Ante un nuevo conflicto en el panorama internacional, queremos repasar como se vivió la Segunda Guerra Mundial en Colonia del Sacramento, asomándonos a los periódicos del momento. En sus páginas, ya amarillentas, se entrelazan al calor del trajín cotidiano, las problemáticas locales con las noticias de los frentes de guerra.
La prensa, al igual que otras fuentes históricas, tiene componentes altamente subjetivos, por eso en ella no se debe buscar solamente información empírica, sino, y sobre todo, las preocupaciones y visiones culturales del período.
El periódico La Colonia, fundado en 1901 por el militar colorado Juan Bernassa y Jerez, para 1940 era administrado por Luis A. del Cerro. En su edición del 17 de febrero de ese año, figura un artículo “Permanente” donde se reclaman mejoras para los puertos de Colonia. Se menciona que durante 1939 más de cien mil personas pasaron por los mismos, siendo el principal punto de “entrada del turismo internacional”. Sin embargo: “no existe un muelle adecuado para embarcar y desembarcar pasajeros. No hay un pabellón para fiscalizar los equipajes, disponiéndose únicamente de una reducida casilla de madera en el puerto franco y de un estrecho saloncito en el muelle oficial. […] Así recibimos al turista, que viene atraído por la propaganda de nación balnearia, a dejarnos riqueza”. Hacía algunos años las autoridades nacionales habían anunciado, como complemento de la Ruta 1, realizar mejoras portuarias, pero esto todavía estaba en el plano de las promesas. Volviendo sobre dicha necesidad, el texto finalizaba: “Tenemos confianza que un sacudimiento de dignidad patriótica, los impulse al cumplimiento del deber”.
Otras dos notas referían a las gestiones del comité pro hipódromo, presidido por el doctor Solares, y a un altercado entre el intendente y la Junta Departamental por la supresión de dos cargos, elevándose el asunto al Poder Ejecutivo. La intendencia sostenía que la junta no tenía potestad para esta supresión, siendo la misma inconstitucional, posición que era respaldada por Presidencia. Cabe aclarar que el hipódromo se inauguraría a los dos años, llamándose la primera carrera “Nicolás Mihanovich hijo”, en homenaje al fundador de los Establecimientos del Real de San Carlos.
En la sección de “Sociales” se publicaba la cartelera del cine teatro Stella. Para esos días se ofrecía “El ídolo de la multitud” y “Prisioneros de la Tierra”, esta última “hablada en criollo.” La misma estaba inspirada “en relatos de Horacio Quiroga”, destacando por su “espectáculo de belleza y emoción extraordinario”, habiendo sido filmada “en las selvas y los ríos de Misiones y entre las ruinas jesuíticas de San Ignacio”.
Con respecto al conflicto bélico, en una página se incluían los “Principales hechos de la guerra”. Entre los mismos se encontraba la resistencia de las tropas finlandesas ante la ofensiva soviética y como el ejército francés había rechazado dos ataques alemanes en la zona del Sarre. A propósito se menciona: “El intenso frío impidió la realización de acciones de patrullas. Tampoco la aviación pudo realizar vuelos de reconocimiento a causa del fuerte viento”. Por su parte en Berlín, el mariscal Goering advertía a los agricultores alemanes que de ellos dependía “la victoria del Reich” y que “ni una sola hectárea de terreno” debía dejarse sin cultivar. Este pedido era sin duda atendible. El agro alemán, manifiesta el historiador James Holland, necesitaba reformarse, ya que la existencia de pequeñas granjas dificultaba la introducción de maquinaria, siendo imperativo pasar de explotaciones de escala reducida a otras de extensiones mayores.
En los años siguientes continuaría en la prensa el interés por la actividad portuaria, dando cuenta pormenorizada de sus movimientos.
El 20 de febrero de 1945 el periódico Vida Nueva ya se encontraba por su segundo año de existencia, siendo su administrador Roque Montenegro, perteneciente a la corriente batllista del Partido Colorado. Acerca de los puertos de Colonia publicaba que: “De acuerdo con los datos estadísticos respectivos, el movimiento total del pasaje internacional que pasó durante el mes de Enero p.p. por los puertos de Colonia, alcanzó la cifra de 15.601 pasajeros”.
