El diputado del Frente Amplio por Colonia, Nicolás Viera, es una persona de intereses amplios. Por lo tanto, cuando el periodista lo convoca para hablar sobre cosas del presente que atañen a su función de representante en el Parlamento, esas conversaciones pueden desembocar en cuestiones históricas, religiosas, culturales, en el sentido antropológico del término.

Viera es maestro de profesión y antes de su labor parlamentaria se desempeñó como cronista en medios de prensa colonienses, de modo que el ejercicio de la escritura y de la comunicación ha formado parte de su devenir.

Asimismo, el actual diputado oriundo de Rosario ha sido custodio y divulgador de memorias y documentos de su localidad, y ese mismo esfuerzo lo ha puesto en la conservación de cartas y recuerdos de su familia.

Nicolás Viera, nacido en 1988, ha mostrado especial interés por el período histórico del terrorismo de Estado (1968-1985), sobre el que ha centrado su labor como investigador en el campo de la memorias sociales, así como sus preocupaciones por lo que aconteció en su familia en aquellos años.

En ese afán, Viera acaba de publicar el libro Querida vieja. Correspondencias desde la prisión política (1972-1984) (Ediciones del Berretín, 2024), que recoge la correspondencia enviada desde la cárcel por Homero Viera –padre de Nicolás– a su madre, Coqué, tal como la llamaban sus nietos.

Homero Viera fue militante del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T) y fue detenido en 1972 en un operativo en la zona de Ismael Cortinas, en el departamento de Flores. Estuvo preso 12 años, primero en el Grupo de Artillería 2, en Trinidad, y luego en la cárcel de Libertad, en San José.

Querida vieja surge tras el rescate de esas cartas que habían sido conservadas por Coqué. El autor del libro no sólo se detuvo a transcribirlas y ordenarlas en forma cronológica, sino que también aporta una introducción en la que reflexiona acerca de la importancia de la correspondencia como modo de conservación de los lazos familiares en contextos marcados por las distancias geográficas –o consecuencia de la reclusión, en este caso– y como documento que aporta información para la interpretación histórica y antropológica.

Foto del artículo 'Nicolás Viera presentará Querida vieja. Correspondencias desde la prisión política (1972-1984), el miércoles 2'

Con la expresión “Querida vieja” arranca cada una de las más de 60 cartas escritas por Viera que sortearon la censura impuesta en las cárceles y llegaron hasta las manos de su madre. En esos textos Viera narra sus vivencias en los centros de reclusión y la necesidad de satisfacer las urgencias cotidianas –como la de contar con dinero para comprar algunos alimentos y enseres dentro de los establecimentos carcelarios–, pero también se detiene a abordar temas familiares, como el nacimiento de su hijo, Homero Mario, ocurrido a poco de haber sido detenido.

En esas cartas también aparecen menciones a quien era su pareja al momento de haber sido detenido, a sus hermanas mellizas (“las repetidas”), a sus sobrinos, a su padre ya fallecido, a los amigos de la ciudad y hasta a los resultados de la liga de fútbol rosarina.

Además, a riesgo de sufrir la censura de los militares que leían las cartas antes de que llegaran a su madre, Homero también escribió sobre la situación que atravesaba el país, así como sobre sus compañeros de prisión. “Nada, absolutamente, en este terreno es fácil; no obstante, debemos luchar por despojarnos de intereses personales y mezquinos que sólo logran empañar nuestra estatura en la historia. Ahora es el momento de que se nos escape una lágrima por los que no están o por los que están pero en condiciones infrahumanas, o una lágrima de rabia por los grandes culpables que guardaron ese silencio que hoy la historia condena por dejarnos esto así como está”, escribió en abril de 1973, a dos meses y pocos días de que se concretara el golpe de Estado en Uruguay.

En la cárcel, Homero Viera pudo dedicarse a la pintura, al dibujo y a las manualidades. A diez años de haber sido detenido, el militante preso en Libertad relata los avances logrados en esas materias: “Los comienzos fueron de entretenimiento ciego, sin orientación ni enseñanzas. Serias dificultades entre mis ganas y el desgano de esta mano obligada. La única indicación era buscar soltura en la pincelada no afirmándome y tomando el pincel de bien atrás; yo agregué, con muy buen resultado, la participación de la otra mano que, salvo el lápiz, es la que maneja todas las herramientas que he tocado. Ahora en esto soy ambidiestro siendo una gran comodidad para muchos trazos”.

Las cartas y dibujos trazados por Viera en el encierro, que estuvieron contenidos en una cajita durante más de tres décadas, finalmente son rescatados y expuestos por la labor –también militante– de su hijo Nicolás, que asumió la misión de recopilar y liberar las memorias, ahora en formato de libro.

Querida vieja. Correspondencias desde la prisión política (1972-1984). Ediciones del Berretín, 2024, Montevideo.