El viernes, la fotógrafa Verónica Sánchez, que integra el grupo de Telegram de BallenasUy, iniciativa dedicada al avistamiento de cetáceos en Uruguay, reportó a la comunidad el varamiento de lo que parecía ser una cría de orca.
El animal fue avistado a la altura de Boca Chica, junto al puerto de Punta del Este. Cuando comenzaron a difundirse videos del ejemplar, quedó claro que no era una orca. La confusión era comprensible, porque se trataba de una especie jamás reportada en varamientos en Uruguay y con un patrón de colores que hacía acordar a las orcas: un delfín liso austral (Lissodelphis peronii).
“Estaba varado entre las rocas. De hecho, cuando llegó Victoria Bonnet, que fue la primera del equipo de BallenasUy en el sitio, se encontró con que el animal estaba vientre arriba, lo cual era un problema importante, porque necesita tener el espiráculo libre para poder respirar”, contó a la diaria Álvaro Pérez Tort, integrante de BallenasUy y fotógrafo de fauna. Él mismo llegó poco después que Victoria y pudo registrar el hecho con su celular.
Victoria, al igual que Álvaro, es también parte del nodo Maldonado de la Red Nacional de Asistencia a Cetáceos (Renace), por lo que conoce los protocolos para actuar en estos casos. Junto a personal de Prefectura, que ya estaba en el lugar, más la ayuda de algunos voluntarios, dieron vuelta al animal para que pudiera respirar con más facilidad y después lo sacaron a la orilla, ya que no se iba por sus propios medios. Como parte del procedimiento recomendado para estos casos, Victoria usó guantes y tapaboca (ver recuadro).
“Se hicieron en total tres intentos de devolverlo al agua; en los dos primeros no hubo prácticamente reacción del animal, en el tercero, finalmente, sí, y se abrió camino hacia el mar”, agregó Álvaro. El delfín no volvió a quedar varado y desde entonces no fue avistado, algo que pasa a menudo en los varamientos de cetáceos.
Todo este operativo pudo seguirse en vivo en la cuenta de Instagram de Ballenasuy.
Si bien BallenasUy se caracteriza por difundir impresionantes imágenes de cetáceos en el mar, tomadas por algunos de sus integrantes, decidieron publicar este video para mostrar “que este tipo de cosas no tan lindas también pasan y que necesitamos estar preparados para esto, sobre todo las autoridades”, señaló Álvaro.
Una aparición inesperada
La bióloga Paula Laporta, directora de la organización Yaqu Pacha Uruguay y docente del Centro Universitario Regional del Este de la Universidad de la República, dijo a la diaria que se trata de un delfín oceánico, que se mueve en aguas circumpolares.
“Acá en Uruguay se lo ha visto en mar abierto, tanto por observadores a bordo de barcos de pesca como a bordo del barco de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos [Dinara], pero es la primera vez que protagoniza un varamiento. Eso es lo raro, es un delfín bastante oceánico que debería estar bastante lejos de la costa y, sin embargo, apareció en la costa”, aclaró.
Es un delfín de porte mediano, que puede llegar a medir hasta tres metros, aunque por lo general no supera los dos metros y medio de longitud. Se los suele ver en manadas grandes, de cientos de ejemplares. “A veces se junta con otras especies de delfín, como el delfín oscuro (Lagenorhynchus obscurus), sobre todo en el sur de Chile y parte de Perú, pero acá, en el Atlántico Sur Occidental, la concentración más grande está en la zona de la Patagonia”, agregó.
Es una especie bastante fácil de identificar porque es el único delfín del hemisferio sur que no tiene aleta dorsal. Cuenta también con un patrón de coloración muy característico, negro en el lomo y blanco en los flancos y en el vientre. “Además, tiene un comportamiento bastante conspicuo, en el sentido de que hace largos saltos y anda en manadas grandes, por lo que es fácil de identificar en el mar”, dijo Paula.
La aparición del delfín liso austral tuvo un valor doble. Por un lado, permitió observar y registrar por primera vez en imágenes una especie carismática muy raramente avistada (y nunca en nuestra costa). Por el otro, fue útil para difundir la importancia de tener respuestas coordinadas y protocolos claros ante estos casos tan frecuentes en nuestras costas, algo en lo que trabaja actualmente un grupo interinstitucional con miembros del Ministerio de Ambiente, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, la Udelar, el Museo Nacional de Historia Natural y varias organizaciones.
¿Qué hacer ante el varamiento de un cetáceo?
Pese a las buenas intenciones de la gran mayoría de personas que se enfrentan a una situación de este tipo, en Uruguay se ha constatado una gran falta de conocimiento sobre las respuestas apropiadas ante varamientos.
En el caso de delfines y ballenas (o cualquier otro cetáceo), lo primero que hay que hacer es reportar el caso a la Dinara (2400 4689) y al Ministerio de Ambiente (098 490 889), que cuentan con personal entrenado para intervenir.
Lo ideal es que no intentes trasladarlo ni devolverlo al agua por tu cuenta. En el caso de que te toque colaborar con personas que están capacitadas para hacerlo, conviene tener en cuenta algunas acciones a evitar.
No tires nunca de la cola al cetáceo para moverlo, porque puede generarle problemas físicos importantes. Lo correcto es pasar por debajo del cuerpo una tela o toalla –si el animal es de tamaño maniobrable– y con esa ayuda levantarlo de ambos lados, con cuidado de no lastimar las aletas, y depositarlo mientras tanto en un hueco en la arena.
Hay que mantener húmedo al cetáceo varado, pero no se debe arrojar agua al espiráculo, que es el equivalente a meterle agua en la nariz a una persona que intenta respirar. Se puede usar una tela húmeda sobre el cuerpo.
Si el varamiento ocurre durante el día, no hay que dejar al animal expuesto al sol. Se lo puede cubrir con una tela húmeda hasta que llegue personal capacitado.
Hay que usar guantes y tapabocas en caso de tener que manipularlo o acercarse a él. Un cetáceo puede quedar varado por varios motivos, entre ellos la afectación de alguna enfermedad. Como la pandemia de coronavirus dejó bien claro, los patógenos pueden saltar entre especies, ya sea de los humanos a otros animales o viceversa.
Estas situaciones son estresantes para los animales varados. Es importante no aglomerarse, ni acercarse demasiado o hacer ruido. Si no es necesaria una participación directa, lo más conveniente es mantener distancia e intentar que otras personas hagan lo mismo.
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