El sello editorial coloniense Hurí Arte y Edición, dirigido por el profesor de literatura y poeta Leonardo Lesci, publicación tras publicación viene mensurando el territorio poético de Colonia y Uruguay, dando cabida a escritores consagrados y a otros emergentes. Hoy se suman a su catálogo los poemarios de Bulgarelli y Peruchena, en cuyas poéticas, líricas, tensas e imaginativas, se da cuenta de una realidad soterrada, de signo místico o surrealista, la cual se muestra en sordina o con sus bordes filosos.
Jimena Bulgarelli es una joven creadora oriunda de Canelones. En sus Plegarias del fauno, título que remite a la musical criatura de los mitos antiguos o a la más cercana y elusiva de la siesta mallarmeana, se pone en escena un “misticismo ecléctico y de matices primitivos”. En su discurso se dialoga con autores como Rimbaud, Artaud, Baudelaire y Goethe, emergiendo un trasfondo místico, en casos panteísta. Sus versos, despojados y en ocasiones similares a la poesía pura, también encuentran eco en poetas como Rilke, Yeats, Valéry y, en lengua castellana, Juan Ramón Jiménez. Así, se cumplen en su poesía los tres principios de El Libro Rojo de Hergest, citado por Robert Graves: “Los mitos, la potencia poética, un surtido de poesía antigua”. Pese a lo desmesurado que puede parecer el intento, la poeta sale bastante airosa.
“El gesto de la madre que pierde su cariño / De otoño a primavera / Es bueno cómo nada cambia / En mis sueños me nutro del dotado Nilo”. La madre primigenia que surge del mito, que marca el ciclo de las estaciones, dan la tónica al libro, el cual se desliza de manera fluyente, como un río. Esta fluencia remite a lo musical, lugar donde habita el secreto, donde mora el fauno: “Hay un pájaro azul / Y una flauta dulce / Veo niños que corren / Siento sus movimientos subiendo por mis pies”.
El misticismo, en otras secciones, da paso a la filosofía, a la metafísica, apareciendo el mundo como un vacío: “Vi el movimiento del viento / La irregularidad de cada existencia / De la propia […] Un río cálido / Estático y vacío”. En la última parte se hace presente la imagen de “Fausto, entrando con el perro”. Esta invitación a lo diabólico, o desde otra mirada, a la naturaleza, resuelve las dudas y angustias acumuladas a lo largo del libro. “Vengo de la iglesia / Caímos al río […] Como un dolor / En el río. / Somos salvajes por el río”. Lo salvaje es el perro de aguas entrando en el hogar de Fausto, lo salvaje es la promesa que nos da la poesía. Esa es su dicha, la dulce y mortífera copa de eternidad.
Con su primer libro, La magnolia es infinitamente más que una flor (Civiles iletrados, 2017), Lourdes Peruchena mostró una voz de extraña sensualidad y potencia, poco frecuente en el panorama uruguayo. La autora es, además, doctora en historia e investigadora en temas de género, y participa desde la década de los 90 en talleres literarios en Montevideo. En el prólogo de su nuevo libro, Una cierva colgando de la trampa, Claudia Magliano refiere que su poesía “se tensa y esparce una atmósfera terrible”. Leyendo sus poemas, en estructuras que van del verso libre a la prosa, brota la reflexión de Lezama Lima, en cuanto la poesía, que está sumergida en el mundo prelógico, no es “nunca ilógica”. El lenguaje abrupto, restallante, pleno de imágenes surreales que elabora la poeta, obedece a un marcado rigor interno, que regula cada poema y el conjunto del poemario.
El yo lírico, en este torneo o cacería creativa, es a la vez víctima y victimario –“Poeta-cierva”, dice Magliano–, construyendo un mundo a la par sufriente y gozoso, donde el lenguaje captura y libera a la presa/cazadora. Se afirma: “Estoy en esa cacería / huelo el rastro de quien huele mi rastro […] y el trofeo cuelga / de una pared / desconocida”. Aquello que atrapa el lenguaje, fragmentos de la infancia, deseos del cuerpo, quedan congelados en un lugar Otro, ya lejano, desconocido. Un texto previo concluye: “Lo esencial debes reclamarlo en la oficina des objets perdus”. Los despojos del lenguaje, esos que colecta la poesía, existen en el espacio de lo perdido, a la vista de todos y de nadie.
El humor y la ironía, centrales en esta poesía, brindan las claves para ingresar a la oficina, el código secreto para que las puertas se abran. El humor, la imagen surreal, son “la fauce / la fauce abierta / tremante / ansiosa / la fauce caníbal”, esa que es un pozo sin fondo, esa que se traga todo. Ir al lenguaje, a la poesía, también es pasar por lo salvaje, por un apetito que no encuentra medida. El lenguaje, al igual que una carnicería, “es un acto simple: / cortar, masticar, tragar / en cuerpo y alma un cuerpo y un alma”. Porque la poesía, animal esquivo, bicho a la intemperie, siempre está colgando de la trampa.
Lourdes Peruchena, Una cierva colgando de la trampa, Colonia del Sacramento, Hurí Arte y Edición, 2022, 67 páginas.
Jimena Bulgarelli, Plegarias del fauno, Colonia del Sacramento, Hurí Arte y Edición, 2023, 85 páginas.