En una nota de tipo editorial, por otra parte, se critican los dos años de gestión del gobierno municipal, describiéndolos como sin relieve, anodinos y mediocres. “El pueblo del Departamento ha sido hasta ahora como nunca defraudado en sus esperanzas por el actual gobierno municipal”. El mismo no había realizado ninguna obra pública ni estimulado las actividades productivas, reduciéndose a hacer “política proselitista del viejo cuño”, efectuando de manera clientelar “nombramientos, la designación de peones, la provisión de trabajos de diversa índole, la distribución de combustibles, el uso del rubro de viáticos, sus procedimientos todos, en suma, integran un plan de acción proselitista”. En la sección “Se dice”, ahondando en este planteo, se comentaba: “Que los vecinos de la Avenida Artigas no deben olvidar y uniéndose, defender su derecho a tener el pavimento que reclaman y que pagarán con su dinero y no con el de los politicastros”. La alta concepción de la cosa pública que tenían muchos batllistas, hacía que se despreciara esta práctica caudillista y clientelar, estimada como propia de tiempos pasados.
En las páginas finales, asimismo, se incluye una propaganda de la “Exposición agropecuaria departamental” para marzo de 1945. Estas exposiciones se venían celebrando desde la década de 1930.
Acerca de la guerra se incluía en la portada un artículo sobre la reconstrucción de Europa, donde se informaba que “a la hora de escribir estas líneas los ejércitos soviéticos están disputando a los nazi, casa por casa, la capital de Prusia y del Reich. Berlín, mucho antes de lo que imaginaron los superhombres del partido, es hoy frente de batalla”. Y se agregaba: “Dígase lo que [se] diga, los nazi –o sea lo mismo, los alemanes– han perdido la guerra, ‘su’ guerra, definitivamente y sin esperanzas.”
La Colonia, el 22 de febrero del mismo año, anuncia que el parlamento uruguayo aprobó la declaración de guerra a Alemania y Japón. “En ambas Cámaras, el único sector que votó en contra [fue] el herrerista, por considerar extemporánea la declaración de guerra”.
En la misma edición se comunicaba de los pasajeros movilizados durante enero por los puertos de Colonia, siendo 9075 procedentes de Buenos Aires y 6622 que se dirigieron a la Argentina.
El 3 de octubre de 1945 el periódico El Ideal ya iba por su tercer año. Sus directores eran los colorados batllistas doctores Carlos Cutinella y Daniel A. Fosalba. En sus páginas se informaba sobre distintas poblaciones del departamento, como Carmelo, Rosario, Boca de Rosario y Juan L. Lacaze. A propósito de esta última, se notificaba la construcción de viviendas económicas. “Informamos al pueblo que quedó firmado el contrato del terreno donde se van a levantar las viviendas económicas, habiéndose presentado ya la escrituración a favor del Instituto de Viviendas.[…] Sabemos que la noticia consignada ha de llenar de satisfacción a todos los habitantes de la Villa”.
En Colonia del Sacramento, en alusión a la situación internacional, el Centro Unión Cosmopolita estaba organizando un concurso literario por la celebración del Año de la Paz. “La Comisión Especial que, presidida por el doctor Rafael J. Fosalba, organiza bajo el patrocinio del Centro Unión Cosmopolita, un concurso literario en celebración de la Paz y en homenaje a las Naciones Unidas, ha dado término a la primera parte de su labor, consistente en la elección de los temas”. Los mismos, eran por demás variopintos. En poesía, por ejemplo, aparecían consignas como: “Canto a los luchadores de la Democracia”, “Exaltación de los pueblos mártires” e “Himno para la glorificación de Franklin Delano Roosevelt”; mientras que en prosa, los mismos referían a “Ensayo sobre la dignidad del hombre en la Democracia”, “La reforma agraria: fundamentación de la libertad económica del hombre americano” y “Receptividad y ordenación inmigratoria de los países americanos de postguerra”.
En el panorama mundial, finalmente, se exponían las consecuencias de la guerra, en este caso en relación a Japón. “El antiguo Shangai internacional está comenzando a resurgir” luego de estar “tanto tiempo bajo la ocupación de los japoneses”. Los nubarrones de la guerra parecían ya alejarse del todo.
Así se vivió la Segunda Guerra Mundial en Colonia, ambientando un diálogo a veces displicente y otras tenso, entre las urgencias del entorno inmediato y lo ecos sombríos del afuera.