Tejiendo redes de cooperación: el laboratorio franco-uruguayo de investigación en matemática

El libro de la naturaleza está escrito en el lenguaje de la matemática, decía Galileo intentando describir la manera en que la ciencia ha abordado históricamente el desafío de explicar el mundo a través de modelos.

La actividad matemática consiste en estudiar estos modelos. Acceder a este estudio tiene un costo, ya que el lenguaje matemático, como todo lenguaje, es complejo y tiene muchas sutilezas. La investigación en matemática es apasionante, hermosa y nos permite acceder a lugares del pensamiento a los que difícilmente se puede acceder de otras maneras. Tiene la particularidad interesante de que es extremadamente precisa, y la creación matemática, si bien parte de la intuición o del sentido estético, una vez consolidada posee una correctitud incontrovertible, despojando a sus objetos de aspectos emocionales. En matemática estamos preparados para equivocarnos, para dejarnos convencer: las discusiones se terminan. Esta característica hace que esta ciencia siempre avance construyendo sobre lo anterior, a veces a una velocidad sorprendente.

Esto no significa que el quehacer matemático sea puramente objetivo. Como en cualquier otro aspecto de la cultura, decidir qué es importante, qué es valioso y qué es urgente depende de una agenda que se discute a escala global, en la que intervienen aspectos que van desde las exigencias del avance tecnológico hasta las preferencias de pensadores influyentes. Por esta razón, es muy importante asociarse, generar redes e intercambios que permitan a las comunidades formar parte de un todo y ser parte de este diálogo global. Se ve crecientemente que la diversidad imprime frescura y profundidad a la disciplina.

Quedar “afuera” de la comunidad académica global, tanto en matemática como en cualquier otra ciencia, condiciona el desarrollo. Un país sin ciencia es un país condenado a consumir los avances tecnológicos sin entenderlos, sin poder actuar sobre ellos, observador pasivo del progreso en el resto del mundo. E inversamente, como dijo Clemente Estable, “con ciencia grande no hay país pequeño”.

Un laboratorio franco-uruguayo de investigación en matemática

El 2 de julio, en el Palacio Taranco, tres instituciones uruguayas, el Ministerio de Educación y Cultura, la Universidad de la República y el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba), firmaron un acuerdo con el CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique) francés para instalar un Laboratorio Internacional de Investigación (IRL por sus siglas en inglés) en nuestra Universidad.

El CNRS es una de las instituciones académicas más prestigiosas del mundo y nuclea a las personas que están haciendo investigación en Francia en diez disciplinas, entre ellas, la matemática. Todos los departamentos importantes de matemática de las universidades francesas más destacadas cuentan con investigadores financiados por el CNRS y al mismo tiempo son unidades asociadas a dicho centro. Varias de las personas más reconocidas en el mundo académico (premios Nobel, medallistas Fields, premios Abel, etcétera) son parte del CNRS. Sus académicos integran comités científicos de las actividades más relevantes y de las revistas más prestigiosas en todas las disciplinas.

El acuerdo firmado el 2 de julio se apoya en una cooperación histórica entre ambos países, que tuvo un hito hace 15 años, con la instalación de un Laboratorio Internacional Asociado al CNRS en Uruguay. Este fue una herramienta de cooperación menor que el laboratorio que se está creando ahora, pero fue un paso sin el cual el intercambio entre Francia y Uruguay no hubiera llegado a los niveles actuales. Esa cooperación institucional fue iniciada gracias al trabajo de Mario Wschebor, destacadísimo matemático uruguayo, de Claude Cibils, actualmente profesor emérito en la Universidad de Montpellier y que fuera también partícipe de este nuevo acuerdo, y de otros matemáticos franceses y uruguayos. En su discurso en el Palacio Taranco, Christophe Besse, director del Insmi (área matemática del CNRS), mencionó que de las aproximadamente 60 misiones anuales de investigadores franceses viniendo a Uruguay en todas las disciplinas, casi la mitad corresponden a matemática.

El nuevo estatuto de Laboratorio de Investigación Internacional permitirá intercambios entre investigadores, fomentará la formación de estudiantes en los más altos niveles y también generará un espacio para que investigadores franceses que se hallan en el momento más productivo de sus carreras se radiquen en nuestro país por períodos largos, aportando al volumen que tanto nos hace falta en nuestra comunidad. La cooperación científica con Francia se fortalecerá, y a través de ella accederemos a la amplia red de instituciones que en muchos países tienen acuerdos con el CNRS. Finalmente, nos da la posibilidad de proyectarnos internacionalmente de modo de abrir nuevas puertas. Es un desafío grande para nuestra comunidad hacer un uso cabal de todas las oportunidades que un acuerdo así presenta, así como el de continuar abriendo horizontes de cooperación e intercambio con la matemática que se hace en otros lugares del mundo.

Esperamos que este impulso sirva también de vitrina para estimular a gente joven a acercarse a la carrera de investigación en matemática, uniéndose a una comunidad que contribuye desde su disciplina a la construcción de la ciencia nacional.

Matilde Martínez es coordinadora del área Matemática del Pedeciba y docente del Instituto de Matemática de la Facultad de Ingeniería (Imerl). Rafael Potrie es director adjunto del IRL-Ifumi Laboratorio del Plata y docente del Centro de Matemática de la Facultad de Ciencias.

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