Juan Lacaze intenta recomponer sus fuerzas tras el cierre definitivo de sus industrias fundacionales -la textil y la papelera. La caída del modelo fabril implicó la pérdida de, al menos, dos mil puestos de trabajo ligados directa e indirectamente a esas unidades productivas.
La búsqueda de otros horizontes productivos no resulta tarea fácil para los sabaleros. Sin embargo, en los últimos meses suena fuerte una apuesta: “Es la hora del turismo”, dicen, cada día más convencidos, en el Centro Comercial e Industrial local. Y en ese rumbo se está trabajando desde hace un tiempo.
Coincidentemente, la entidad que nuclea a comerciantes e industriales estuvo inactiva durante 15 años. No obstante, el cierre de Fanapel, decretado en 2016, y el temor al arribo de una crisis de magnitudes insospechadas a la localidad provocaron el inicio de una etapa de reconstrucción del gremio de comerciantes locales.
Esa entidad, junto al municipio local, la Biblioteca Rodó, el Museo Puerto Sauce, entre otros actores, apuntan a la generación de un proyecto turístico. Y para lograrlo, entre otras cosas, apelaron al asesoramiento de María Julia Burgueño, historiadora, docente, especialista en patrimonio industrial.
Burgueño sostiene que el proceso que vive Juan Lacaze “hay que sentirlo, sufrirlo, porque es sentimiento; es como los duelos ante la muerte de los familiares o de una persona cercana”. “Hay que llorar, hay que sacar todo ese sentimiento que uno tiene, pero también hay que levantar la cabeza y mirar hacia adelante y ver qué hacemos ahora. Bueno: la propuesta sería turismo industrial, sin dudas”, plantea, interroga y responde Burgueño, en conversación con la diaria.
En esa línea, una de las iniciativas que ha tomado mayor fuerza dentro de la comunidad se enmarca en el rescate del patrimonio industrial y la creación del Museo Textil. Burgueño conoce muy bien a Juan Lacaze, su historia y el significado fabril. La historiadora fue llamada a colaborar en la conformación de ideas con el fin de generar alternativas sólidas para proyectar el turismo en la ciudad desde diferentes áreas. Y le encantó la idea.
Burgueño explicó que el circuito se debería focalizar no solamente en lo productivo de la textil sino en un circuito industrial más amplio y “con todo lo que formó lo que hoy es la ciudad”.
“Juan Lacaze tiene ese plus hoy que hay que mirarlo de esa manera. Tiene una riqueza muy especial para el desarrollo económico, es decir: 'no olvido, no desconozco, valoro la pérdida de las fuentes laborales tan importantes y lamento que haya sido de esta manera, pero también lo veo con ojos optimistas, pensando que el turismo industrial es una fuente de ingreso muy importante a nivel municipal, departamental y nacional” propuso.
Turismo industrial
Cuando se habla de patrimonio industrial no solo tiene que pensarse en lo que fue ese lugar, la gente, la producción y la comercialización de elementos preindustriales e industriales, “sino que también hay que pensar en el presente, que es darle esa activación adecuada a este patrimonio”, advirtió Burgueño.
En tanto, según la docente, “turismo industrial son dos palabritas que todavía nos cuesta a nosotros los uruguayos entenderlas como tal. Siempre cuando hablamos de turismo pensamos en sol y playa, en elementos históricos”. “Hay otros elementos que tienen mucha consideración en el mundo y entonces se tiene que comenzar a hacer en Uruguay que es el del turismo industrial”, reflexionó.
Museo Textil
El grupo conformado en el Centro Comercial apuesta a la creación de un museo industrial en el enorme edificio de la exCampomar y Soulas. Para Burgueño, consolidar ese objetivo permitiría generar un circuito turístico industrial que debería trascender los portones de aquella fábrica.
La historiadora indicó que la generación del turismo industrial “va a necesitar del museo, de lugares para visitar, de circuitos, de guías, de gente preparada y de la gente que luego lo difunda lo comercialice”. “Cierro los ojos y al museo me lo imagino como un lugar de conocimiento para quien no sabe del tema, pero con todo lo que pueda ser de creativo utilizando todos los elementos que hay, y que son muchos”, agregó.
Burgueño generó un inventario de elementos que aún se conservan en la antigua factoría textil. “Al recorrer el lugar la sensación que yo tenía era que me estaba hablando, la gente que trabajó allí me estaba hablando y diciendo lo que vivió, estoy hablando de los propietarios, del obrero, de la mujer obrera, de la Casa del Niño, las atenciones de la salud, del club CYSSA, del colegio María Auxiliadora, la parroquia San José Obrero y San Juan Bosco”.
