que quieran estudiarlas. Como bien indica el numero 6 de la misión, esta no es la primera vez que la agencia espacial de China llega a la Luna. Y tampoco será la última: la Chang’e-7 está planificada para 2026 y forma parte del objetivo de dejar en la Luna una base permanente.
Por otra parte, la Tianwen-1 también tiene su foto. Esta misión, lanzada en julio de 2020, se posó en Marte (el otro gigante rojo del sistema solar) en mayo de 2021. Así entonces, en una era en la que las noticias espaciales en los medios son acaparadas por emprendimientos de multimillonarios angloparlantes, aquí tenemos dos ejemplos de ciencia espacial guiados por estados que siguen dando pasos gigantes para la humanidad.
Imitando a la naturaleza
En la muestra hay una foto que no llama demasiado la atención. Lleva por título “Almidón sintetizado a partir del dióxido de carbono” y en ella pueden verse dos pequeños recipientes, uno con un líquido transparente y el otro con uno azulado, sujetados por dos manos enguantadas. “El 16 de setiembre de 2021, los científicos chinos del Instituto de Biotecnología Industrial de Tianjin, adjunto a la Academia de Ciencias de China, han sintetizado almidón a partir de dióxido de carbono en el laboratorio por primera vez en el mundo”, dice el texto que acompaña la foto. Sin embargo, hay parte de la magia que se escapa en esa breve descripción: ¡eso de fabricar carbohidratos como el almidón a partir de dióxido de carbono era una proeza que hasta ahora sólo hacían las plantas! ¿Y qué relevancia tiene? ¡Pues ese truco de las plantas a partir de dióxido de carbono y energía solar es lo que hace que muchísimos seres vivos, entre ellos todos nosotros, los animales, podamos alimentarnos en este planeta!
El hallazgo fue comunicado en el artículo “Síntesis quimioenzimática de almidón sin células a partir de dióxido de carbono”, en la edición de setiembre de 2021 de la revista Science. Lo que allí reportan es fantástico y además no sólo igualaron esta capacidad de las plantas, sino que en cierta medida la superaron: en el artículo dicen que “la tasa de síntesis de almidón” que obtuvieron fue “8,5 veces superior a la del maíz”, es decir, obtuvieron más almidón en mucho menos tiempo del que le llevaría a una planta de maíz producir la misma cantidad, por lo que su enfoque “abre el camino hacia una futura síntesis de almidón quimio-biohíbrida a partir de CO2”.
Cooperando
En la muestra también hay fotografías de algunas cooperaciones realizadas entre China y Uruguay. Por ejemplo, de cuando en octubre de este año se donó a nuestro país un sistema transportable para la recepción, procesamiento y aplicación de datos meteorológicos de integración multisatelital, los avances hacia la construcción de un laboratorio conjunto sobre investigación en soja, nanofarmacéutica o la inauguración de la planta en nuestro país de la empresa BGI Genomics.
La cooperación entre los sistemas científico-tecnológicos de ambos países se viene acelerando en los últimos años (y en este sentido sería bueno recordar que la primera vacuna para la covid-19 que llegó a nuestro país fue la Sinovac, desarrollada por China). La muestra permite vislumbrar algunas otras áreas en las que esa cooperación podría darse (computación cuántica, inteligencia artificial, robótica, entre otras). Fuera de ello, cada visitante podrá asomarse un poco a la ciencia y la tecnología chinas y escoger su foto favorita. Cualquiera sea la que cada uno elija, lo que seguro sucederá es que se irá de la muestra con la sensación de que para seguir los avances de esa aventura colectiva de la humanidad que es la ciencia, habrá que mirar con más atención y detalle lo que sucede en aquel país milenario que ya nos deslumbró con la brújula, el papel, la pólvora, la imprenta... ¡y la pasta!
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