No es fácil explicar esa suerte de realismo mágico que se vive en la ciudad de Florencio Sánchez, que tiene en este momento al alcalde Alfredo Sánchez procesado con prisión y a parte de su familia en idéntica situación.
Detenidos y procesados el alcalde, un edil departamental (hijo del alcalde) y dos concejales de ese municipio. La esposa del alcalde, la hija y la nuera están entre las personas que tuvieron que declarar y que presuntamente pueden también estar implicadas en los sucesos en cuestión. Dicen que cuando los Sánchez se reúnen, la gente del pueblo no sabe si es una sesión del Municipio o si están festejando un cumpleaños.
Seguramente que todos se imaginan que esta historia no comenzó la semana pasada. En Florencio Sánchez, los vecinos que no pertenecen al Club de Amigos de Sánchez, saben que la forma en que el caudillo ejerce el poder en el pueblo es totalmente abusiva.
Utilizando un estilo que parece más bien del siglo pasado, Sánchez hace y deshace como si fuera el dueño del pueblo; una especie de gran estanciero que favorece solo a sus amigos y que ignora con desdén a quienes no lo son.
No era raro ver en Florencio Sánchez alguna máquina municipal trabajando en predios privados, propiedad de algún amigo del alcalde. Las cunetas que se limpiaban, las calles que se bacheaban, los focos que se reparaban, siempre eran obras que algún amigo había solicitado. El que no es amigo de Sánchez, que se olvide de pedirle algo al Municipio. Así es el día a día de esta pequeña ciudad coloniense.
El día de las últimas elecciones, Sánchez fue denunciado ante la Corte por una delegada de Cabildo Abierto, porque estaba entregando listas a la puerta de uno de los circuitos céntricos de la ciudad. Por supuesto que no pasó nada con la denuncia.
Tampoco ocurrió nada con las que hizo el concejal del Frente Amplio, vinculada a los favores que Sánchez hacía a algunos vecinos y el olvido en el que dejaba a los otros. Cuando quien firma estas líneas denunció al alcalde por hacer ingresar al Municipio “a dedo” a cinco militantes del Partido Nacional, el intendente Carlos Moreira no movió ni un músculo.
Así como tampoco respondió el pedido de informes que le hicimos en 2019 cuando supimos que algunas motos que incautaba la Dirección de Tránsito eran devueltas a sus dueños sin mediar el pago de ninguna multa. Por supuesto que esas motos se devolvían solo a los amigos de Sánchez. Las otras motos, siguen en el depósito.
Por eso cuando hoy el intendente Moreira y su secretario Guillermo Rodríguez anuncian que van a iniciar una investigación administrativa sobre los hechos ocurridos, no puedo evitar pensar que nos están tomando el pelo, como siempre. Porque el intendente Moreira está al tanto de todo lo que ocurre en Florencio Sánchez desde hace años y no ha hecho nada por investigar ni tampoco por impedir los posibles delitos.
Hoy, cuando el caudillo que le juntaba votos cae preso, es fácil hacerse el justiciero, poner cara de asombrado y decir que investigaremos hasta las últimas consecuencias. Pero nada de esto puede ocultar que Moreira conocía en detalle todas las maniobras clientelísticas del alcalde Sánchez, sus acomodos y el abuso que siempre hizo de su posición de poder. Los asombrados de hoy son los cómplices de ayer.
José Luis Pittamiglio es edil departamental del Partido Socialista (FA).