En 2016 docentes y estudiantes del liceo 1 de Colonia del Sacramento, con la coordinación de la profesora de Química Florencia García, iniciaron una serie de actividades, bajo la denominación Operación Luciérnaga, para participar en el concurso de eficiencia energética para instituciones educativas que promovía el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM).

Esa experiencia resultó exitosa y la Operación Luciérnaga obtuvo el primer premio en ese concurso. El reconocimiento recibido consistió en un monto de dinero que permitió la realización de nuevas acciones en esa línea de trabajo.

Ocho años después, ese grupo de trabajo se mantiene vigente, con cambios en su conformación, que son producto del devenir de los adolescentes por las instituciones educativas.

Uno de los proyectos que durante este tiempo ha impulsado ese grupo ha sido Chau Mercurio, una iniciativa que apunta a realizar una campaña de información sobre las lámparas fluorescentes compactas (denominadas Lfc), promover su correcto descarte y formar una red de recolección de esos artefactos en distintas escuelas primarias del departamento de Colonia, explicó García a la diaria.

Liceales de Colonia durante la campaña para descartar de lámparas de mercurio.

Liceales de Colonia durante la campaña para descartar de lámparas de mercurio.

En 2023, con el apoyo económico de Fondo Región Colonia y Montes del Plata, Operación Luciérnaga desarrolló una campaña en varias instituciones educativas con el objetivo de que los niños transmitan a sus padres la necesidad de desarrollar un manejo adecuado de esas lámparas. “De esa manera se generaron talleres en escuelas de Colonia del Sacramento y Conchillas, y participamos en distintas exposiciones ecológicas y educativas, donde realizamos talleres y dinámicas de juegos con los asistentes”, explicó la docente.

Además, a través de esa movida, en esas instituciones educativas donde se desarrollaron las distintas acciones fueron instaladas cajas especiales para la correcta deposición de las lámparas previo al traslado a la planta especial, donde se realiza un adecuado descarte, comentó García.

Las lámparas Lfc eran utilizadas en el consumo doméstico, y son aquellas que tienen forma de espiral o dos paletas en forma de U invertida. “Esas lámparas tienen gas mercurio en su interior, y cuando se exponen a la atmósfera son contaminantes y dañan la salud”, advirtió la docente.

A la hora de recomendar qué hacer con aquellas lámparas Lfc que permancen activas en los hogares, García dijo que “son artefactos con una vida útil larga, por lo cual recomendamos que las sigan usando”, pero “hay que hacer hincapié en el correcto descarte, y no tirarlas con el resto de los residuos”.