Astesiano sólo fue una pequeña ficha de ajedrez de un entramado mucho mayor que develó la complicidad de altas jerarquías políticas en favor de sus “correligionarios”.
Hoy, como sociedad, enfrentamos nuevos desafíos y la juventud desempeña un papel crucial en ello. Desde el Frente Amplio debemos ampliar los mecanismos que generen contenido político e ideológico.
Qué mejor defensa del patrimonio nacional y de una verdadera soberanía que proclamar bien fuerte el empeño por una sociedad que respete los derechos humanos y que siga la búsqueda de aquellos que no están.
En cualquier país del mundo donde prime la cordura, los mandos más altos asumen la responsabilidad moral y política sobre estos lamentables hechos y piden perdón a la ciudadanía.