Para la historiadora Camila Perochena, el presidente argentino “tiene ideas parecidas a las de Menem, pero una concepción agonista similar a la de Cristina Kirchner”
La elección fue una competencia contra el pasado: el peronismo planteaba su repudio al pasado autoritario anterior a 1983 encarnado por Javier Milei, mientras que los libertarios rechazaban el pasado reciente de recesión económica encarnado por la “casta”; ganó la segunda opción
Todo esto completó un combo que combinaba un neoliberalismo talibán con algunos delirios cósmicos. Dicho sintéticamente: se pasaron de rosca, se sobregiraron, embriagados por el triunfo.
La victoria de Javier Milei se explica por el fracaso del neoliberalismo de Macri y del estatalismo blando del Frente de Todos. Sin embargo, Milei no escapa a la maldición de la encrucijada argentina, aquella que sentencia que un triunfo electoral no es sinónimo de la capacidad de imponer un proyecto político.