“Es un tema de toda la ciudad de Juan Lacaze, porque no solamente hay que pensar en la textil, tenemos que ampliar la cabeza a toda una ciudad toda volcada hacia el turismo industrial”, insistió.
A la hora de pensar en el repertorio que podrá ofrecer el futuro museo industrial lacazino, Burgueño hizo referencia a la necesidad “de despertar los sentidos a los visitantes”. “Un museo tiene que ser el lugar donde yo mire, huela, escuche, sienta, que los sentidos estén a full porque eso es un museo, no un repositorio de objetos”, explicó.
De todas maneras, la historiadora advirtió que el “guión museográfico” será “trabajado” en una etapa posterior. “Tiene que hacerse con diferentes actores, entre ellos la Intendencia de Colonia que es la administradora del lugar y que tiene personal preparado para eso.” “Yo puedo aportar desde la historia, la investigación y el conocimiento sobre el patrimonio industrial”, señaló.
Para Burgueño la explanta de Fanapel debería estar incluida en el circuito, a pesar del deterioro que avanza sobre buena parte de la antigua estructura de la industria papelera. “Si pienso en este momento en un circuito industrial tengo que incluir todo eso que te nombré y tengo que incluir al puerto y a Fanapel. Es una sugerencia que hago”.
De la mano con el Anglo
Burgueño está convencida de que el turismo en Juan Lacaze “tiene futuro” y que esa propuesta debería unirse con el patrimonio industrial reconocido en otros puntos de país. En esa línea recuerda que las instalaciones del ex frigorífico Anglo, en el departamento de Río Negro, definido como “Paisaje Cultural Industrial de Fray Bentos, ha sido designado Patrimonio de la Humanidad por parte de Unesco.
“Si podemos lograr que haya una conexión directa entre Fray Bentos y todo el desarrollo agroindustrial alimentario, Juan Lacaze puede ser el foco del desarrollo del patrimonio industrial textil y papelero, pero también puede implicar el desarrollo de otras áreas de producción más directas.” “No tengo dudas, hay un corredor ahí. Es un corredor cercano y que se puede transitar”, aseveró.
“Recursos muy interesantes”
La idea de desarrollar el turismo en Juan Lacaze no es nueva. En efecto, al menos desde la década de 1960 han existido intentos de dar a conocer los atractivos de la localidad. Quizás la predominancia del modelo industrial en la mentalidad de sus habitantes sobre otras alternativas atentó contra la posibilidad de que esas pretensiones cuajaran con anterioridad.
Ahora, sin embargo, diferentes actores están convencidos de que ha llegado el momento de dar a conocer la historia local, de transformarla en un atractivo para atraer a potenciales visitantes. Al menos ya existe un proceso en marcha en esa dirección, y sus impulsores muestran entusiasmo y compromiso para lograrlo.
La directora ejecutiva de la Asociación Turística del departamento de Colonia, Andrea Schunk, es otra especialista que sigue de cerca ese proceso.
Schunk fue directora de Turismo de la Intendencia de Colonia y también trabajó en el departamento de Río Negro en la consolidación del circuito turístico “Paisaje Cultural Industrial de Fray Bentos”.
La especialista valora el proceso que se lleva adelante en la antigua ciudad industrial. “Está comenzando a apropiarse con más fuerza la idea de ser un destino turístico y se están alineando las posturas” de diferentes agencias que trabajan en este tema.
En diálogo con la diaria, Schunk destacó que Juan Lacaze “tiene recursos muy interesantes: su puerto, el patrimonio industrial, la figura de José Carbajal El Sabalero, la actividad deportiva, la gastronomía, algunos eventos muy emblemáticos, la cultura”.
Para Shunck resulta posible “generar turismo con pequeñas inversiones”. “Hay que identificar en qué se quiere invertir, pensar en etapas y después buscar fondos y oportunidades, porque hay distintos tipos de convocatorias y proyectos”. También destacó que “lo importante es tener un plan y coherencia, presentar cosas alcanzables, ir en etapas e ir logrando pequeños logros que también ayuden a que ese visitante que está llegando haga una actividad, genera un gasto, una oportunidad de trabajo y de a poco eso va a empezar a rodar”.
No obstante, advirtió que el desarrollo turístico “es muy difícil de lograr si no están trabajando en forma conjunta el sector privado y el público”. “Cada uno tiene una función que cumplir, y las cosas suceden cuando se articula entre los dos y cuando desde la comunidad surgen las ideas y el convencimiento en hacer estas cosas posibles”, concluyó.