La coyuntura actual exige el establecimiento de un pacto de reconstrucción nacional, no con las dirigencias partidarias, sino con la ciudadanía en su conjunto.
¿Por qué no visibilizamos aspectos como el programa departamental y colocamos en el centro de la discusión el o los modelos de ciudad que pretendemos impulsar para mejorar la calidad de vida de los y las montevideanas?
Uruguay necesita un cambio en las políticas entabladas por el gobierno de Lacalle Pou, pero no podemos ni debemos gobernar sin escuchar a una parte de la sociedad que discrepa con varios puntos de nuestro proyecto.
Producto de la desesperación, del enojo o de la preocupación por los sondeos de opinión pública se le oculta a la ciudadanía cuál es la verdadera cara de la “renovación”: la de la mentira.
La persecución a líderes opositores, el miedo en las calles y la poca legitimidad del régimen venezolano se convirtió en una marea democrática que optó sin dudas por un cambio de gobierno en Venezuela.
Astesiano sólo fue una pequeña ficha de ajedrez de un entramado mucho mayor que develó la complicidad de altas jerarquías políticas en favor de sus “correligionarios”.
Hoy, como sociedad, enfrentamos nuevos desafíos y la juventud desempeña un papel crucial en ello. Desde el Frente Amplio debemos ampliar los mecanismos que generen contenido político e ideológico.
Qué mejor defensa del patrimonio nacional y de una verdadera soberanía que proclamar bien fuerte el empeño por una sociedad que respete los derechos humanos y que siga la búsqueda de aquellos que no están.
En cualquier país del mundo donde prime la cordura, los mandos más altos asumen la responsabilidad moral y política sobre estos lamentables hechos y piden perdón a la ciudadanía.